La economía consigue lo que los ecologistas no: adiós a la caza de ballenas
Por segundo año consecutivo, Islandia no cazará ninguna ballena. Ésta práctica puede estar cerca de llegar a su fin de forma permanente.
6 mayo, 2020 02:54Noticias relacionadas
En 1982, la Comisión Ballenera Internacional (CBI, por sus siglas en inglés), de la cual Islandia es miembro, acordó detener toda caza comercial de ballenas para 1986. Sin embargo, tanto Islandia, como Japón y Noruega, han continuado con esta actividad. No obstante, en los últimos años, a medida que cambia la opinión pública y disminuye el consumo de carne de ballena, la caza de este animal puede estar cerca de llegar a su fin de forma permanente en Islandia y, posiblemente, en el mundo.
Desde la prohibición de 1986, Islandia ha cazado más de 1.700 ballenas, siendo las ballenas minke y ballenas de aleta las especies más capturadas. Si bien la mayoría de la carne de ballena de aleta se envía a Japón, la carne de ballena minke normalmente se sirve a los turistas que visitan Islandia, a pesar de que no es un plato tradicional del país. Pero este 2020, por segundo año consecutivo, Islandia no cazará ninguna. Así lo han anunciado las dos compañías balleneras del país.
Una de las dos empresas, IP-Utgerd, especializada en la caza de ballenas minke, le dijo a la agencia AFP el 24 de abril que suspende la actividad de forma permanente. "Nunca más voy a cazar ballenas. Lo dejo para siempre", apuntó Gunnar Bergmann Jonsson, director gerente de IP-Utgerd. Según Jonsson, las regulaciones gubernamentales aprobadas en 2017, que ampliaron los dos santuarios de ballenas de Islandia más allá de la costa, hicieron que la caza de ballenas se volviera demasiado cara para que la compañía continuara.
Si bien el aumento de los costos es la razón principal para que la IP-Utgerd decidiera abandonar la caza de ballenas minke, muchos defensores de estos mamíferos marinos celebran la decisión de la compañía. Por su parte, Kristján Loftsson, director de Hvalur, la otra única empresa ballenera del país, le dijo al periódico islandés Morgunbladid que sus barcos no saldrán este verano.
Tras estas declaraciones, Patrick Ramage del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) dijo que su grupo "... saluda y elogia a nuestros socios y amigos de toda la vida en Islandia que han estado trabajando para poner fin a la cruel matanza de ballenas de aleta y minke en aguas islandesas y que finalmente acaba con el consumo de carne de ballena por turistas internacionales".
Por su parte, IFAW ha co-liderado la campaña "Conócenos, no nos comas" en Islandia con IceWhale, que alienta a los turistas a observar ballenas en lugar de comer su carne durante su visita.
We are overjoyed to say that after years of dedicated WDC campaigning, Icelandic minke whale hunts are ending. This is why we do what we do! 🙌 #stopwhaling
— Whale and Dolphin Conservation (WDC) (@whalesorg) April 27, 2020
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Aunque Hvalur hf, que caza ballenas de aleta, anunció que no cazará este año, no ha declarado un final permanente a esta práctica, a pesar de la falta de rentabilidad en los últimos años. Los barcos de Hvalur también se quedaron en el puerto en 2019. Una de las razones es que Japón se ha convertido en un mercado difícil. El consumo de carne de ballena en el país asiático lleva años cayendo.
"Ahora es el momento de que Kristjan Loftsson (propietario de Hvalur hf) cuelgue sus arpones y que Islandia se convierta en una nación ética para la observación de ballenas", declaró Rob Read, director de operaciones de Sea Shepherd Reino Unido y coordinador de la Operación Mjölnir, que ha documentado las actividades de caza de ballenas de Hvalur hf desde 2018.
Islandia no es el único país reacio a dejar de cazar ballenas. El año pasado, Japón provocó protestas internacionales con su decisión de abandonar la CBI y reanudar la caza comercial de ballenas, incluida la caza de ballenas minke. Sin embargo, como Hvalur hf, los balleneros japoneses están teniendo problemas para obtener ganancias. Loftsson le dijo al Morgunbladid que los subsidios del gobierno japonés mantienen a flote a los balleneros locales y hacen que su compañía no pueda competir.
Con los beneficios y la demanda de los consumidores a la baja, la caza de ballenas puede estar llegando a su fin, según reporta Forbes.