La alegre voz que canta Cumpleaños feliz desde el interior de una tarjeta de felicitación puede ser un horror para los recicladores locales. Estas tarjetas, que reproducen una grabación cuando se abren, pueden parecer un simple cartón y acabar en la papelera de reciclaje accidentalmente. Pero su interior está repleto de productos electrónicos baratos y baterías tóxicas que complican su reciclaje.
Cada vez es más común encontrar productos o envases fabricados a base de una mezcla de materiales, una tendencia en aumento que complica la recuperación de materiales reutilizables, según apuntan los expertos. Las tarjetas con música son solo un ejemplo.
"Yo los llamo híbridos horribles", apunta al diario The Guardian Heidi Sanborn, al frente del National Stewardship Action Council, una red californiana que promueve la economía circular. "Están hechos de múltiples materiales o materiales que son imposibles de reciclar. Es una mezcla de cosas", añade.
Así, las tarjetas con música y otros productos con pequeños componentes electrónicos en su interior, como la ropa o las zapatillas, son especialmente molestos para los recicladores. Pero no solo por los desechos electrónicos tóxicos, sino porque las baterías con frecuencia acaban aplastadas por la maquinaria dentro de las plantas de reciclaje y causan incendios.
"Uno de los mayores problemas para los recicladores en este momento son todos los productos que contienen baterías de iones de litio, como las tarjetas musicales, los globos y otros productos novedosos", explica Kate Bailey, directora de investigación de Eco-Cycle, un reciclador de Boulder, Colorado. "Estas baterías pueden chispear fácilmente cuando quedan atrapadas entre los equipos de procesamiento y pueden provocar incendios desastrosos en el centro de reciclaje", añade esta experta.
Así, los recicladores instan a los fabricantes a simplificar sus productos para que sea más fácilmente reciclables. Pero animan a los consumidores a buscar productos reciclables y a votar con su dinero. Para sustituir a las tarjetas musicales, la opción más sostenibles es comprar una de papel reciclado o hacer una casera.
Otros productos problemáticos
El brik es otro envase híbrido difícil de reciclar ya que es complicado separar todos sus materiales. Se trata de un envase multicapa fabricado a base de un 75% de cartón, un 20% de plástico polietileno y un 5% de aluminio.
Otra amenaza cada vez mayor es la moda de envasar todo tipo de productos en pequeñas bolsas de plástico. Un ejemplo: un paquete de pan tostado cuyas rebanas se encuentran subdivididas en bolsas plásticas más pequeñas. A estas se suman las pequeñas bolsas transparentes que se utilizan en la cocina para fraccionar o conservar alimentos. Los recicladores dicen que son prácticamente imposibles de reciclar y que son carne de cañón para terminar en el océano.
Las etiquetas de plástico de los productos también son un problema cada vez mayor. En muchos casos son envoltorios no reciclables, con llamativos colores, que envuelven botellas y latas perfectamente reciclables. Por ejemplo, los envases de muchos productos de limpieza están hechos de polietileno de alta densidad, que pueden reciclarse fácilmente. Pero las etiquetas que hacen más atractivo el envase no son reciclables.
Una opción más sostenible es buscar envases de color claro o blanco que lleven la etiqueta impresa en la botella. Aún mejor será elegir marcas que utilicen plástico reciclado para sus envases.
Crece la producción de plástico
Los plásticos desechables de un solo, que se utilizan unos minutos y tardan años en descomponerse, se han convertido en una plaga. Los microplásticos se han localizado en el estómago de pájaros y peces, en playas vírgenes en países remotos e incluso se han detectado en cantidades microscópicas en el agua de lluvia.
Los estudios también han demostrado que la proliferación del plástico de un solo uso está acelerando el cambio climático ya que contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero en cada etapa de su ciclo de vida, desde su producción hasta su gestión como residuos.
Si bien los grupos ambientalistas que luchan por reducir el uso de plásticos desechables han ganado visibilidad en los últimos años, la industria petrolera está invirtiendo fuertemente en un gran aumento de la producción de plástico, que la industria espera crecer en un 40% para 2030, según informa el diario británico.
El aumento en la producción será impulsado por el gas de lutita, muy barato, que fluye desde el auge del fracking estadounidense. The Guardian apunta que la industria petroquímica ya ha invertido 200.000 millones dólares para construir nuevas plantas para separar el etano del gas y producir el etileno necesario para fabricar plásticos. Se planean otras inversiones de 100.000 millones.
La industria a menudo apunta al reciclaje como la solución a todos estos nuevos plásticos. Sin embargo, solo una fracción de estos terminan reciclados. Este problema creció cuando China cerró sus puertas en 2018 al diluvio de plástico que recibía de otros países.
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