Los países en los que ha nacido nada menos que una cuarta parte de la población mundial se enfrentan a un riesgo mucho más urgente de lo que se pensaba: el peligro de quedarse sin agua corriente. De la India a Irán, pasando por Bostwana, 17 países de todo el mundo están en un niveles elevadísimos de riego de desavastecimiento de agua corriente, lo que implica que están usando prácticamente todo el agua del que disponen, según datos del Instituto de Recursos Mundiales hechos públicos este martes.
Muchas de las naciones afectadas son áridas de por sí, pero otras están despilfarrando el agua que poseen. Algunas se apoyan en exceso en sus aguas subterráneas, que tendrían que guardar y racional para épocas de sequía, según ha resaltado The New York Times.
En los países afectados se encuentran algunas de las ciudades más sedientas del mundo, que han afrontado recortes de agua recientemente, como la brasileña Sao Paolo, la india Chennai y la surafricana Ciudad del Cabo, que en 2018 llegó al llamado Día Cero, en el que se vaciaron sus embalses casi por completo.
"Es muy probable que veamos más días como esos en el futuro", declaró Betsy Otto, que dirige el programa global de agua en el Instituto. "La situación es alarmante en muchos lugares alrededor del mundo".
El cambio climático aumenta aún más el riesgo. La lluvia se convierte en un fenómeno errático y cada vez se puede confiar menos en los suministros naturales de agua. Al mismo tiempo, como los días son cada vez más calurosos, más agua se evapora de las reservas naturales al mismo tiempo que crece su demanda.
Los lugares con más problemas están a menudo malditos por dos fenómenos extremos. Así, Sao Paolo fue acosada por riadas tan sólo un año después de que sus embalses casi se secaran, mientras que Chennai sufrió unas inundaciones fatales hace tan sólo cuatro años y ahora apenas tiene reservas de agua.
La capital de México, el DF, se está comiendo sus aguas subterráneas tan rápido, que la ciudad está en práctico riesgo de hundirse literalmente. Daca, la capital de Bangladesh, se apoya tanto en sus aguas subterráneas para que sus habitantes beban y las empresas que fabrican la ropa que se viste en Occidente puedan seguir funcionando, que tiene que recurrir a acuíferos situados a cientos de metros de profundidad.
El Instituto de Recursos Mundiales ha cifrado en 33 el número de ciudades con más de tres millones de habitantes -en total, tendría más de 255 millones- que se enfrenta a este problema de forma urgente, con repercusiones importantes para la salud pública y la paz social. El número se espera que aumente a 45 en apenas 11 años.