Actualmente, el plástico es uno de los materiales que más utilizamos en nuestro día a día y también el más abundante entre los residuos que generamos. Este consumo excesivo ha dado lugar a la contaminación por plástico. Esta problemática ambiental a escala mundial ha sido ampliamente estudiada en mares y océanos, y recientemente también se ha evidenciado en ríos.
El plástico, un problema ambiental
El primer polímero completamente sintético se fabricó por primera vez en 1909 por el químico Leo Baekeland, que lo nombró baquelita. La baquelita representaba un nuevo material, que ofrecía multitud de propiedades como durabilidad, flexibilidad y resistencia, y un precio de producción bajo. Estas ventajas lo convirtieron en el primer plástico comercial. A la vez, abrió la puerta a una nueva era de materiales sintéticos que cambiarían el mundo y nuestra vida cotidiana por completo.
Desde entonces, la producción de plásticos ha aumentado exponencialmente. Se estima que hasta 2015 se habían producido unas 8.300 millones de toneladas de plástico. La mayor parte se han generado en los últimos 20 años y son principalmente envases, caracterizados por una vida útil generalmente corta que los convierte rápidamente en residuos.
Este aumento en la producción de plásticos ha coincidido con un aumento en la producción de residuos plásticos, que se estima alrededor de 6.300 millones de toneladas. Pero el problema es aún más grave cuando nos fijamos en la gestión de estos residuos.
De todos los residuos plásticos producidos mundialmente, se calcula que únicamente un 9% se ha reciclado, mientras que un 12% se ha incinerado y la mayoría, un 79%, se encuentra acumulado en vertederos o en el medioambiente, dependiendo de la eficiencia en la recogida y gestión de los residuos por parte de los países donde se generan o se consumen.
Además, debido a la característica durabilidad y resistencia del plástico que ha popularizado su uso, los residuos plásticos presentan tasas de degradación muy lentas que favorecen su acumulación en el medio año tras año, por lo que se consideran contaminantes persistentes.
Por ejemplo, la tasa de degradación de las botellas de plástico, uno de los residuos marinos más frecuentes, se estima en 450 años. Y durante esta lenta degradación, estos residuos plásticos pueden originar pequeñas partículas de plástico (menores de 5 milímetros), llamadas microplásticos. Sus consecuencias ambientales y sanitarias aún se desconocen a pesar de las altas concentraciones registradas en mares y océanos.
En resumen, la alta demanda de plástico ha incrementado exponencialmente su producción. Esto ha dado lugar a una creciente generación de residuos plásticos que en gran medida se acumulan en vertederos o en el medio ambiente, por lo que la contaminación por plásticos en nuestro entorno es cada día más evidente.
Evidencias científicas
Las primeras evidencias de esta contaminación se obtuvieron en 1972, cuando se publicó el primer artículo científico que informaba sobre la presencia de residuos plásticos en el océano, concretamente en el mar de los Sargazos, en medio del Atlántico Norte.
A partir de entonces, las evidencias de la contaminación por plásticos han aumentado exponencialmente, especialmente en ecosistemas marinos, que han sido los ecosistemas más estudiados. Se ha documentado la presencia de plásticos en islas remotas del Pacífico, en las profundas fosas marinas y en el océano Ártico. La contaminación por plástico es un problema ambiental global.
También se han descrito cinco islas de plástico. Estas grandes áreas de agrupación de plásticos se acumulan en cada uno de los giros subtropicales oceánicos localizados a ambos lados del Ecuador, debido al viento y a las corrientes marinas.
¿De dónde salen estos residuos?
Los residuos plásticos que encontramos en los ecosistemas marinos provienen en gran parte del aporte terrestre. Un estudio liderado por la investigadora Jenna Jambeck, de la Universidad de Georgia, estimó que en 2010 se arrojaron al mar desde zonas costeras 8 millones de toneladas de plástico. Esto sería equivalente a tirar 5 bolsas de la basura llenas al mar cada 30 cm de costa mundial. ¡Y esto en un solo año!
Año tras año, los residuos se van acumulando en mares y océanos, dónde interfieren con el desarrollo de las especies marinas y el funcionamiento del ecosistema. Por ejemplo, varios estudios han demostrado que las bolsas de plástico pueden ser trampas mortales para aves y tortugas marinas, debido principalmente al enredo, que limita el movimiento, la respiración o la ingestión.
Más allá de la estimación realizada por el equipo de Jambeck, pocos estudios han indagado en el origen de los residuos plásticos que encontramos en el mar. Por ejemplo, prácticamente no existen evidencias sobre el rol de los ríos en este aporte.
Si revisamos todos los estudios científicos publicados hasta 2015 en relación a la contaminación por plásticos, vemos que un 87% se ha centrado en los ecosistemas marinos, mientras que solo un 13% en ecosistemas de agua dulce como los ríos, donde es prácticamente desconocida.
Ríos 'de plástico'
Los ríos pueden recoger y transportar los residuos mal gestionados de poblaciones de interior hacia el mar. Por lo tanto, pueden tener un papel relevante en el aporte de plásticos al mar. Partiendo de esta hipótesis, un estudio publicado en 2017, y liderado por el investigador Laurent Lebreton, estimó que entre 1,1 y 2,4 millones de toneladas de plástico eran transportadas anualmente por los ríos hacia el mar, con una contribución mayoritaria de los ríos asiáticos.
Para poder verificar estas estimaciones y diseñar métodos de gestión eficaces basados en evidencias científicas, es necesario incrementar el número de estudios realizados en estos sistemas fluviales.
Agrupando todos los datos obtenidos en los pocos trabajos realizados hasta el momento, en 2020 se determinaron los macroplásticos más comunes en los ríos de Europa. El 59% de todos los residuos encontrados eran plásticos de un solo uso, relacionados con nuestros hábitos de consumo y, especialmente, envoltorios de alimentos, botellas y tapones, y bolsas de plástico.
Ciencia ciudadana para rastrear residuos
Muchos de los datos recogidos en este estudio procedían de observaciones realizadas por ciudadanos. La ciencia ciudadana puede ser una buena opción para obtener datos a grandes escalas espaciales y temporales y, al mismo tiempo, aumentar la conciencia ciudadana sobre esta problemática ambiental y el efecto de nuestros hábitos de consumo.
Los plásticos más comunes detectados en los ríos coincidieron también con los más comunes en playas europeas, tal y como corroboró una iniciativa ciudadana promovida por la Agencia Europea de Medio Ambiente desde 2014, que reportó que cerca del 80% de los residuos que entran en el mar son plásticos, principalmente bolsas y botellas.
Otra de las iniciativas de ciencia ciudadana que también ha contribuido a aumentar el conocimiento sobre la contaminación por plásticos en ríos europeos ha sido el proyecto Plastic Pirates. Se trata de un proyecto de ciencia ciudadana escolar coordinado por la Universidad de Kiel, en Alemania, que tiene como objetivo determinar las fuentes y los tipos principales de residuos en los ríos mediante muestreos en la ribera del río, y que ha obtenido resultados muy relevantes hasta el momento.
Por ejemplo, durante el curso escolar 2016-2017, este proyecto involucró 360 grupos escolares que muestrearon ríos a lo largo de toda Alemania. Los datos obtenidos determinaron que los plásticos (33%) y las colillas de cigarro (20%) eran los residuos más frecuentes en los ríos muestreados, y que la principal fuente de estos residuos podía provenir sobre todo de las visitas recreacionales al río.
De manera similar, en Cataluña se inició en 2019 el proyecto de ciencia ciudadana en el ámbito escolar Pescadors de Plastic, que tiene cómo objetivo estudiar la presencia de residuos plásticos a escala de cuenca en diferentes ríos catalanes. Este es un proyecto coordinado por el Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic que ha recibido financiación por parte de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), del Ministerio de Ciencia e Innovación.
En la última edición de este proyecto, alrededor de 1.225 alumnos de diferentes centros educativos catalanes muestrearon 49 tramos de estudio distribuidos a lo largo de cuatro cuencas fluviales. En todos ellos encontraron residuos en la ribera del río. De estos residuos, casi la mitad (48%) fueron plásticos, de los cuales el 86% eran de un solo uso, con predominio de las bolsas de plástico y los envoltorios de alimentos.
Actualmente la ciencia ciudadana está ayudando a entender mejor las causas y consecuencias de la contaminación por plásticos, también en los ríos, dónde los resultados obtenidos hasta el momento parecen confirmar que también es relevante.
Los datos parecen indicar que los plásticos de un solo uso son los más predominantes en estos ecosistemas, como se ha visto previamente en el ecosistema marino y en las zonas costeras. Esto confirma, una vez más, que modificar nuestros hábitos de consumo es crucial para abordar esta problemática ambiental.
De todos modos, aún son necesarios muchos más estudios que permitan identificar las fuentes principales de estos residuos, los principales factores que determinan su transporte y las posibles interacciones de estos con la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos. Toda esta información puede ayudar a diseñar e implementar estrategias que permitan reducir la acumulación de los residuos en el medio ambiente. Muy probablemente, estas estrategias deban empezar por modificar nuestros hábitos de consumo.
*Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
*Meritxell Abril, autora e investigadora de Ecología Aplicada y Cambio Global de la Universitat de Vic.