No es ningún secreto que la actividad física es beneficiosa para el ser humano, y tras el confinamiento vivido por España durante el pasado año 2020 no fueron pocos los que se iniciaron o incluso aumentaron sus niveles de ejercicio físico al poder volver a las calles.
Por otro lado, está culturalmente aceptado que, a mayor edad, menor actividad física: la vejez nos vuelve "lentos" y "poco activos". Pero, según una nueva investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences, nada más lejos de la realidad: la evolución explica que los seres humanos pueden vivir más cuanta más actividad física mantengan, incluso en la vejez.
Según explican los investigadores responsables del nuevo estudio, la práctica de actividad física en personas de edad más avanzada desviaría la energía de los procesos perjudiciales para la salud hacia mecanismos capaces de alargar la vida del organismo.
Su hipótesis, en este caso, es que el ser humano evolucionó para permanecer físicamente activo incluso durante la vejez; y, de hecho, esta actividad mantenida ralentizaría el deterioro del propio organismo a lo largo de los años, evitando enfermedades cronificadas en la sociedad occidental actual como las enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y diversos tipos de cáncer.
Como bien recuerda Daniel E. Lieberman, autor principal del estudio y biólogo evolutivo en la Universidad de Harvard, existe una idea generalizada en el mundo occidental que dicta que "es normal reducir la velocidad, hacer menos cosas y jubilarse" a medida que envejecemos; su mensaje sin embargo es el contrario: a medida que pasan los años, es aún más importante si cabe mantener la actividad física. Envejecemos más y peor al dejar de movernos, y no al revés.
Lieberman y sus colegas basan su hipótesis en la observación de otros animales cercanos al ser humano, como los simios, los cuales viven 35-40 años en la naturaleza y es raro que sobrevivan tras la menopausia. Son considerados menos activos que la mayoría de los humanos, algo que sugeriría que hubo selección en la evolución humana no solo para vivir más tiempo, sino para que fuésemos físicamente más activos.
Por otro lado, también se sabe que los seres humanos cazadores-recolectores llevaban a cabo alrededor de 135 minutos de actividad física moderada - vigorosa al día, lo que implicaría entre siete y diez veces más movimiento diario que el del estadounidense promedio. Esto, a su vez, los llevaba a sobrevivir alrededor de 70 años, unos 20 años después de que cesará su actividad reproductora. Las evidencias fósiles indicarían que era muy común vivir hasta edades tan avanzadas hace 40.000 años, al contrario de lo que se suele pensar.
Por qué el ejercicio alarga la vida
Según los investigadores existirían dos vías mediante las cuales la actividad física diaria reasigna energía para mejorar la salud.
Por un lado, se eliminaría el exceso de energía para los mecanismos potencialmente dañinos, como el exceso de almacenamiento de grasa. Por otro lado, la actividad física asignaría energía a los procesos de reparación y mantenimiento del organismo: no solo se queman calorías, sino que se crea un estrés físico y un daño molecular, celular y tisular, que daría lugar a una reparación fisiológica que mejoraría el estado previo. Se trataría de un estrés controlado y necesario, el cual a su vez también provocaría la liberación de antioxidantes y sustancias antiinflamatorias naturales propias del organismo.
Cuando no hay actividad física, todas estas respuestas fisiológicas se activan menos. Y se sabe que los procesosd e reparación celular y del ADN reducen el riesgo de enfermedades como la obesidad, diabetes, cáncer, osteoporosis, Alzheimer y depresión.
Actualmente los niveles de actividad física han ido disminuyendo progresivamente en todo el mundo, en consonancia al aumento de la tecnología y de maquinaria que reemplaza el trabajo del ser humano.
Como bien explican los investigadores, dado que el ser humano evolucionó para ser activo a lo largo de la vida, la actividad física es necesaria y esencial para envejecer bien. Antiguamente dicha actividad era necesaria para sobrevivir, pero hoy en día es posible elegir si realizamos ejercicio o no: por el bien de la salud, hacer ejercicio es la elección correcta, no solo para vivir más años, sino también con una mejor calidad de vida. La clave, explican, es hacer algo y tratar de hacerlo agradable para continuar haciéndolo, aunque sea en pequeñas cantidades pero de forma diaria.