La paradoja de Groenlandia: por qué ganó hielo en plena ola de calor por el cambio climático
El dato de las nevadas de finales de agosto enmascara la tendencia global: un irreversible proceso de deshielo en las dos últimas décadas.
17 septiembre, 2022 03:05Un verano inaudito. Groenlandia, una tierra fijada en un invierno eterno durante los últimos 2,6 millones de años, ha vivido en los últimos meses una actividad meteorológica frenética. Mientras Europa experimentaba su verano más cálido desde que existen registros -el segundo si contabilizamos la totalidad del hemisferio norte- según datos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), la isla terminaba agosto con una abundante nevada que incrementaba la masa de hielo en superficie. Inmediatamente, entrado septiembre, experimentaba un deshielo histórico. Ahora, a mediados de mes, se estaría enriqueciendo de nuevo por un temporal atípico propiaciado por los huracanes tardíos. ¿Qué está pasando?
Nieves efímeras. El dato de las nevadas de agosto -entre el 29 y el 30 se ganaron 9 gigatoneladas de hielo, algo inédito para la época- ha sido esgrimido por los escépticos como prueba de un 'ocultamiento mediático' de las mejoras en el clima. Es una interpretación parcial. La fuente es el proyecto PolarPortal de la Cooperación Danesa para el Medio Ambiente en el Ártico, que se veía obligado a aclarar que la nieve caída en superficie no equivale a la masa total de hielo. Hay que restar la pérdida producida por el deshielo de las lenguas glaciares en la costa y el desprendimiento de icebergs. El calor en Europa y Norteamérica ha podido empujar la corriente en chorro hacia el norte, frenando este año el derretimiento, admitían. Pero la temporada 2021-2022 se cierra con la pérdida de 84 gigatoneladas de hielo en Groenlandia.
Balance negativo. El manto gélido de Groenlandia se sostiene por una ecuación, explica a EL ESPAÑOL Santiago Giralt, investigador de Geociencias Barcelona (CSIC), miembro del grupo POLAR CSIC y participante en el proyecto NEOARCTIC -NEOCLIM. "La medida del cambio climático es el volumen de hielo, que se mide de año en año. En invierno nieva, se gana masa de hielo y se acumula en el centro de la isla. En verano se sublima, y fluye hacia los lados. El calentamiento global acelera el proceso: cada vez cae más agua líquida y menos nieve sólida, actuando de lubricante y aumentando la pérdida en forma de icebergs. El resultado es claramente negativo: desde los años 90, la masa de hielo está descendiendo dramáticamente".
Fuente: Polar Portal
Un deshielo "catastrófico". Las nevadas estivales han dado paso al mayor evento de derretimiento jamás registrado en un mes de septiembre desde que comenzaron los registros en 1979. El enfriamiento en latitudes más bajas del hemisferio norte ha provocado una ola de calor tardía en el Ártico. Según informaba el NASA Earth Observatory, se llegaron a fundir en la primera semana de septiembre 592.000 kilómetros cuadrados de la capa de hielo. Y sin embargo, solo es el segundo peor momento del año. "Ha sido catástrófico", confirma Giralt, que asistió en persona al mayor deshielo registrado este verano en julio. Lo hizo en el marco del proyecto NEOARCTIC - NEOCLIM que se realiza en la costa americana de Groenlandia.
Fuente: NSIDC | Universidad de Colorado
Un deshielo visible. "Estuvimos trabajando a 72 grados norte, y la temperatura era altísima para la latitud y la época. Unos 10 ºC, cuando lo normal hubiera sido moverse entre cero y menos cinco", relata el investigador. "Ves claramente las lenguas de hielo fluir. En un ciclo habitual, el manto de hielo retrocede y la vegetación va colonizando ese espacio. Es un proceso lento que le da tiempo para crecer. Pero ahora vemos superficies completamente desnudas, charcos de agua derretida y tierra sin florecer a la vista, por lo rápido que se está produciendo el deshielo".
Hielo en remisión a 40 km de la ciudad de Ilulissat, en la costa oeste de Groenlandia. Santiago Giralt. Proyecto NEOARCTIC - NEOCLIM
El mito de la 'tierra verde'. Giralt aborda una falacia histórica: que la Greenland medieval ya atravesó un cambio climático equivalente. "La isla adquiere su nombre en una época en la que los vikingos colonizan la costa del sur de la isla, desplazando a los inuit. Coincide con un periodo denominado 'anomalía cálida medieval', del siglo VIII al XII, en la que las temperaturas son ligeramente más altas de lo normal y les permiten expandirse. Con la llegada de la 'pequeña era de hielo' en el siglo XIV, se produce un cambio climático natural porque llega menos radiación solar. Los puertos se hielan y los vikingos se ven obligados a marcharse".
Hielo en remisión a 40 km de la ciudad de Ilulissat, en la costa oeste de Groenlandia. Santiago Giralt. Proyecto NEOARCTIC - NEOCLIM
Imagen de Landsat 9 del 29 de julio de 2022. El hielo y la nieve aparecen de color azul claro, mientras que el agua es de color azul oscuro y la tierra árida y rocosa es de color rojo. Fuente: Michelle Bouchard, U.S. Geological Survey.
El Ártico desaparece. La fusión del hielo y su transformación en agua líquida afecta a todo el Polo Norte y se traducirá en un aumento generalizado del nivel del mar de más de 27 centímetros, según un artículo que publicaba recientemente Nature Climate Change. Giralt ofrece una explicación simplificada de este fenómeno. "Diferenciamos el hielo joven que se forma cada invierno, de 'primer año', del multianual, que no se derrite en verano. Este último es el que refleja la luz solar y permite mantener el polo frío. Ahora, el hielo del mar -la banquisa- sufre una reducción multianual dramática. El hielo joven desparece en verano y ya se está navegando por nuevas rutas".
Fuente: Polar portal | NASA | GRACE and GRACE-FO
No es natural. Los dos últimos informes del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) aclaran, precisa el investigador, que lo que está pasando ahora no está ligado a un cambio climático natural. "No tiene precedente ni en intensidad ni en rapidez en el último millón de años". Así, el IPCC certifica que Groenlandia y la Antártida han perdido hielo desde al menos 1990, que el fenómeno se ha acelerado en la última década. Se perdieron de media 39 gigatoneladas de hielo por año entre 1992 y 1999; 175 gigatoneladas anuales entre 2009 y 2009; y 243 gigatoneladas cada año entre 2010 y 2019.
Pero no es el final. "Con las condiciones climáticas actuales, la evolución del manto de hielo en Groenlandia está completamente desequilibrada. Si tuviéramos una llave imaginaria que cortase de golpe las emisiones de gases de efecto invernadero, seguirían perdiendo masa. Estamos en una situación de no retorno", concluye Giralt. Sin embargo, aboga por evitar el fatalismo climático y seguir incidiendo en los pequeños cambios que todos podemos adoptar para ser más sostenibles. "El mensaje que deberíamos potenciar es que el problema existe, que hay que abordarlo, pero que también hay mucha gente trabajando para mitigar sus peores consecuencias".
Créditos: la imagen superior de la noticia forma parte de mapas de Polar Portal