La vida sexual de las aves siempre ha sido un campo de estudio realmente interesante para la ciencia. Hay, por ejemplo, aves que recorren miles de kilómetros con el único interés de reproducirse. Ahora, un equipo de científicos dedicados a la conservación de la Alianza para la Vida Silvestre del Zoológico de San Diego ha descubierto cómo funciona la partenogénesis. Así, los expertos han informado de las primeras eclosiones confirmadas de dos polluelos de cóndor de California a partir de huevos no fertilizados, tal y como explican en un comunicado.
Para llevar a cabo la investigación, los expertos realizaron un análisis de muestras biológicas de dos cóndores de California y confirmaron que cada polluelo estaba genéticamente relacionado con la respectiva hembra de cóndor que puso el huevo del que nació.
No obstante, comprobaron que ninguna de las aves guardaba relación genética con un macho, lo que significaba que ambos polluelos eran huérfanos de padre a nivel biológico. Esto representa "los dos primeros casos de reproducción asexual, o partenogénesis, que se confirmaron en la especie de cóndor de California".
"Este es realmente un descubrimiento asombroso", destaca Oliver Ryder, director de Genética de Conservación de Kleberg Endowed en San Diego Zoo Wildlife Alliance, coautor del estudio. "No estábamos buscando exactamente evidencia de partenogénesis, simplemente nos golpeó en la cara. Nuestros resultados mostraron que ambos huevos poseían los cromosomas sexuales masculinos ZZ esperados, pero todos los marcadores solo se heredaron de sus madres, lo que verifica nuestros hallazgos", añade el experto.
Pero, ¿qué es exactamente la partenogénesis? Se trata de "una forma natural de reproducción asexual en la que continúa desarrollándose un embrión que no es fertilizado por espermatozoides, que contiene solo material genético de la madre", explican en el comunicado. La descendencia se denomina partenotes y es un fenómeno poco frecuente en las aves.
Los partenotes del cóndor de California fueron producidos por dos presas diferentes, cada una de las cuales estaba alojada continuamente con un macho fértil. Ambas hembras también habían producido numerosas crías con sus parejas: una tenía 11 polluelos, mientras que la otra estaba emparejada con un macho durante más de 20 años y tenía 23 polluelos. El último par se reprodujo dos veces más después de la partenogénesis.
El equipo de conservación de San Diego Zoo Wildlife Alliance considera que este hallazgo podría tener relevantes implicaciones demográficas, a pesar de haber documentado de momento solo dos casos en la población de cóndores. "Estos hallazgos ahora plantean preguntas sobre si esto podría ocurrir sin ser detectado en otras especies", subraya Ryder.