Avobenzona, oxibenzona y octocrileno son algunos de los componentes químicos que se incluyen en las cremas solares para proteger la piel de los rayos ultravioletas (UV). Aunque a esas dosis son inocuos para los humanos, sí generan problemas en los ecosistemas de agua dulce cuando el protector solar de la piel se libera al nadar.
Según un estudio, liderado por biólogos de la Universidad de Alberta (Canadá), la exposición prolongada a estos filtros solares es letal para ciertos organismos, como las pulgas de agua, también conocidas como dafnias (Daphnia magna), unos diminutos crustáceos, de entre cinco y seis milímetros de longitud. Los resultados se publican en la revista Science of the Total Environment.
"Sabemos que los filtros UV son particularmente devastadores para los arrecifes de coral porque los blanquean, pero casi no se han realizado estudios sobre los efectos en los animales de agua dulce", indica Aaron Boyd, investigador en el departamento de Ciencias Biológicas de la universidad canadiense y autor principal del trabajo.
Para comprobarlo, el equipo de investigación examinó los efectos de los filtros UV en las pulgas de agua, unos diminutos organismos que se alimentan de fitoplancton.
Un experimento con pulgas de agua
Los científicos mostraron que la presencia de filtros UV en el agua durante 48 horas impidió que los pequeños crustáceos nadaran alrededor. Cuando la exposición superó los 14 días, un periodo similar al que podría ocurrir cerca de las áreas de playas concurridas, el impacto fue letal para las dafnias.
"Esto es particularmente nocivo para el ecosistema de agua dulce en su conjunto, ya que las pulgas de agua son una parte importante de la cadena alimentaria de muchas especies más pequeñas de peces", señala Boyd.
"La pérdida de una población de Daphnia pondría a todas las especies que dependen de ellas en riesgo de morir de hambre y, en determinadas condiciones, podría provocar el colapso del ecosistema local", advierte el científico.
Sin embargo, el experimento mostró que los crustáceos eran capaces de recuperarse una vez que se eliminaba la contaminación. Para los investigadores, es una buena señal para la recuperación ambiental.
"Estos químicos son de corta duración en el medio ambiente, por lo que si eliminamos las fuentes de contaminación, existe una posibilidad razonable de que los organismos en esos ambientes se recuperen", subraya Boyd, que pide más investigación para comprender mejor el impacto a largo plazo de estos filtros.