Una veintena de hombres remueven sin tregua los desechos descargados por cientos de camiones, en busca de un trozo de plástico o de la improbable botella de vidrio que poder revender, en una masiva montaña de basura en la capital india.
Se trata de uno de las más de 3.000 grandes vertederos que salpican las ciudades indias, y que el Gobierno se comprometió este mes a eliminar con una inversión de 1,4 billones de rupias (unos 16.200 millones de euros), y sustituirlas por plantas de tratamiento de residuos.
Lachiram descarga hasta cuatro veces al día su camión, cargado con basura procedente de todo el sur de Nueva Delhi, subiendo con cautela el equivalente a dieciséis pisos de altura del vertedero de Okhla.
Son veinticinco años de basura acumulada, que dominan las ruinas del masivo fuerte de Tughlaqbad del siglo XIV, un hospital justo a sus pies y un barrio chabolista cercano. "Recibimos entre trescientos y quinientos camiones al día", explica a Efe el ingeniero júnior del vertedero, Ravi Kumar, desde su oficina a la sombra de la montaña de basura.
Los camiones ascienden a la cima, vierten toneladas de basura y una veintena de recogedores tratan de encontrar algún trozo de plástico, aunque según Kumar su presencia está técnicamente prohibida por orden de un tribunal especializado en medioambiente.
Trabajadores informales
Forman parte del eslabón más bajo del ejército de trabajadores informales que viven del tratamiento de la basura, estimado entre 1,5 y 4 millones de personas que recogen y segregan basura en muchos casos sin ningún tipo de protección y revendiendo plástico, metal, vidrio y cartón para subsistir.
"Esta fuerza laboral que conocemos como informal y que básicamente vive de recoger basura es la razón por la que no nos hemos ahogado bajo nuestros propios desechos", reconoce a Efe el director del programa de residuos sólidos urbanos del Centro para la Ciencia y el Medioambiente (CSE), Atin Biswas.
Estigmatizados por trabajar con la basura, el CSE señaló brevemente en un reciente informe que la mayoría son "intocables" o dalit, miembro del escalafón más bajo del sistema de castas hindú.
"Pocos disputan la omnipresencia de la basura que es única de la India", escribe el académico Anand Teltumbde en Republic of Caste (2018), en una sociedad que "estigmatiza el trabajo de saneamiento como impuro y a los trabajadores sanitarios como intocables".
Explosión de basura y baja segregación
Aunque cerca del 70 % de la población sigue viviendo en el mundo rural, según el último censo nacional elaborado en 2011, este país de unos 1.300 millones de habitantes ha experimentado una explosión urbana en las últimas décadas.
La cantidad de basura generada cada día ha crecido en consecuencia y, según un reciente informe del CSE sobre el sector informal de la basura, el país genera 62 millones de toneladas cada año.
Solo el 19 % de todos los desechos son tratados en plantas de gestión de residuos, y el resto acaba en alguno de los 3.159 vertederos que según el Gobierno indio acumulan ya más de 800 millones de toneladas de basura. "Si nos tenemos que centrar en el origen de todos los problemas, es porque hay un nivel muy bajo de segregación de residuos", explica Biswas.
A pesar de las leyes en vigor, los hogares indios y los grandes productores de basura como la industria hotelera o las oficinas mezclan con frecuencia la basura orgánica con elementos reciclables. Según el experto, "en cuanto se mezcla la comida con cualquier otro residuo se pierde el valor de los dos (…) y la única opción es recolectarlo todo y verterlo en algún sitio fuera de la ciudad".
El Gobierno indio afirma, sin embargo, que el país "procesa" un 70 % de la basura generada. Pero Biswas lamenta que se trata de un término mucho más amplio que la segregación, un dato que las autoridades han dejado de compartir desde el año pasado. Aún así, "las cosas están cambiando, aunque mucho más lento de lo que necesitamos", según Biswas.
Liberar las ciudades indias de basura
El primer ministro indio, Narendra Modi, anunció el pasado 1 de octubre una nueva fase de la misión "Swachh Bharat" (India limpia) para impulsar la gestión de la basura, dedicada inicialmente a construir millones de baños para acabar con las defecaciones al aire libre.
En total, se trata de unos 16.200 millones de euros de gasto en los próximos cinco años con la eliminación de las montañas de basura como "objetivo clave", prestando "especial atención" en los trabajadores informales. Bharati Chaturvedi, fundadora de la ONG especializada en el medio ambiente Chintan, cree que uno de los puntos fuertes del programa es que "están realmente impulsado la segregación en los hogares".
"Ya va siendo hora", afirma Chaturvedi, "no puede ser que haya ciudadanos que no hacen nada y solo se quejan diciendo que ya pagan impuestos". Pero la activista se muestra reservada sobre la efectividad de la campaña, que aunque nace del Gobierno recaerá sobre los municipios. "Algunos municipios hacen un muy buen trabajo y otros uno muy malo", explica resignada.
Un trabajo urgente
La ladera de la montaña de basura de Ghazipur, en el este de Nueva Delhi, colapsó en 2017, matando a dos personas y empujando a varias otras a un canal cercano, un suceso que atrajo una importante atención mediática. Pero más allá de las tragedias puntuales, los vertederos suponen una amenaza inmediata para la salud de los que viven en sus cercanías.
"Cuando hace viento o hay una tormenta, el olor es terrible (…) y cuando llegan las lluvias del monzón la situación es muy complicada", explica a Efe Vipin Shakya, un joven de 26 años que después de toda una vida viviendo al pie del vertedero de Okhla en un pequeño barrio chabolista dice estar acostumbrado. "Llevamos viviendo aquí mucho tiempo y el vertedero siempre ha estado ahí", lamenta Shakya.