El futuro que dibujan los científicos es desolador. El último informe de Naciones Unidas sobre cambio climático daba a conocer las consecuencias futuras de la contaminación del planeta y apuntaba directamente al ser humano como el culpable. Aumento de las temperaturas, una subida paulatina del nivel del mar, incendios, sequías y, en definitiva, un clima extremo. Todos ellos, aseguran los científicos, ocuparán un papel protagonista en las próximas décadas. Y puede que más de lo que pensemos.
Así lo advierte el informe Unidos por la Ciencia 2021, que acaba de ser publicado. Los últimos datos analizados sobre cambio climático demuestran que "hasta el momento en 2021" no se están alcanzando los niveles prometidos en el Acuerdo del Clima de París de 2015. De hecho, se concluye que las concentraciones de los gases más contaminantes, como son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), han seguido aumentando en 2020 y durante el primer semestre de 2021.
El trabajo ha estado coordinado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y en él han participado diferentes expertos y agencias vinculadas a la ONU: el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el Proyecto Carbono Global, el Programa Mundial de Investigaciones Climáticas (PMIC) y la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
El espejismo que abrió la pandemia en cuanto a la reducción de la contaminación de la atmósfera fue eso, solo un espejismo. Como confirma este nuevo informe, la disminución de emisiones registrada en 2020 pudo limitar el incremento de las concentraciones atmosféricas de larga duración. Pero no lo suficiente, pues subraya que el efecto pudo ser demasiado pequeño.
Ahora bien, no hay que olvidar que no solo cuenta la reducción del CO2. Y, en este sentido, los expertos señalan que poner el foco sobre la limitación a corto plazo de otros gases más contaminantes como el metano puede contribuir a alcanzar los niveles acordados en París. Unos estándares que, de momento, están "muy lejos" de cumplirse. No obstante, advierten: esto no debe entenderse como una excusa para no "reducir de forma pronunciada, rápida y sostenida las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero".
Los datos hablan por sí solos: la temperatura media global entre 2017-2021 está "entre las más cálidas jamás registradas" y equivale a entre 1,06ºC y 1,26ºC por encima de los niveles preindustriales (1850-1900). Según informa el Boletín sobre el Clima es probable que cada uno de los próximos cinco años la temperatura media mundial cerca de la superficie supere cada año en un grado esos niveles preindustriales, y es muy probable que ese aumento oscile entre 0,9 y 1,8 °C.
Es más, se calcula que hay un 40% de probabilidades de que la temperatura media mundial en uno de los próximos cinco años sea superior a los 1,5°C de los que alertaba el IPCC en el último informe de la ONU. Aumentos que, aunque parezcan insignificantes, tienen efectos a gran escala.
La OMM se refiere a los fenómenos meteorológicos extremos vividos en los últimos meses como las señales inequívocas del cambio climático. Diferentes estudios de atribución han demostrado que los episodios de calor sofocante, con temperaturas récord, vividos en América del Norte o las crecidas en Europa Occidental se deben al cambio climático. Un calentamiento global causado sólo y únicamente a la actividad humana y cuyos efectos son "cada vez más graves".
Un año "decisivo"
Este estudio vuelve a hacer hincapié en que la escala de los cambios experimentados en el clima recientemente "no tiene precedentes en muchos cientos, e incluso miles de años". El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha manifestado que este año es "decisivo" en la acción climática y considera que el informe supone una "constatación alarmante" de la lejanía del rumbo previsto. Denuncia que los países están aún "muy retrasados con respecto a la consecución de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París".
Por otro lado, aún hacen falta estudios de atribución para saber hasta qué punto fenómenos meteorológicos extremos como Filomena o la ola de calor sufrida este verano pueden deberse o no al cambio climático. Episodios de este tipo los ha habido siempre, pero los expertos advierten que un aumento de los termómetros del planeta puede hacer que se produzcan en ventanas de tiempo más extensas, de forma más frecuente y aumenten su virulencia o intensidad.
Las conclusiones que arrojó el borrador del último informe del IPCC apuntaba que países como España podrían sufrir eventos cada vez más extremos de sequías, incendios e inundaciones. En cuanto a los termómetros, señalaba que nuestro país debía prepararse para un escenario muy posible en 2050 de hasta 20 días más con temperaturas superiores a los 35ºC. Eso sin contar con una disminución de las precipitaciones, sobre todo en invierno, u otras consecuencias irreversibles como es el aumento del nivel del mar, que seguirá subiendo milímetro a milímetro.
Lo cierto es que no hay duda de la influencia humana en el calentamiento de la atmósfera, los océanos y la tierra y, como asegura Guterres, "el tiempo se está agotando". Por ello, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático de este año en Glasgow cobra más importancia que nunca. Las esperanzas están puestas en esta cumbre y se espera que todos los países se comprometan a alcanzar las cero emisiones como máximo en el año 2050.