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En la isla asiática de Borneo, dividida entre Brunéi, Malasia e Indonesia, la expansión agrícola ha reemplazado gran parte de los recursos naturales. En algunas zonas, como el estado de Sabah, más del 70% del bosque salvaje ha sido reconvertido en algún tipo de cultivo, sobre todo en plantaciones de palma aceitera (Elaeis guineensis). Para algunas especies animales, este cambio en el uso del suelo supone un gran revés. 

Reducción de individuos, limitación y alteración de movimientos, conflictos con humanos, entre otros impactos, es lo que sufren orangutanes, panteras nebulosas, elefantes asiáticos, osos malayos o el ganado salvaje. Pero no son las únicas amenazas derivadas de la pérdida de hábitat

También se produce "un incremento de la caza furtiva y la extracción de animales para el tráfico ilegal de especies, como el caso del pangolín o del oso malayo, que tienen una gran demanda en la medicina tradicional oriental", comenta a SINC Sergio Guerrero-Sánchez, ex estudiante doctoral en la Universidad de Cardiff (Reino Unido), y actual investigador adjunto en el Instituto de Estudios de Borneo de la University College Sabah Foundation (Malasia). 

Otra de las consecuencias es la aparición de enfermedades debido a la constante interacción de especies salvajes con humanos y animales domésticos, "causando brotes epidémicos con gran impacto local y global", añade Guerrero-Sánchez. 

Para las especies especialistas, que solo dependen de los recursos del bosque, como las panteras o los gibones, esta fragmentación de su hábitat repercute en su potencial reproductivo, y por lo tanto reduce el número de individuos a lo largo del tiempo. 

Más alimento, peores condiciones 

Sin embargo, para muchos animales, sobre todo los más generalistas, capaces de adaptarse y desarrollarse en diversos tipos de ambiente y de alimentarse de una variedad de recursos, como los cerdos salvajes o los macacos, estas plantaciones suponen una nueva fuente de alimento, favoreciendo el aumento de las poblaciones. 

Es lo que sucede también con el varano acuático (Varanus salvator), cuyo estado, crecimiento poblacional y supervivencia  han sido analizados durante cuatro años como parte de un proyecto colaborativo entre la Universidad de Cardiff, la estación biológica Danau Girang Field Centre, y el Departamento de Fauna Silvestre de Sabah, Malasia, con apoyo del Consejo de Ciencia y Tecnología (CONACYT) del Gobierno de México, a través de su programa de becas doctorales en el extranjero.

"Estas plantaciones ofrecen una cantidad abundante de alimento, lo cual ha alterado la dieta en estos reptiles", informa a SINC Guerrero-Sánchez. Anteriormente, los científicos habían determinado que su dieta en las plantaciones se componía en más del 80 % de ratas, mientras que en el bosque natural, esta proporción bajaba a menos del 20 %. 

Ahora, el nuevo trabajo, publicado en la revista PLoS ONE, revela, sin embargo, que las condiciones ambientales de las plantaciones no son del todo favorables para la población de lagartos, al menos en la planicie del Kinabatangan, donde se realizó la investigación. Para llegar a estas conclusiones, se capturaron (y liberaron) más de 700 individuos, de los que se logró marcar a 400 de ellos, siendo uno de los estudios más robustos sobre la especie, en materia de muestreo. 

"La falta de refugio o de sitios con un adecuado microclima hace que el bosque circundante desempeñe un papel importante tanto en la reproducción, como en la protección de individuos jóvenes, que tarde o temprano emigraran a las plantaciones", explica el veterinario de vida salvaje. 

Así, la abundancia de roedores en las plantaciones y la falta de refugio hacen que estos animales se concentren en pequeñas áreas. Esta limitación territorial puede ocasionar un sobreconsumo de recursos, y como consecuencia, un desequilibrio en el ecosistema

Además, a pesar de que esta especie generalista se haya visto beneficiada por la abundancia de comida en las plantaciones de palma aceitera, "sin la protección de la selva, es muy posible que sus poblaciones se vean seriamente afectadas", advierte Guerrero-Sánchez. 

Este reptil cuenta con un estado de preocupación menor y sus poblaciones son por el momento estables, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés). "En Borneo, la especie es considerada como un superdepredador, solo después del cocodrilo de agua salada, y la pantera nebulosa", indica el investigador. 

"La gran cantidad de alimento suculento que existe en las plantaciones de palma, ha generado que las migraciones de los cerdos barbados, excelentes dispersores de semillas, dejen de ocurrir, y que no se produzca ese mantenimiento al bosque alterando su dinámica natural", subraya el científico. Otros animales, como murciélagos, osos y pangolines, pierden sus hábitats y se convierten en presas fáciles para los cazadores furtivos y comerciantes ilegales. 

El trabajo muestra así la importancia de mantener el bosque circundante, así como de construir y fortalecer más selva dentro de las plantaciones, en forma de corredores o de parches contiguos que permitan a los animales moverse más libremente. 

Además, la investigación abre la puerta a otras preguntas sobre la distribución del lagarto en el paisaje, su preferencia de hábitat, el impacto de la pérdida de bosque sobre la diversidad genética o la salud de las poblaciones. "Esperamos que esta información nos ayude a entender lo que puede estar pasando en otras especies, que también están siendo afectadas por la expansión agrícola en Borneo y en otras regiones que sufren del mismo problema", concluye Sergio Guerrero-Sánchez. 

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