El número de cotorras argentinas en Madrid se ha multiplicado por tres desde 2015 hasta llegar a los 21.000 individuos, cifra que en 2024 podría ser de 42.000. Las medidas para revertir este aumento resultan urgentes según el investigador de la Universidad de Málaga José Luis Postigo Sánchez.
Lo asegura en una columna en EFE, en la que urge a actuar "cuanto antes" para controlar esta especie exótica invasora en todas aquellas ciudades donde suponen una amenaza, potencial o real.
En la columna, Postigo habla de varias posibles técnicas para reducir estas poblaciones, que van desde la captura, esterilización y adopción hasta las diferentes formas de control letal.
Captura, esterilización y adopción
Y si se atiende a la primera de las técnicas mencionadas, podría "desatascar la situación", según palabras del ambientólogo, en aquellos 80 municipios donde las poblaciones de cotorras todavía no suponen una amenaza para las especies autóctonas.
De hecho, resulta posible, técnica y legalmente, gracias al Real Decreto de Especies Invasoras, que pese a prohibir su liberación una vez capturadas, permite su adopción bajo ciertas condiciones, siendo esterilizadas e inscritas en el registro de especies invasoras.
No obstante, Postigo critica en su columna la inacción de esas 80 ciudades ante el peligro inminente: "Seguramente no intentan controlar sus cotorras para evitar la avalancha de críticas a la que estamos asistiendo".
Control letal
Tampoco ve con buenos ojos que por parte de la sociedad se juzguen los diferentes métodos de muerte del animal como buenos o malos, dependiendo de si estos implican disparar un arma o no.
Por ejemplo, en Sevilla se está llevando a cabo un supuesto plan de control "ético", por el que mediante captura previa se han matado más de 60 cotorras adultas al año, mientras que en Madrid la técnica empleada incluye carabinas de aire comprimido, usadas por profesionales en recintos cerrados al público.
Pues bien, mientras que en la capital hispalense "nadie pone el grito en el cielo", en la madrileña la reciente autorización del Ayuntamiento para el empleo de carabinas ha causado cierta controversia.
El autor de la columna detalla que se trata de un método autorizado por las normas de bienestar animal europeas que no causa ningún dolor innecesario al animal; su muerte es instantánea y "trampearlo, transportarlo y eutanasiarlo con gas no parece que entrañe menos sufrimiento".
Formas de control ineficaces o inviables
Otras formas de control, como los piensos anticonceptivos, no han demostrado una eficacia científica; de hecho, el investigador menciona que hay estudios que advierten que en ciudades como Barcelona el número de animales tras usar esta técnica ha aumentado, debido a que se les está suministrando comida diariamente y las hembras no comen la cantidad mínima diaria para que resulte útil.
Además, la captura, esterilización y suelta, no solo es ilegal, sino inviable por la dificultad que implica, al igual que la sustitución de huevos; para ambos casos, harían falta demasiados recursos y tiempo que podrían solucionarse de otra manera.