El magma joven que salía de las profundidades del Cumbre Vieja ha llegado al mar. Solo ha necesitado dos días para deslizarse por la ladera del volcán hasta caer por un acantilado de unos 100 metros de altura en el entorno de la playa de Los Guirres. La lava, a más de 1000ºC, en su contacto con el agua del mar ha formado una nube negra tóxica, mientras deja, poco a poco, un depósito de lava que en solo 45 minutos ya alcanzaba los 50 metros de altura. Los expertos alertan: “Esto es sólo el principio”.
El depósito de lava que se está formando y que tiene ya más de 500 metros de ancho seguirá creciendo mientras la lava siga brotando del volcán y siga el camino que ya ha abierto esta colada de lava hawaiana. En su travesía hacia el mar seguirá modificando el terreno y creará lo que en Canarias se conoce como malpaís, un terreno escarpado e intransitable.
Como comenta Rosa Mateos, geóloga del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), "solo llevamos 10 días de erupción" y "aún nos queda mucha erupción por delante". Días en los que todo puede cambiar: tanto la superficie del terreno como el edificio volcánico que la lava puede ir creando en el fondo marino a medida que el volcán siga alimentando las coladas. La experta insiste en que la incertidumbre es máxima y todo puede cambiar, porque este volcán ya ha demostrado que "tiene muchas caras".
"La isla de La Palma está creciendo, lo estamos constatando", aseguraba Eugenio Fraile, jefe de expedición en el Ramón Margalef, en declaraciones a TVE. Desde el buque pudieron realizar una batimetría de altísima resolución y consiguieron registrar el momento cero. Esto quiere decir que, una vez que transcurra este episodio volcánico, realizarán otra nueva reconstrucción del fondo para determinar cuánto ha crecido la isla.
Según ha informado el Instituto Español de Oceanografía, se está formando un delta de lava que "poco a poco va ganando terreno al mar". Esta formación se origina después de que la lava se solidifica al entrar en contacto con el agua. Lo que ocurre es que se enfría y se rompe en fragmentos que se van depositando en el fondo marino y que van formando, como ocurre en la superficie de la isla, un terreno no uniforme.
"Un momento positivo"
Mateos considera que "es un momento positivo", porque "la lava ha encontrado su vía de escape". En plena fase efusiva, de continua emisión de magma más rápido y fluido, la experta apunta que es muy posible que, a partir de ahora, todo lo que expulse el volcán siga el mismo camino de esta segunda colada. "Lo que está saliendo va a acabar en el mar", asegura la geóloga. Este material "se va a redistribuir" por el lecho marino e irá rellenando zonas anexas e incluso colapsando algunas ya formadas en otras.
No obstante, expertos como Rubén López, vulcanólogo del IGN, asegura a este periódico que el hecho de que la lava pueda seguir otro camino "no es un escenario descartable" y, aunque ahora siga el camino más sencillo -que es el que ha formado esta primera colada que ha llegado al mar-, "podría cambiar todo", pero "es difícil pronosticar esto".
Esta erupción del Cumbre Vieja "es muy similar" a la que ocurrió en el año 1949 en San Juan, algo más al sur de la isla de La Palma. En ese caso se produjo una colada parecida y llegó al mar. Como en este caso, la lava en aquel momento recorrió parte de la isla, hasta derramarse por el acantilado y formar un delta o depósito de varios miles de metros. "Ese delta está ahora lleno de plataneras", asegura Mateos, y añade que con la erupción del Cumbre Vieja "podría pasar igual".
De momento, la situación a nivel de deformación del terreno -en unos 30 cm- y de sismos sigue estable. Desde que comenzó la fase efusiva del volcán, ya se han producido al menos una quincena de terremotos entre 9 y 14 km de profundidad. No obstante, como asegura López, "la situación permanece estable" y se espera que la lava "siga avanzando" en forma de coladas.
Como explicaba Fraile, la caída de la lava al mar ha teñido el agua de unos tonos verdes, debido a las grandes concentraciones de ceniza y otros productos en contacto con el agua. Un efecto que ya se constató anteriormente cuando erupcionó el volcán submarino Tedoro en El Hierro. "Por ahora, se están cumpliendo todas las claves científicas", aseguraba el experto, y "las columnas de vapor también se están comportando de la manera que esperábamos, no hay peligro para la población".