El volcán de Cumbre Vieja que empezó su erupción este pasado domingo en la isla canaria de La Palma ha entrado en una fase más explosiva. Según ha explicado el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) en Twitter, "la Red sísmica está registrando desde las últimas 4 horas un incremento en la amplitud del tremor volcánico, que es indicador de la intensidad de la actividad explosiva estromboliana en las bocas activas en este momento".
Si bien por el momento se conocen hasta nueve bocas eruptivas, Involcan no descarta que se produzcan otras más. El tremor volcánico hace referencia a las vibraciones que producen los golpes de lava o bloques sólidos y las explosiones de bolsas de gas dentro del volcán. Al pasar por una grieta o una fisura se produce una vibración que puede durar, incluso, días y que los sismógrafos son capaces de captar. Los golpes de lava del volcán, que fueron especialmente vigorosos en la noche de este martes, ha provocado que la fuente del magma haya alcanzado una altura de alrededor de 350 metros.
Sin embargo, aunque es cierto que la actividad es más intensa que en las fases anteriores, no significa que sea peligrosa. Carmen López, directora del Observatorio Geofísico del IGN, ha explicado a la televisión de Canarias que se producen más explosiones porque el gas se libera a un ritmo más lento. Es decir, que sale una menor cantidad de gases, pero se concentran y explotan porque su salida es más lenta.
Según los expertos desplazados a la zona, la evolución del volcán está siguiendo el curso previsto, si bien es cierto que en las últimas horas se ha producido una ralentización en los frentes de lava. Este descenso en la velocidad de avance de la lava, que actualmente se sitúa a unos 2,5 kilómetros de la costa de La Palma y avanza a una velocidad de unos 200 metros por hora, provoca que se amplíe el rango de destrucción de las coladas. Éstas alcanzan una altura de más de 10 metros en algunos puntos de la geografía de la isla.
Por el momento, según los datos que ofrece el programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea, la erupción ha provocado la destrucción de más de 150 hectáreas de terreno y de 300 edificios. Sin embargo, el avance inexorable de las lenguas podría acabar destuyendo más de 1.000 edificios, según los cálculos de los expertos. Una vez que se ha localizado la zona de erupción, sismólogos, vulcanólogos y demás científicos se afanan en comprender el proceso eruptivo del volcán. Un proceso que, tal y como han explicado en distintas ocasiones, puede cambiar en cuestión de minutos.
Tal y como explicó el vulcanólogo Itahiza Domínguez a EL ESPAÑOL, una erupción estromboliana "se caracteriza por pequeñas explosiones de materiales en estado fundido o pastoso y que pueden suceder en apenas unos minutos o en horas. Generalmente, estas explosiones van acompañadas por derrames de coladas de lava". Las coladas de lava que recorren La Palma son viscosos y fluyen con menos facilidad que otras erupciones volcánicas.
El cambio de fase en la erupción volcánica es un proceso natural que se produce debido a que los gases del interior salen a un ritmo más lento, se concentran y provocan explosiones. En estos momentos el volcán desprende más energía, pero esto no supone, en principio, un peligro para las personas. El Involcan ha previsto que la erupción de Cumbre Vieja puede durar entre 24 e incluso 84 días.
Científicos del Etna
Una decena de científicos italianos, expertos en el seguimiento del Etna, el volcán más activo de Europa, se ha desplazado hasta la isla española de La Palma para ayudar en las tareas más urgentes tras la erupción desatada este domingo, indicó hoy a Efe Gianfilippo de Astis, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología italiano (INGV).
Los investigadores del INGV que "han ido a La Palma, en coordinación con INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias) pertenecen a grupos especializados en distintos aspectos que han sido llamados para ayudar en el monitoreo, como tomar muestras o hacer análisis, aspectos ligados a la ayuda más inmediata, pero también para ayudar en las investigaciones más urgentes", explicó.
El Etna y La Palma "se asemejan porque son islas con un cono lateral" con "erupciones explosivas y coladas de lava" y también porque el Etna ha vivido en el pasado episodios como el que se vive ahora en Canarias, con "la apertura de nuevas bocas desde cuotas bajas que, como en España, han golpeado estructuras y asentamientos humanos y campos agrícolas, arrasando todo a su paso".
"Una en particular, considerada histórica y que tuvo lugar en 1669, llegó hasta el mar, hasta Catania, golpeando una ciudad grande, arrasando campos y cultivos y que es lo que, a un nivel menor, está sucediendo en La Palma, con la evacuación de personas y la destrucción de estructuras y edificios", explicó.
La ultima erupción de este tipo en el Etna se registró en el 2001, "pero hay una gran diferencia porque la cuota era mucho más alta del volcán, de 2.900 metros, con una fractura a 2.100 metros, mientras en 1669 la boca estaba a 800 metros de cuota, mucho más baja, problemática y peligrosa".
En cualquier caso, en ambos volcanes, la lava "avanza despacio, por lo que raramente supone un peligro para las personas, y hay tiempo para la trasladar a la población, aunque con las casas o los campos no se puede hacer nada".