Cualquiera que haya tenido un perro -o vivido cerca de uno- sabe que se trata de animales pasionales. Poco dados a la reflexión, lo que les gusta les gusta -y no dudan en salivar frente a ello- y lo que no, no.
A pesar de que estas mascotas suelen querer a sus amos por encima de todas las cosas, hay comportamientos de los mismos hacía ellos que no les gustan nada, aunque los acepten como un peaje más a cambio de casa y comida.
Sin embargo, estas cosas no suelen ser concretas, como lo son en los humanos, porque los perros tienen algo parecido a personalidad, incluyendo sus propias fobias y sujetos de adoración. Así lo explicó al portal especializado IFLscience la investigadora de la Columbia University Alexandra Horowitz, especializada en comportamiento y cognición canina.
Sin embargo, si que hay algunos comportamientos que se podría decir que son universalmente odiados por los perros, aunque no todos reaccionan igual a ellos y es importante conocer los síntomas de estrés en estos animales.
Así, Horowitz subraya actitudes o cosas que los dueños hacen con sus mascotas que a éstas les molestan profundamente. Lo peor -para ellos- es que se trata de comportamientos muy habituales de los humanos hacia sus perros algo que, una vez que se leen, tiene toda la lógica.
Tirar de ellos al oler
"Los humanos no valoramos demasiado los olores, pero los perros viven en un mundo olfativo. Cuando vas a pasear con tu perro, está a la vez mirando y oliendo pero, sobre todo, estás mirando. Los perros sobre todo huelen", comenta.
"Así que la persona que pasea a sus perros atados a una correa y constantemente les aleja de sus intentos de oler cada esquina, cada extintor, objetos en la hierba invisibles para el ojo humano... eso es horrible para el perro. Lo único que ellos quieren es conocer el mundo", añade la experta.
Encerrarlos en fiestas
A los perros les estresan los fuegos artificiales y los petardos, algo bien conocido por cualquiera que posea alguna de esta mascota. Obviamente, ellos no entienden que este ruido estruendoso sirve para conmemorar fechas o acontecimientos, por mucho que intentemos explicárselo.
Así que lo que deducen -si se puede aplicar este verbo a los animales- es que el cielo se está viniendo abajo. Por eso, es habitual que sus amos tiendan a encerrarlos en una habitación, para que se sientan seguros allí.
El resultado es justo el contrario; lo más seguro es que intenten escapar del ruido y que al toparse con una puerta cerrada lleguen incluso a autolesionarse. Lo que la especialista recomienda es que se cree un "espacio seguro" para ellos, pero nunca cerrado o donde se sientan atrapados.
No darles independencia
Al contrario que los gatos, los perros son conocidos por ser los más fieles compañeros y esa capacidad por mantenerse constantemente al lado de sus amos es una de las razones por las que son animales muy queridos. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de seres individuales, no de una extensión de nosotros mismos. Por esta razón, necesitan cierto grado de independencia.
Dejarlos con extraños
Diversos estudios han demostrado que a los perros les gustan los sitios nuevos, pero con una condición: estar en ellos con la gente con la que viven habitualmente. Un estudio publicado en 2014 demostró que los perros sufrían estrés cuando les colocaban en un sitio nuevo con gente desconocida. El ejemplo perfecto: las guarderías caninas que permiten a los dueños irse de vacaciones sin cargas.
Pasearlos a deshora
Pasear al perro es beneficioso desde el punto de vista psicológico, social y fisiológico, tanto para el humano como para el animal, pero existen ciertos momentos del día en algunas temporadas en las que ese paseo les puede causar estrés.
Los ejemplos que pone la experta son bastante obvios, como no sacar al animal a mediodía en plena ola de calor.