Estados Unidos fue el país donde más ataques no provocados de tiburones a humanos hubo en 2019, un año en el que se produjo un notable descenso en el número de esos incidentes pero se mantuvo el promedio de muertes causadas por los escualos, de acuerdo con el informe anual de una entidad científica de la Universidad de Florida.
De los 64 ataques no provocados de tiburones confirmados en 2019, que contrastan con un promedio de 82 en los últimos cinco años, 41 fueron en aguas estadounidenses y de estos 21 en Florida, 9 en Hawai, tres en California y tres en Carolina del Norte.
Los otros países donde hubo ese tipo de ataques fueron Australia (11), Islas Bahamas (2), Sudáfrica (2), el archipiélago atlántico español de las Canarias (1), México (1), Cuba (1), Israel (1), Guam (1), Polinesia francesa (1), islas caribeñas (1), Nueva Caledonia (1) e isla de la Reunión (1).
El informe del Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF), que lleva recopilando datos desde 1958 y tiene su sede en Gainesville, en el norte de Florida, cifra en cinco las muertes de personas atacadas por escualos que fallecieron, pero destaca que solo dos, en Bahamas y la Reunión, fueron en incidentes no provocados.
ISAF considera ataques no provocados los que ocurren en el hábitat natural del tiburón sin que el humano haya hecho nada que pueda incitar a esos animales. Casi siempre su ocurrencia es superior a la de los ataques provocados, que, según ISAF, fueron 41 en 2019.
Los surfistas y otros practicantes de deportes acuáticos con tablas fueron los más atacados en 2019, como ocurrió en 2018. Un 53 % de las víctimas de escualos el año pasado pertenecían a esa categoría.
Una particularidad de 2019 fue que los tiburones dieron más "mordiscos de galleta" que en los cinco años anteriores, es decir pequeñas dentelladas que no causan al mordido grandes daños.
Como en los informes de años anteriores, los científicos de ISAF, dirigidos por Gavin Neylor, subrayan la importancia de los tiburones para la salud de los océanos y destacan que la población de la mayoría de las especies de esos depredadores marinos está en declive debido a la sobrepesca y a la pérdida de su hábitat por la acción humana.
Como ejemplo de que pese a la mala fama, los tiburones no son un gran peligro para los humanos, mencionan que las muertes de personas atacadas por tiburones son escasas, mientras que los pescadores acaban con más de 100 millones de ejemplares de tiburones y rayas cada año.
"La evidencia regional demuestra que cuando se aplican medidas de protección, las poblaciones de esos animales se recuperan, pero como los tiburones y la rayas son lentos para reproducirse, pueden pasar varias décadas hasta que las poblaciones lleguen a recuperarse hasta un punto en que no necesiten protección", señala el informe de ISAF, que forma parte del Programa de Investigación de Tiburones de la Universidad de Florida.
Según informa ISAF en su web, el primer ataque de tiburón del año 2020 se produjo el 5 de enero cerca de la isla Cull, en Australia, y se cree que fue fatal para la víctima, un buceador que está desaparecido tras su encontronazo con lo que se cree que era un tiburón blanco (Carchorodon carcharias) por la descripción que hizo otro buceador que no pudo hacer nada para salvarlo.