El lobo (Canis lupus signatus) es uno de los estandartes de la fauna ibérica endémica de nuestro país. En septiembre entrará en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESRPE), por lo que su caza pasará a estar prohibida.
Ángel M. Sánchez, investigador del departamento Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá de Henares, es además el director voluntariado del Censo Lobo Ibérico. Este proyecto ciudadano publicó un manifiesto para que se incluyese al lobo en el listado y lleva años recopilando datos científicos de las poblaciones.
¿Por qué es necesario que el lobo entre en la lista?
No tiene sentido que el lobo ibérico, en una suerte de ‘racismo zoológico’, no tenga el máximo grado de protección por su relevancia como especie bandera —indispensable para el correcto funcionamiento y la buena salud de los ecosistemas ibéricos—. Esto ya ocurre con el oso pardo, el lince, las aves rapaces o los modestos herpetos, sin ir más lejos, desde hace muchos años.
¿Cuál es su situación en los países vecinos?
En Portugal el lobo lleva protegido estrictamente desde los años ochenta. Es más, estos animales, que en su gran mayoría son transfronterizos, están dotados con importantes fondos públicos de la Unión Europea para su conservación. Sin embargo, mueren todos los años a decenas durante la temporada de caza en cuanto cruzan la raya fronteriza con España. Esta situación es un sinsentido ecológico y también económico. Se están dilapidando a conciencia fondos públicos europeos año tras año, matando lobos en España transfronterizos cuya conservación ha sido subvencionada con dinero público.
Los franceses cuentan con una población mucho menor que la de España, con aproximadamente 500 lobos, y está prohibida la caza. Sin embargo, por presiones ganaderas —los lobbies ganaderos y cinegéticos son aún más poderosos que aquí—, todos los años se matan aproximadamente entre 100 y 150 individuos, y pretenden incrementarlo en un futuro próximo.
¿Qué razones llevan a que varias regiones del norte se opongan a su protección?
Los motivos por los que Galicia, Asturias, Cantabria, Castilla y León, entre otras, se oponen, son puramente económicos y políticos. De lo que se olvidan los gobiernos de esas Comunidades Autónomas es de que el sector agroganadero cobra importantes subvenciones europeas de la PAC que conllevan claros compromisos ambientales de conservación de hábitats y biodiversidad, la conservación del lobo entre ellos. No se debería poder cobrar estas ayudas si a la vez se presiona para poder cazar estas especies, muchas veces hasta la extinción, como sucede en la sierra de Cuera asturiana.
¿De qué forma repercute en los ganaderos su presencia en los montes?
Los ataques del lobo, muchos de ellos falsos o no debidamente peritados para evitar conflictividad, afectan a menos del 1 % de la cabaña ganadera española. Esto sería perfectamente subsanable con la actuación decidida de las administraciones y, sobre todo, con la implementación de adecuadas medidas preventivas o disuasorias, por parte de los profesionales del sector ganadero.
¿Cómo favorece el lobo al equilibrio y la biodiversidad del territorio?
La importancia de los grandes depredadores como los lobos en los ecosistemas es vital. Controlan el tamaño poblacional de sus especies presa, los ungulados silvestres, que en sobrepoblación pueden influir negativamente sobre la vegetación. Asimismo, limitan la presencia de mesodepredadores como los zorros, que también influyen negativamente sobre otras especies como perdices o conejos cuando aumentan sus poblaciones. Pero, además, desencadenan procesos beneficiosos denominados “cascadas tróficas”. Es decir, contribuyen incluso a la protección contra la erosión de bancos ribereños, al disminuir la presión de ramoneo de los herbívoros y favorecer el crecimiento de vegetación arbórea.
Sendero del lobo ibérico. / Ángel M. Sánchez (Censo Lobo Ibérico).
¿Qué parámetros ha tenido en cuenta el comité científico para incluirlos en un régimen de protección?
El principal problema de conservación para la población de lobos en la península ibérica lo representa su aislamiento poblacional y con ello, la escasa variabilidad genética de la especie comparada con poblaciones de otras zonas donde no ha sido sometida a tanta presión humana. En los años 70 del siglo XX, la especie fue sometida a un tremendo estrés poblacional debido a la caza, legal e ilegal, a los envenenamientos o mediante las llamadas Juntas de Extinción de Animales Dañinos y Protección de la Caza. Estuvo en grave peligro de extinción.
Hubo un cuello de botella genético por el que unos pocos individuos supervivientes, incluso emparentados, dieron lugar a la población actual, de muchos más individuos, pero genética muy empobrecida. El estado de conservación de la especie en la actualidad, debido a una escasa variabilidad genética, es muy delicado.
¿Cómo afecta a la especie que exista poca variabilidad genética?
Implica una menor adaptabilidad a los cambios ambientales y, con ello, pone en peligro a toda la población ante la llegada, por ejemplo, de una enfermedad. Si en los próximos años, no se favorece el desarrollo de corredores biológicos seguros para el lobo, que permitan la entrada de nuevas genéticas centroeuropeas a través de los Pirineos y su posterior dispersión a nivel peninsular, además de prohibir su caza e incluir a la especie en el listado, el lobo ibérico se vería de nuevo seriamente amenazado de extinción en las próximas décadas.
No hay interés por parte de los diferentes gobiernos autonómicos con presencia de lobo y existe una especie de limbo legal de protección de la especie. Se trata de bienes superiores de interés común que apenas pueden protegerse adecuadamente sin la colaboración de los diferentes países. Mucho menos tratándose de regiones del mismo Estado con diferentes legislaciones y discrepancias de gestión.
¿Es difícil seguir el rastro de las manadas?
La dinámica de la propia especie es muy compleja y requiere un trabajo meticuloso y esforzado de años. De esta forma se conseguirían recoger los datos adecuados que, tras su análisis, permitirían una gestión científica del lobo en España. Esto no ocurre y todo se hace según estimaciones, más o menos a conveniencia de la Administración. Hoy más que nunca es necesaria una legislación unificada para poder proteger adecuadamente a esta especie y de este modo poder asegurar su futuro, que en ningún caso lo está.
¿Cuáles son las últimas estimaciones que han hecho de la población actual?
La última estimación nacional corresponde a los años 2012 y 2014. Se concluye que en España habría 297 manadas. El número se hace teniendo en cuenta estimaciones, así que en ningún caso sería exacto. Aun así, el lobo está cada vez más restringido en la franja noroeste peninsular. No tiene capacidad alguna de dispersión hacia sus territorios históricos meridionales de donde se ha extinguido recientemente, como Andalucía, Extremadura o Montes de Toledo. Tampoco donde han disminuido sus poblaciones hasta casi desaparecer (Salamanca, Soria, Guadalajara, País Vasco, etc.).
No estamos de acuerdo con el tamaño medio de manada oficial, de 8 a 10 individuos o grupo familiar, sino del más real, de 3 a 5 individuos por manada, que se constata en campo y en estudios científicos recientes. De esta forma, las cifras poblacionales que se utilizan para justificar los controles de la especie serían mucho menores en realidad y se acercarían a los 1.000 o 1.500 lobos como máximo.
Hay que considerar además la enorme mortalidad no natural de la especie que es la que impide que se disperse hacia sus territorios históricos. Esta es más o menos igual o incluso mayor que la tasa de reclutamiento de la especie [número de ejemplares jóvenes que se incorporan a la población].
Mapa de distribución elaborado en 2018. En él se observa que el lobo ha desaparecido de enormes extensiones de territorio, restringiéndose al NW peninsular. La situación, 3 años después, es incluso peor, según los autores. / Censo Lobo Ibérico.
¿Qué aportaciones tiene su reintroducción?
Existe un video muy conocido en YouTube, así como diversos artículos que describen a la perfección todas estas cascadas tróficas beneficiosas que ha desencadenado la reintroducción, por ejemplo, en 1995 de los lobos en el Parque Nacional Yellowstone en USA y los rápidos cambios que se han producido en un ecosistema degradado.
Tiene además un valor cultural e histórico innegable y puede representar un importante recurso económico sostenible, como el turismo, para las zonas rurales degradadas y despobladas donde suele habitar.
La inclusión del lobo en este listado, sin duda, mejora la situación actual de conservación en España, que es realmente mala. Aunque si va a permitir los controles poblacionales como hasta ahora, tendremos una situación similar a la que se produce en Comunidades Autónomas y provincias al Norte o el Sur del Duero, donde el lobo está protegido y no es especie cinegética y se le continúa matando por decenas todos los años.
El Ministerio para la Transición Ecológica debe ser valiente y dar el paso para equiparar legislativamente al lobo con otras especies emblemáticas de nuestra fauna. Actores privados e interesados no pueden seguir decidiendo e influyendo negativamente sobre la conservación de nuestro Patrimonio Natural Común. Por último, se debe favorecer la creación de corredores seguros (sin caza), tanto dentro del territorio español, como paneuropeos, para favorecer el intercambio genético entre las diferentes subpoblaciones. Las poblaciones de lobo ibérico son probablemente las más aisladas y de menor variabilidad genética de toda Europa.