El pasado fin de semana dos personas sufrieron heridas graves al ser atacadas por osos pardos salvajes en la provincia transilvana de Harghita, en el centro de Rumanía, informaron este martes las autoridades locales.
La gendarmería del país balcánico se vio obligada el mismo fin de semana a actuar en 18 ocasiones para ahuyentar a osos que se habían acercado a municipios y zonas habitadas.
Estas intervenciones se han producido después de que los vecinos denunciaran la presencia de osos en el perímetro de pensiones o viviendas particulares o en las calles de sus pueblos.
“La situación es muy grave, está en juego la vida de las personas”, declaró hoy en un comunicado el presidente del consejo provincial de Harghita, Borboly Csaba.
El ministro de Medio Ambiente, Barna Tanczos, recordó hoy que en lo que va de mes "se han registrado entre 30 y 40 llamadas diarias de alerta al 112 debido a ataques de osos”.
Según las autoridades de la región más afectada, la población de osos en la zona de los Cárpatos rumanos ha crecido a un ritmo desenfrenado desde que se prohibiera la caza de esta especie en 2016.
“Desde entonces, ha crecido mucho. La población de osos en Rumanía supera ya los 8.000 ejemplares, más del doble del número idóneo según la capacidad de su hábitat”, explicó a Efe Ovidiu Ionescu, profesor de gestión de caza de la Universidad de Transilvania.
Según Ionescu, cada vez más osos jóvenes y hembras con sus crías se ven obligados a bajar a las ciudades y a las granjas para buscar la comida que los osos machos acaparan en las montañas.
Ante esta situación, crecen también las amenazas para una población local que se queja del abandono del Gobierno central mientras los osos destruyen sus cultivos y propiedades y ponen en peligro su integridad física.
Solo en el año 2019 murieron, según datos de las autoridades regionales, ocho personas en ataques de osos que habían salido de su hábitat en busca de comida.
El debate sobre la caza
Como solución a este problema, las autoridades de las regiones afectadas apuestan por volver a introducir cuotas de caza recreativa que permitan equilibrar las poblaciones de estos animales y traigan ingresos a las comunidades locales.
Organizaciones ecologistas como WWF o Greenpeace se oponen a esta medida y abogan por reducir la intervención humana sobre el medio ambiente para que las poblaciones de osos se regulen por sí mismas y no hayan de buscar comida en zonas habitadas por humanos.
Ante lo acuciante de la crisis en algunas zonas de Transilvania, el ministro del Medio Ambiente, Barna Tanczos, declaró hoy que su Gobierno prepara una ley que permitirá a personal especializado sacrificar o al menos adormecer y devolver al monte a los osos peligrosos en un plazo de 24 horas.
El ministro pertenece al partido UDMR, que representa los intereses de la minoría húngara en Rumanía, una parte sustancial de la cual vive en la provincia de Harghita y otras zonas afectadas por los ataques de osos.
Tanczos se ha declarado a favor de volver a permitir la caza de osos, una medida que, en su opinión, traería beneficios económicos a la zona y permitiría mantener las poblaciones bajo control.
El pasado 18 de junio, el mismo Tanczos declaró que la renuncia a la caza como instrumento de gestión de las poblaciones “ha llevado a un crecimiento exponencial de los ataques a propiedades”, y abogó por medidas “rápidas y pragmáticas”.
Para Greenpeace y otras ONG, con este tipo de propuestas, el ministro “prepara el asalto final para la legalización de la caza de trofeos”. El ministro ha tachado de “irresponsable” la actitud de las “organizaciones e instituciones que no han aportado nunca soluciones concretas a esta crisis”.