La mitad de los peces del planeta, en peligro: así afecta el calentamiento a su reproducción
Hasta el 60% de las especies pueden verse obligadas a abandonar sus zonas de desove por el aumento de la temperatura del agua, según un estudio.
5 julio, 2020 01:50Noticias relacionadas
El aumento de la temperatura del agua podría poner en peligro el apareamiento de muchas especies de peces, según constata un estudio, que apunta que, en el futuro, hasta el 60% pueden verse obligadas a abandonar sus zonas tradicionales de desove.
Esta es la principal conclusión de una investigación sobre los efectos de la crisis climática en las poblaciones de peces de todo el mundo que se publica en la revista Science; está liderada por el Instituto alemán Alfred Wegener.
Según sus conclusiones, los riesgos para los peces son mucho más elevados de lo que se creía anteriormente, sobre todo teniendo en cuenta que en ciertas etapas del desarrollo son especialmente sensibles al aumento de las temperaturas del agua.
Y es que, "un cuello de botella crítico" en el ciclo de vida de los peces es su baja tolerancia al calor durante el apareamiento.
Por tanto, la temperatura del agua en sus zonas de desove determina en gran medida el éxito de su reproducción, lo que hace que los peces sean particularmente vulnerables a los impactos de la emergencia climática, no solo en el océano, sino también en lagos, estanques y ríos, informa el Instituto Alfred Wegener en una nota.
Se sabe que las necesidades energéticas de humanos y animales dependen de la temperatura: cuando hace más calor, la necesidad de energía aumenta exponencialmente, y con ella, la necesidad de oxígeno.
Los organismos solo pueden adaptarse al aumento de las temperaturas proporcionando a sus cuerpos más oxígeno. Sin embargo, hay ciertos límites específicos de cada especie en esta capacidad, que, si se superan, pueden provocar un colapso cardiovascular, detallan los autores.
Basándose en este conocimiento, los expertos del Instituto Alfred Wegener, del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina (AWI), examinaron en qué fases de la vida son más sensibles al calor los peces de agua salada y dulce del mundo.
El estudio
Para ello, recopilaron datos científicos sobre la tolerancia a la temperatura de 694 especies de peces y analizaron los rangos dentro de los cuales estos pueden sobrevivir como adultos listos para aparearse, como embriones en los huevos, como larvas y como adultos fuera de la temporada de apareamiento.
Los hallazgos muestran que embriones en huevos y adultos preparados para aparearse son más sensibles al calor que los peces en la etapa larval o que los adultos sexualmente maduros fuera de la temporada de apareamiento, resume Flemming Dahlke, primer autor y biólogo marino del AWI.
"En el promedio mundial, por ejemplo, los adultos fuera de la temporada de apareamiento pueden sobrevivir en aguas hasta 10 grados centígrados más calientes que los adultos listos para aparearse o los huevos de peces", señala. Esto se debe a la anatomía de los peces: por ejemplo, los embriones de los peces no tienen branquias que les permitan coger más oxígeno.
El equipo de investigadores analizó además en qué medida la temperatura del agua en las zonas de desove de las especies investigadas aumentaría debido al cambio climático. Con este fin, emplearon nuevos escenarios climáticos, que también se utilizarán en el próximo informe de evaluación del IPCC.
En peligro el 60% de especies
Sus conclusiones confirman que cada grado centígrado de calentamiento supone más problemas para las poblaciones de peces del mundo.
"Si los seres humanos podemos limitar con éxito el calentamiento climático a 1,5 grados centígrados para el 2100, sólo el 10% de las especies de peces que investigamos se verán obligadas a abandonar sus zonas tradicionales de desove debido al aumento de las temperaturas", explica Hans-Otto Pörtner.
Por el contrario, si las emisiones de gases de efecto invernadero se mantienen a un nivel alto o muy alto, es probable que se produzca un calentamiento medio de 5 grados centígrados o más, lo que pondría en peligro hasta el 60% de todas las especies de peces.
Estas se verían entonces obligadas a adaptarse mediante la evolución biológica -un proceso que probablemente llevaría demasiado tiempo- o a aparearse en otra época del año o en otro lugar.