Por qué tras el desplome del ozono en España se sigue respirando aire contaminado
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La disminución de las emisiones por las restricciones a la movilidad impuestas por la crisis de la covid ha reducido la contaminación por ozono en un 41 % respecto al periodo 2012-2019, una mejora sin precedentes de la calidad del aire, aunque casi 36 millones de españoles siguen respirando este gas contaminante, según un informe de Ecologistas en Acción.
Así se desprende del estudio La contaminación por ozono en el Estado español en 2020, que recopila los datos recogidos en 483 estaciones de medición entre el 1 de enero y el 30 de septiembre pasados, tomando como referencia las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los valores recogidos en la ley española, que son menos ambiciosos.
Pero, ¿qué es exactamente el ozono? Se trata de un contaminante muy complejo, que no tiene una fuente humana directa sino que se forma en la superficie terrestre en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva.
El informe toma como referencia el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo al cual el aire contaminado por ozono ha afectado en 2020 a 35,7 millones de personas, el 76 % de su población, es decir, tres de cada cuatro españoles han respirado un aire con más ozono del recomendado por la OMS.
Pero si se considera el valor establecido por la ley española y europea, más laxo que el de la OMS, la población que ha respirado aire contaminado sería de 4,4 millones de personas, entre cinco y siete millones de afectados menos que en años anteriores, la cifra más baja desde la entrada en vigor del objetivo legal, en 2010. Es decir, uno de cada diez españoles ha respirado un aire que incumple el estándar legal de ozono.
Esta disminución del 41 % de la contaminación por ozono se ha repartido de forma "homogénea" por toda España, ha explicado el coordinador del informe Miguel Ángel Ceballos, siendo "significativa" en el noroeste peninsular, Pirineos, valle del Ebro, Tarragona, Valencia y Baleares.
El estudio señala que Madrid, las provincias del sistema Central, norte de Valencia y zonas de Cataluña registran niveles de ozono superiores a los que permite la legislación española, aunque si se atiende a los objetivos de la OMS, casi todo el territorio español, excepto Galicia y la cornisa cantábrica, superan las recomendaciones de la OMS.
Los más afectados
Durante 2020, los territorios más afectados por el ozono troposférico se han repartido entre las comunidades de Madrid, Extremadura, Castilla-La Mancha y Castilla y León, el interior de Cataluña, Comunidad Valenciana, y la ciudad de Córdoba.
A diferencia del ozono estratosférico, que cimenta la capa que protege y mantiene la vida en la Tierra, el ozono "formado en la superficie o troposférico" no procede directamente de los tubos de escape o chimeneas, sino que "se forma a partir de reacciones químicas entre los contaminantes y la radiación solar", por lo que es más habitual en "primavera y verano", señala Ceballos.
A pesar de que en 2020 ha habido una "meteorología favorable" a la formación del ozono"malo" con "unos primeros meses del año muy cálidos y olas de calor en verano", una primavera "lluviosa" y marcada por los confinamientos ha permitido "la mayor reducción de ozono en 30 años", subraya el coordinador del informe.
Ceballos ha explicado que la crisis sanitaria "ha demostrado que la reducción del transporte y la descarbonización de las actividades industriales son las únicas herramientas para reducir significativamente la contaminación".
El coste sanitario
La coordinadora de Ecologistas en Acción Valencia, Helena Prima, ha explicado durante su intervención que "el ozono malo puede causar 1.800 muertes prematuras anualmente a un coste de 5.000 millones de euros".
Además, también afecta a la agricultura, ya que sólo las pérdidas derivadas de una menor producción de cultivos como el trigo y el tomate, "fueron de 800 millones de euros en el año 2000 por su exposición al ozono en España".
En un contexto de crisis sanitaria, "la contaminación por ozono troposférico debe abordarse como un problema sanitario de primer orden", ha subrayado Prima, quien ha recordado que este contaminante es especialmente peligroso para "las personas mayores, los niños, mujeres embarazadas y personas con enfermedades cardiorrespiratorias crónicas".