Un rugido constante y una lava que no para de brotar. Tras 12 días de erupción, el material lávico que vierte el volcán ya ha creado una isla baja de al menos medio kilómetro de ancho. Una fajana de una superficie de 10 hectáreas que seguirá creciendo a medida que el magma que expulse el volcán vaya recorriendo el suroeste de La Palma hasta desembocar en el mar. No sin antes arrasar a su paso lo que los expertos cifran ya en 476 hectáreas y 855 edificaciones. El riesgo es alto y, desde Protección Civil de Canarias (Pevolca) avisan: la erupción no está estabilizada.
La fase efusiva del volcán de Cumbre Vieja sigue expulsando material a la superficie. El cono principal emite sobre todo piroclastos y ceniza, y justo por debajo, por una apertura secundaria fluye un magma más joven, menos viscoso y más rápido con ínfulas de seguir desembocando en el mar. Hasta ahora, se han expulsado hasta 46,3 millones de metros cúbicos de lava. Una cifra que no dejará de aumentar en los próximos días teniendo en cuenta que el volcán se encuentra en plena fase efusiva, con una continua emisión de material.
Y mientras el magma siga escapando a la superficie, tampoco cesará la enorme columna de humo y cenizas que lleva enturbiando el cielo de La Palma durante casi dos semanas. El penacho sigue emitiendo toneladas de dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2) y otras gases. La columna alcanza en las últimas horas los 5.000 metros de altitud y ha incrementado la emisión diaria de SO2 hasta las 10.757 toneladas.
María José Blanco, portavoz del Comité Científico del Pevolca, informó este jueves de que las condiciones meteorológicas previstas en las próximas horas harán que la nube de cenizas y de SO2 afecte principalmente a la vertiente oeste de La Palma, y serán desfavorables desde el punto de vista de la calidad del aire. No obstante, los límites superiores a 500 microgramos por metro cúbico de dióxido de azufre que se están dando en zonas como Tazacorte, no suponen un peligro para la salud.
Por otro lado, el viento es menor que en los anteriores días, lo que está creando una sensación de mayor presencia de ceniza en la isla. Las rachas de viento de estos días parecían dirigir las cenizas hacia el océano. Pero en las últimas horas, según ha informado el Cabildo de La Palma, se han contabilizado hasta 1.700 hectáreas de la isla bonita cubiertas por ceniza. Un material que, aseguran, se recogerá para utilizarlo posteriormente en la construcción de carreteras y como fertilizante en la agricultura. Como explicamos en EL ESPAÑOL, su composición en minerales y otras sustancias las convierte en una aliada para el sector.
Los escenarios más probables
Los expertos consultados por este periódico barajan varios escenarios, pero todos coinciden en que el mejor y el más probable es que, mientras dure la erupción, la lava siga el mismo camino y desemboque en el mar. Así lo asegura Alicia Felpeto, vulcanóloga del Instituto Geográfico Nacional (IGN), que señala que "el mejor escenario es que continúe así, que continúe descargando la lava en el mar y ganándole terreno. Es el escenario que menos impacto tendría en la población”.
La lava, por el momento, sigue su camino, el mismo que abrió el pasado lunes cuando el magma comenzó a salir por la segunda fisura del volcán. No obstante, entre los escenarios probables también se cuelan otros como que las actuales coladas puedan abrir otras travesías. "Podría pasar que vayan ensanchando un poco más", añade Felpeto. La experta apunta especialmente a la colada de la zona sur que rodeó Montaña Rajada, "o una que parece que apunta a ir por la zona norte de la montaña de Todoque también. Eso sería esperable".
No se descarta, por tanto, que las coladas ensanchen de manera horizontal e, incluso, que tomen otro recorrido en su camino hacia el mar. Felpeto describe también otro escenario probable, y es que "los laterales solidificados de las lavas a veces pueden romperse y puede salir otra colada que, según la topografía que encuentre, puede afectar a nuevas zonas del territorio o puede reincorporarse a la principal".
La lava, en función de su viscosidad y temperatura, puede cambiar su dirección y no se descarta que pueda expandirse lateralmente desde la colada principal. Por este motivo, lo que más preocupa a los expertos en estos momentos son los cambios bruscos de la erupción.
¿Qué significan los últimos terremotos?
Los escenarios son múltiples y la mayoría de ellos imprevisibles. Los expertos piden paciencia y tiempo para analizar la información que el volcán va desvelando según pasan los días. Sus predicciones se basan en los antecedentes de otros volcanes y en el análisis de las señales que muestra el volcán.
Entre esas señales está el enjambre sísmico que lleva sacudiendo el sur de La Palma desde que comenzó la erupción, pero que en las últimas horas parece haberse intensificado. Como informaba el IGN, el tremor volcánico -esa señal continua que emite el volcán en erupción- sigue estable, pero se han detectado hasta 21 terremotos entre 9 y 14 kilómetros de profundidad. Algunos de ellos, superiores a una magnitud tres que han llegado a ser sentidos por la población, y en especial en las zonas de Fuencaliente y Mazo.
"Están ocurriendo terremotos a una cierta profundidad y de una magnitud significativa", comenta Jesús Ibáñez, sismólogo del Instituto Andaluz de Geofísica. Tanto para él como para su grupo de investigación volcánica desplegado en la zona, los terremotos vividos en las últimas horas muestran un escenario que implica una nueva inyección del magma desde el manto -a unos 20 kilómetros de profundidad- hacia la superficie.
Como explica el experto, cuando hay un terremoto a esa profundidad es que el magma está ascendiendo y está en el límite de la corteza oceánica. "Es donde se dio la crisis hace seis meses e indica que es donde hay mayor inyección volcánica", apunta, "lo que daría lugar a un alargamiento del proceso eruptivo". No obstante, puntualiza que otro escenario probable es que si este magma no genera una presión superior a la de la superficie, dejaría de salir y se terminaría la erupción.
Felpeto señala que "la actividad sísmica es constante" y siguen registrándose todos los días terremotos que son sentidos por la población. La investigadora asegura que estas señales pueden indicar diversas cuestiones entre las que se encuentran la apertura de nuevas fisuras, de nuevas bocas o el ascenso del magma, entre otras.
En este sentido, Vicente Soler, vulcanólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) explicó a través de sus redes que "si se abre otra boca" por donde se expulsara lava, lo más lógico es que lo hiciera "sobre la anterior" pero "tendría que volver a encontrar su camino", lo que supondría un peor escenario.
También existen otros escenarios, pero que los expertos apuntan como muy improbables, y es, por ejemplo, que se llegara a dar la situación en que el magma saliera por otro lugar y se desplazara. "Tendríamos un nuevo escenario eruptivo", comenta Ibáñez. Asimismo, también podría ocurrir que interaccionara con el agua en profundidad y aumentara la explosividad de la erupción. Ahora bien, "la historia eruptiva de La Palma no muestra escenarios explosivos graves y ese escenario es remotísimo. Es lo último que podría ocurrir", asegura.
"Aunque hay quien ha dicho que habría preferido una erupción explosiva, cuanto más efusiva sea, menos daños produce", cuenta el experto. Como explica, si todo este material efusivo en forma de colada de lava se liberara a través de una explosión, "estaríamos hablando de un territorio devastado completamente", pero esto, enfatiza, "es imposible".
No obstante, los escenarios más probables se mantienen en la continua emisión de lava hacia el mar, ya sea por el mismo camino que lleva recorriendo desde el lunes, como a través de la posibilidad de que se abran nuevas coladas. Por este motivo, la vigilancia de la situación es máxima porque puede cambiar de un momento a otro.
Rubén Fernández, director técnico del Pevolca, ha anunciado que se van a mantener las zonas de exclusión marítima y terrestre, la evacuación de los vecinos decretada la semana pasada y el confinamiento de los núcleos de población de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa para garantizar su completa seguridad. Como apuntó, están realizando "estudios y un seguimiento de forma constante, y hasta que no sepamos que estas zonas están fuera de riesgo, se mantendrán estas medidas".