La primera ruta del Camino de Santiago que se conoce, partía de Oviedo hasta el lugar donde fue encontrado el sepulcro del apóstol, siendo Alfonso II su primer peregrino en el año 825. En el lugar, se estableció una población estable, en lo que ahora se conoce como Santiago de Compostela, que hasta llegó a ser asediada por vikingos pocos años después, en el 858.
Avanzando algo más en el tiempo, hasta 2021, a pesar de que los tiempos modernos hayan invadido una peregrinación que no sólo se hace por espiritualidad, sino por motivos lúdicos-deportivos, algunas cosas no han cambiado tanto, como las viandas más recomendables para acompañar y nutrirse durante tan trabajosa campaña.
Algunos disfrutan del camino y de los paisajes del norte de España, mientras que otros avanzan a marchas forzadas, como si los mismísimos paganos les pisaran los talones camino de Compostela, pero tanto unos como otros, se enfrentan a muchos kilómetros que recorrer cada día.
De media, cada etapa ronda los 15 y los 25 kilómetros diarios, muchas horas y recorrido en los que es vital contar con alimentos que den un extra de energía ante tal ejercicio. No ir preparado puede jugarte una mala pasada y que no te veas capaz de avanzar hasta el albergue que reservaste.
El desayuno, la comida más importante del día
"Es importante llevar una alimentación equilibrada para no quedarte sin energía a mitad de camino", explica a EL ESPAÑOL Danisa Atencio, dietista-nutricionista. Como la marcha hasta el siguiente punto comienza por la mañana, desayunar se convierte en un apoyo energético clave para afrontar el camino.
"El desayuno deberá estar compuesto de hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables. Un ejemplo sería un café con leche de vaca o vegetal, tostadas con tomate y aceite de oliva o aguacate, jamón cocido extra, jamón serrano, lomo embuchado, queso fresco, mermeladas de frutas, huevos revueltos, hummus de garbanzos y por supuesto, alguna fruta de temporada como sandía, melón, frutos rojos, ciruelas o plátano", subraya Atencio.
Hay personas que no tienen el hábito de comer para desayunar y se acostumbran a consumir un café o un té y afrontar la mañana sin más en el estómago, algo nada recomendable en el caso que nos ocupa. La nutricionista recomienda llevar comida para el camino también, sobre todo si no se desayuna fuerte, "ya que si no comes nada podrás empezar a perder energía, entrar en hipoglucemia y marearte", señala la experta.
Energía concentrada
Lo mejor es cargar en la mochila con alimentos ligeros pero repletos de energía concentrada como frutos secos (nueces, almendras, pistachos, avellanas o anacardos) sin freír y sin sal, que aportan grasas y una pequeña proporción de proteínas vegetales.
A través de alimentos salados de por sí, se pueden aportar los electrolitos y carbohidratos necesarios para el ejercicio de caminar. Aunque lo normal durante el camino, sea ver el cielo nublado, puede haber una etapa con calor y humedad, en ese caso, llévate alguna bebida isotónica para el camino.
Las frutas deshidratadas también son unas excelentes aliadas para andar durante horas. "Las más adecuadas son orejones de melocotón, ciruelas, pasas de uva, plátano deshidratado y mango deshidratado", señala la nutricionista.
Estos alimentos son ricos en fructosa, que aporta energía casi al instante, y es mejor tolerada por los diabéticos, ya que aumenta menos el nivel de glucosa en sangre y en cantidades moderadas, no precisa de insulina para su metabolización. Además, esta comida, al ser deshidratada, ocupa menos espacio con la misma cantidad de nutrientes.
Otro de los complementos que puedes llevar en la mochila son las barritas de cereales o avena, siempre sin azúcares añadidos, para poder contar con hidratos de carbono para mantener el ritmo de la marcha.
Proteínas e hidratación
"A media mañana, un buen bocadillo, que aporte algo de proteína, de jamón cocido extra, queso, jamón serrano, tomate, aguacate, pollo o jamón de pavo, te dará un buen aporte proteico y de hidratos de carbono", afirma Atencio. También propone fruta fresca y aunque el plátano sería lo ideal por su capacidad de reponer energía de forma rápida. Aunque por la facilidad que tiene para aplastarse, es mejor recurrir a otras opciones, más pequeñas y firmes, como ciruelas, melocotones, nísperos o manzanas, que ofrecen un aporte de hidratación y glucosa, esencial para momentos de debilidad.
Llevar agua es lo más importante del camino para evitar la fatiga, lo bueno es que durante el mismo hay muchas fuentes naturales de agua potable donde poder rellenar las botellas, depósitos para mochilas (tipo camelback) o cantimploras.
Al mediodía
Si paras a comer al mediodía, elige platos ligeros, para luego no sentirte pesado y poder seguir caminando unos kilómetros más. No olvides parar a descansar y a reponer energías. "Los platos más adecuados son: ensalada variada acompañada de carne blanca o pescado a la plancha. También puedes incluir un poco de hidratos como pasta, patata, pan o arroz, pero porciones normales. Evita fritos, guisos o salsas", recomienda la experta.
Otras opciones para el aporte calórico del mediodía serían las combinaciones de aguacate y salmón ahumado, mantequilla de cacahuete sin azúcar y compota de manzana; lechuga y anchoas o boquerones, hummus, sardinas en lata, requesón con nueces o crema de cacahuete con plátano.
No te acuestes nada más cenar
No hace falta que las cenas sean ligeras, como las comidas. Puedes disfrutar de la gastronomía local, siempre y cuando no te acuestes nada más cenar, ya que puedes sufrir de reflujo estomacal y acidez, lo que te puede dificultar el sueño. Cenar a base de proteínas o hidratos de carbono como la pasta es lo más conveniente, puesto que son comidas que se digieren rápidamente.
Junto a estas recomendaciones, un buen calzado, ropa de abrigo y fresca, para ir cambiando según la climatología, chubasquero y una actitud positiva, son los mejores compañeros para disfrutar de la experiencia que es recorrer el Camino de Santiago.