En España, el cultivo de grosellas se viene dando en pequeñas cantidades y se trata por lo general, de pequeñas plantaciones en huertas particulares. Ello no quita que la grosella sea una fruta con una gran popularidad gracias a sus muchas propiedades medicinales. Por ejemplo, su almíbar elaborado con el jugo hervido con azúcar se ha utilizado tradicionalmente para curar dolores de garganta y bajar la fiebre.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en Reino Unido se utilizaron bayas de grosella negra como fuente de vitamina. Por eso, el gobierno británico promovió el cultivo de la planta de grosella negra. En Gran Bretaña, se cultivaron alrededor de 1.400 hectáreas de esta planta. Curiosamente, en Estados Unidos se prohibieron a principios de la década de 1910 después de que se descubriera que albergaban un hongo que mató a los pinos blancos. La prohibición se mantuvo en los libros en la mayoría de los estados durante bastantes años.
Su popularidad histórica se debe a sus valores nutricionales. Son ricas en vitamina C, ácidos orgánicos y aceites esenciales además de otros micro y macronutrientes. Su sabor tiende a la acidez, pero cuando maduran, se vuelve algo más dulce. Aunque se pueden consumir frescos, es frecuente que se destine a la elaboración de jaleas, confituras y jarabes.
Con todos estos datos, no es difícil entender que consumir estas bayas puede generar importantes beneficios en nuestro organismo. Veamos algunos de ellos.
Un efectivo antiinflamatorio
La inflamación puede causar enfermedades cardiovasculares, hepáticas y renales. También puede inducir artritis, infecciones del tracto urinario y trastornos neurodegenerativos (enfermedad de Alzheimer o demencia, entre otras). Por eso, es vital tomar alimentos que sean ricos en compuestos antiinflamatorios. La grosella negra contiene antocianinas, una clase de polifenoles que suprimen la activación de componentes proinflamatorios en el sistema inmunológico.
Facilita la digestión
Estas bayas son abundantes en flavonoides. Se ha demostrado que estos fitoquímicos provocan la relajación del músculo liso. En consecuencia, según apuntan algunos estudios, los extractos de grosella negra podrían relajar las contracciones en el tracto gastrointestinal. Otros estudios confirman que pueden inhibir los espasmos en el estómago y los intestinos.
Mejora la salud de los riñones
Los antioxidantes y antiinflamatorios efectos de grosellas negras ayudan a prevenir trastornos renales. Su efecto protege a los riñones de inflamaciones e infecciones. También favorece la excreción del exceso de ácido cítrico y ácido oxálico del organismo. De lo contrario, estos dos ácidos pueden reaccionar para formar cálculos renales.
Niveles más bajos de colesterol
Los niveles altos de colesterol LDL, es decir, el colesterol malo, elevan el riesgo de trastornos cardiovasculares, hepáticos y metabólicos. Las investigaciones apuntan que las dietas ricas en antocianinas provocan una disminución en sus niveles. Otros estudios en animales con extractos de grosella negra respaldan este efecto. Los sujetos tratados con este extracto mostraron niveles de colesterol significativamente más bajos que los no tratados.
Además, por sus propiedades antioxidantes, pueden prevenir o retrasar la aparición de la obesidad y enfermedades crónicas como la aterosclerosis y el Alzheimer.
Tiene efectos antidiabéticos
Por su contenido en antocianinas como cianidina 3-rutinósido, delfinidina 3-glucósido y peonidina 3-rutinósido, en determinadas cantidades, las grosellas negras ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina, particularmente en personas con diabetes tipo 2. Las antocianinas bloquean la actividad de las enzimas metabolizadoras de carbohidratos. Como resultado, se ralentiza la rápida descomposición de los carbohidratos, lo que puede prevenir picos repentinos en los niveles de glucosa en sangre.
Previene trastornos oculares
Otro efecto de las antocianinas es que aumentan el flujo sanguíneo en los nervios ópticos y los ojos. Algunos estudios señalan que el consumo regular de dichos alimentos y suplementos puede desacelerar el envejecimiento y la pérdida de visión o los síntomas relacionados en pacientes con glaucoma. También pueden tener efectos positivos sobre las dolencias crónicas de los ojos, entre ellos la retinopatía diabética, la oclusión de la vena retiniana y la oclusión de la arteria retiniana.
Un cerebro vivo
Al igual que la vitamina C, el extracto de grosella negra inhibe la peroxidación de lípidos en su cuerpo. Los estudios experimentales reportan una inhibición del 65% , gracias a su capacidad antioxidante. En ausencia de este efecto, los radicales libres se acumulan en su sistema. Se sabe que los radicales libres se relacionan con enfermedades neurodegenerativas, incluidas las enfermedades de Alzheimer, Huntington y Parkinson.
La mejora de la memoria es otro posible efecto de consumir estas bayas, ya que reducen la neuroinflamación. Un efecto acumulativo de estas propiedades provoca una mejora de la memoria, el aprendizaje y las habilidades cognitivas.
Una piel sana
Varias enfermedades de la piel surgen debido a inflamación, infecciones o envejecimiento. Sus efectos antiinflamatorios ayudan a la piel a recuperarse y mantener un mejor estado de salud. Los estudios clínicos descubrieron un polisacárido específico en las grosellas negras que ejerce efectos antiinflamatorios.
Las semillas de grosella negra contienen buenas cantidades de ácidos grasos , como el ácido linolénico. Su aceite suprime los mediadores de inflamación en la piel. Por lo tanto, las grosellas negras y el aceite de semilla pueden nutrirla y cuidarla.
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