El 'Benidorm' andaluz que seca Doñana: así acaba el urbanismo salvaje con la mayor reserva de Europa
El agua de Doñana se ha utilizado durante años no sólo para abastecer a la población de Matalascañas, sino para regar espacios como campos de golf.
21 noviembre, 2021 02:55Noticias relacionadas
Lo que antes era un terreno inaccesible, totalmente salvaje y natural, hoy en día se ha convertido en todo un destino turístico de verano como podría ser Benidorm. El urbanismo acelerado que comenzó en los años 70 en Matalascañas, pronto provocó un aumento en el consumo de un recurso limitado de la zona más cercana: Doñana. Las extracciones indiscriminadas de agua continúan y el ecosistema, en riesgo desde hace décadas, está en una situación límite.
Quien camine por las calles del núcleo costero, pronto podrá advertir los bloques de viviendas adosadas unifamiliares, los hoteles de alta gama y los chiringuitos de playa. Pero también el volumen de gente que las invade cuando llegan los fines de semana y los meses de verano que, dadas las temperaturas de la zona, pueden comprender desde abril hasta parte del mes de noviembre. De unos 1.500 habitantes que tiene Matalascañas, en época estival llegan a tener 100.000 o más.
Como consecuencia, el agua lleva años convertida en el principal talón de Aquiles de la localidad. Cerca tienen el acuífero de Doñana, y su extracción es fácil y está próxima. Sobre todo en períodos en los que la población crece y la demanda de consumo se dispara. La cara B es que, poco a poco, este boom turístico está secando las lagunas del parque natural. Hasta tal punto que las más cercanas a Matalascañas ya no existen, están secas.
Carmen Díaz, investigadora del Departamento de Ecología de Humedales de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), explica que las lagunas peridunares son las más importantes, porque son las más grandes y las que mantienen el agua más tiempo. "La más próxima al último pozo de Matalascañas está a 600 metros, la del Charco del Toro, que se da ya por seca", aunque "la primera que se quedó sin agua fue la del Brezo". Díaz asegura que "como lagunas, ya no funcionan".
Y este es un problema que no es nuevo. A finales de los años 80, una comisión de expertos internacionales liderada por el británico Ted Hollis ya advirtió de los daños que iban a causar los pozos de Matalascañas a las lagunas. El informe sugería que la urbanización prevista con capacidad para unos 32.000 residentes y un campo de golf podría agravar la situación de Doñana. Eso sin contar el riesgo añadido de que la extracción desmedida podría originar a la larga la infiltración de agua salada en los pozos y, por extensión, en el parque nacional. Según comentó Hollis en su día, "Matalascañas sólo puede continuar si se busca una fuente alternativa de agua".
Para Juanjo Carmona, abogado y coordinador de Doñana en WWF, este informe "marcó un antes y un después". No obstante, el urbanismo acelerado continuó en Matalascañas hasta crear una situación que los expertos consultados por este periódico califican de "insostenible".
Fue bajo la dictadura de Franco cuando este núcleo urbano comenzó a aparecer en los planes aperturistas de aquella época. Como cuenta Carmona, en la década de los 60, fue cuando se planteó este enclave urbano como una urbanización para extranjeros: "Matalascañas se creó como un centro de interés turístico extranjero, tipo Benidorm o Marbella", apunta el experto. Es entonces cuando empiezan a pensar de dónde sacar el agua: "En la misma playa de Doñana se podían hacer pozos, y como tenían ahí el agua, para qué se iba a traer de otro sitio".
La multiplicación del vehículo privado y la construcción de vías pecuarias hicieron más accesible a Matalascañas, y en los años 70, comienza el verdadero boom de la zona. Para Carmona, "no es ni siquiera turismo lo que tiene Matalascañas". Ahora, se ha convertido en una zona de residentes temporales, con una playa a escasos kilómetros de núcleos muy transitados,como El Aljarafe o Sevilla, que entre ambos suman al menos un millón de habitantes.
Agua de Doñana para un campo de golf
Desde aquellos años hasta ahora, este núcleo costero no ha parado de crecer. Los planes urbanísticos contemplaban la ocupación de la costa y el despegue económico en la región. Y mientras llegaban informes científicos que alertaban sobre el deterioro de Doñana, en Matalascañas se planeaba llevar a cabo proyectos como un campo de golf de unas 60 hectáreas.
Enrique Luis Santos, profesor de geografía física de la Universidad de Sevilla, señala que "el campo se hizo muy famoso, porque se publicitó como el primer campo de golf ecológico de España, pero no funcionó muy bien". Cuenta que "tuvo problemas económicos casi desde el principio".
El campo de golf se inauguró en el año 2000, pero previamente, el Ayuntamiento de Almonte se había reunido con asesores de la Universidad de Córdoba, la Estación Biológica de Doñana y la organización ecologista WWF. Carmona, que formó parte de este equipo, explica que, al principio, "se hizo un proyecto que tenía una lógica, porque la idea era utilizar aguas residuales para el riego del campo". Sin embargo, como asegura, "somos muy buenos poniendo ideas en el papel" y, al final, "se empezó a tirar del agua del acuífero de Doñana para regarlo".
Díaz coincide con Carmona en esto y cuenta, además, que la depuradora que supuestamente iba a tratar las aguas residuales ha estado muchos años sin funcionar. Por tanto, desde que se inauguró hasta que se clausuró en 2016, "el campo de golf se ha estado regando con agua de Doñana" cuenta Díaz. "El agua, desde luego, de la depuradora no venía, o sea que ha supuesto otra extracción extra durante más de 10 años". Este periódico se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Almonte en repetidas ocasiones, pero no se ha recibido respuesta.
En torno al año 2013, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) se puso a funcionar. Sin embargo, como informaron medios locales aquel año, pronto llegaron las quejas de los propietarios de las viviendas contiguas al complejo deportivo. Denunciaban el tremendo hedor que desprendían las instalaciones al regar el campo. Como comenta Díaz, "el alcalde de entonces decía que por fin iba a regar el campo de golf con la depuradora, luego estaba reconociendo que hasta ese momento no se había hecho". El campo acabó cerrando temporalmente en 2016 "por la mala calidad de las aguas para regar el césped" y, hoy día, continúa abandonado.
Mientras tanto, la mayor multa que afronta España nombra a Matalascañas. Durante 31 años, nuestro país lleva incumpliendo la normativa europea sobre aguas residuales. En nueve aglomeraciones, entre las que se encuentra este núcleo costero onubense, no se depura bien el agua.
En 2011, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) da un plazo para que cumpla, pero la inacción en varias de las aglomeraciones urbanas provocó que en 2017 pidiera multas millonarias para España. No obstante, debido a los repetidos incumplimientos, una decisión más reciente impuso multas semestrales. La cantidad que ya asciende a unos 53,4 millones de euros, y seguirá aumentando cada seis meses hasta que se solucionen todos los problemas en las zonas señaladas por Bruselas.
Un consumo de agua descontrolado
La investigadora de la Estación Biológica de Doñana denuncia el descontrol en el uso de agua en Matalascañas: "No se controla para nada la cantidad de agua que se ofrece para uso, tanto de jardines, riego de rotondas, duchas, parques, piscinas o el propio abastecimiento". En conversación con este periódico recuerda cómo ya en el año 1976, en los diarios de Valverde, el fundador de Doñana, "decía que Matalascañas iba a ser la muerte de las lagunas".
Una muerte sigilosa que ha tenido un eco mayor este verano, cuando llegó otra sentencia condenatoria del TJUE a España. Un hecho histórico, porque hasta ese momento no se habían reconocido "las extracciones desmesuradas de agua subterránea" en el Espacio Natural de Doñana. Pero además, aparecía, de nuevo, otro nombre: Matalascañas.
Como apunta el documento, España no previó, dentro del programa de medidas establecido en el Plan Hidrológico 2015-2021, ninguna para evitar la alteración de los tipos de hábitats protegidos situados en la zona protegida Doñana provocada por las extracciones de agua subterránea para abastecer el núcleo turístico de Matalascañas.
Asimismo, el Tribunal de Justicia hacía constar que la Comisión había demostrado suficientemente la probabilidad de que las extracciones excesivas de agua para el abastecimiento urbano de la zona de Matalascañas -de unos 2,75 o 3 hm3 al año-hayan ocasionado alteraciones apreciables en los hábitats protegidos de la zona protegida Doñana, situada en las inmediaciones de dicho núcleo turístico.
En este sentido, señalaba que el programa de medidas invocado por España no contiene medidas destinadas a poner fin al deterioro ya apreciado de los tipos de hábitats protegidos en la zona protegida situada en las inmediaciones de Matalascañas.
Como apunta Carmona, lo que ocurre es que al extraer más agua de la debida del acuífero de Doñana -no sólo para Matalascañas, sino también y sobre todo para la agricultura-, el nivel freático baja y el agua ya no toca el vaso de la laguna, que era por donde rebosaba. "El acuífero ha dejado de rebosar debido a la sobreextracción que hay y las lagunas se han perdido", lamenta el experto.
Unas alternativas que no llegan
A raíz de la sentencia del TJUE, el nuevo Plan Hidrológico 2021-2027 incluye varias alternativas para la extracción de agua de Doñana para el núcleo de Matalascañas. En el documento se reconoce que "las lagunas más próximas a Matalascañas están sufriendo una merma mayor de lo esperable".
Entre las alternativas "en marcha o cuya ejecución es técnicamente fácil y relativamente asequible" se contempla por un lado la reubicación al Norte del Parque Dunar de Matalascañas de los dos sondeos situados en el extremo Sur y más próximos al complejo lagunar, así como la construcción de la EDAR de Matalascañas declarada de interés general del estado y que se encuentra en fase de licitación de proyecto. En total, el coste estaría en torno a unos 40 o 50 millones de euros, de los que unos 25 corresponden a la nueva EDAR de Matalascañas.
Para Carmona, sin embargo, esa "reubicación" no es suficiente, porque "es cambiar el problema de sitio, el agua la vas a seguir sacando de Doñana". En su opinión, lo que hay que hacer es "poner en marcha de urgencia la extracción de agua superficial de otros puntos. Hay dos probables: Almonte o Mazagón. La solución se sabe, pero falta voluntad política".
Esta es, de hecho, otra de las alternativas incluidas en el esquema de temas importantes del nuevo plan hidrológico y reconocidas como "adicionales" a las planteadas sobre los sondeos. En concreto, nombra la posibilidad de abastecer a Matalascañas a partir de aguas superficiales mediante un trasvase desde la ETAP de Palos de la Frontera, en la cuenca del Tinto-OdielPiedras. Esta obra requeriría unos 10 millones de euros, un coste similar a otra de las alternativas, como es construir una desaladora capaz de abastecer exclusivamente a Matalascañas.
Este periódico se ha puesto en contacto con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), pero ha declinado hacer declaraciones al respecto. No obstante, en el documento oficial, señalan que, de llevarse a cabo estas últimas alternativas, "se considera que podría alcanzarse una situación similar a la del año 2000, previa a la última gran expansión agrícola en la zona".
Como apunta Díaz, se están estudiando alternativas para proveer de agua a Matalascañas sin tener que tirar del acuífero, pero señala: "Lo que no sé es cuándo va a ocurrir eso, porque para cuando arreglen lo del agua, igual ya no hay nada dentro [de las lagunas] y se han perdido las especies que le dan valor". La investigadora lamenta que "no se comprende lo frágil que es el sistema" y alude a una necesidad de educación de la población en cuanto al uso sostenible del agua y los impactos que puede tener una sobreextracción en Doñana.
Por su parte, Carmona lo ve claro: "Cuando quieres arreglar un problema priorizas gastos, contratos, colocas el calificativo de urgencia y lo arreglas. Cuando no, lo metes en un cajón, que es lo que se ha hecho hasta ahora desde todas las administraciones competentes", denuncia. En su opinión, "no es necesario esperar a que finalice el plan hidrológico del Guadalquivir para poner en marcha las medidas" y asegura que en un par de años podría estar terminado.
Mientras tanto, Andalucía pasa por una sequía que no vivía la zona desde los años 90. La CHG ya ha advertido que, de seguir así, habrá cultivos que no puedan plantarse este año. Las temperaturas este verano marcaron récords en varios puntos y, sin embargo, Matalascañas seguirá recibiendo su avalancha de turistas el próximo verano y en fines de semana, y Doñana, cada vez más seca, seguirá abasteciendo al núcleo costero.