El 'misterio' de las bocas del volcán perfectamente alineadas: qué está ocurriendo en La Palma

Lo que ocurre en la superficie es un reflejo de lo que sucede en el subsuelo. Las cuatro bocas que ahora mismo permanecen activas en La Palma son un espejo de la formación de lo que los vulcanólogos conocen como diques: tuberías en línea recta por las que asciende el magma hacia la superficie.

El Instituto de Geociencias (IGEO) del CSIC recoge que un dique es una estructura tabular por la que se inyecta el magma conectando la zona de alimentación con el volcán en caso de que llegue a la superficie. Si consigue llegar a la superficie, como ocurre con la erupción de La Palma, es entonces cuando nace un volcán. Y lo que sucede es que se crean conos en la superficie que imitan la forma alargada del dique volcánico. Son bocas eruptivas que se forman, por tanto, a lo largo de una única fisura.

Por este motivo, desde los primeros días de la erupción en la Isla Bonita, los expertos calificaron a la erupción de tipo fisural. Este tipo de fenómenos son muy típicos en los volcanes monogénicos de las Islas Canarias, es decir, aquellos que entran en erupción una única vez y donde no ha habido un volcán previamente. Como explican desde el IGEO, la fuente de alimentación de estos volcanes son los diques volcánicos.

Infografía de diques volcánicos en Canarias. IGEO

Esta suerte de tuberías que nutren de magma al volcán son de un tamaño "muy variable", cuentan desde el IGEO, y pueden ir desde longitudes de metros a cientos de kilómetros. Ahora bien, no todos son capaces de llegar a la superficie, pues requieren de condiciones distensivas para propagarse y ensancharse. En este punto, juegan un papel fundamental los esfuerzos. Como explicó el sismólogo Jesús Ibáñez a EL ESPAÑOL en otro artículo, este tecnicismo viene a ser la energía que libera el propio magma.

Como todo lo relacionado con la geología, lo que se ve actualmente permite profundizar en fenómenos ocurridos en el pasado. En este sentido, el IGEO señala que el estudio de las orientaciones, por ejemplo, dan también información sobre el estado de los esfuerzos en el pasado, algo "muy importante a la hora de reconstruir la historia geológica de una isla volcánica". No obstante, una vez que el magma consigue salir a la superficie se generan erupciones como la que se está viviendo en La Palma, lo que contribuye al crecimiento de las islas a lo largo de los años.

Desprendimientos y más sismicidad

La formación de múltiples bocas eruptivas por las que brota la lava y los desprendimientos que tienen lugar en los conos volcánicos no hacen sino azuzar la emisión de material volcánico, ya de por sí bastante importante. En los últimos días, de hecho, la modificación del cono principal del volcán continúa con la expulsión de una cantidad de lava "enorme" que sigue alimentando a la colada primigenia.

Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Pevolca, señaló en rueda de prensa que en la isla existen una serie de canales lávicos que están aportando la mayor parte del flujo hacia la zona de la colada que formó el delta lávico y la situada por encima de la Montaña de Todoque.

Desde el inicio de la erupción se han contabilizado un total de 10 centros eruptivos, pero no todos han estado activos en todo momento. Algunos, de hecho se han ido abriendo o cerrando a lo largo de este mes de erupción, pero siempre en torno a la fisura creada desde el principio.

Como recoge Europa Press, la "gran" salida de lava que se está produciendo en los últimos días ha provocado la recolocación de todo el material que se encuentra en profundidad, dando lugar a mucha sismicidad en la zona intermedia, entre 10 y 15 kilómetros. A este respecto, apuntó que en el día de ayer hubo un pico muy importante de sismos en torno a las 16.30 horas, cuando también se produjo un terremoto de magnitud 4.0 sentido con una intensidad IV y con epicentro a 10 km de profundidad.

Asimismo, según los últimos datos del Catastro, se calcula que el proceso eruptivo ha afectado a un total de 1.287 edificaciones y la superficie afectada por la lava supera las 850 hectáreas. Debido a los últimos desprendimientos, muchos de los huecos que quedaron entre coladas ahora se han rellenado y la anchura máxima entre los puntos extremos de las coladas se mantiene en los 2.900 metros.

Por otro lado, la inversión térmica por encima de los 1.500 metros está favoreciendo la dispersión de fases en Los Llanos de Aridane, El Paso y Tazacorte. Además, la concentración de partículas finas también ha mejorado tras la finalización del episodio de aire subsahariano. En cuanto al penacho de cenizas y de dióxido de azufre (SO2), su disposición actual suroeste supone un escenario favorable para la operatividad de los aeropuertos canarios.