La situación de estabilidad que está marcando el mes de enero continuará en su racha final, lo que incidirá en las circunstancias meteorológicas: días soleados sin lluvia y noches gélidas, especialmente de madrugada. No habrá atisbo de la 'nueva borrasca Filomena', sin embargo, que había sido presuntamente anticipada por el método tradicional de las cabañuelas y que gozó de cierta viralidad pese a la falta de evidencia científica.
Aunque hay algo de incertidumbre, sobre todo al final del periodo, parece probable que un anticiclón situado al norte o noroeste de la Península mantenga un régimen de vientos de componente este, dejando cielos nubosos y alguna precipitación débil y dispersa en el sur del área mediterránea, así como intervalos de nubes bajas en el resto del cuadrante suroriental y en el área cantábrica.
En el resto de la Península se prevé un tiempo seco y soleado. En Canarias se esperan intervalos nubosos y no se descartan precipitaciones débiles, sobre todo en el oeste del archipiélago hasta el jueves. Las temperaturas cambiarán poco. Se mantendrán las heladas en el interior de la mitad norte, más intensas en Pirineos, y en forma débil y dispersa en el interior del cuadrante suroriental.
El viento soplará del este en el Estrecho y el norte de Galicia, con intervalos de fuerte. Probable viento flojo en el resto, predominando la componente este, aunque al final de la semana podría arreciar a fuerte del norte en el Ampurdán y Menorca. En Canarias se esperan vientos flojos en general, siendo poco probable que se restablezca el alisio.
Filomena: ni está ni se la espera
La previsión para el día 24 de enero, anunciado por los cabañuelistas como la fecha para un temporal similar al que vivimos el año pasado con Filomena, es de tiempo tranquilo, sin ningún tipo de temporal. Así, según informa eltiempo.es, se mantendrá la influencia de las altas presiones sobre la península.
Las cabañuelas hacen referencia a un grupo de métodos tradicionales para en teoría predecir el tiempo venidero en los siguientes doce meses. Es un método popular muy extendido y arraigado en España y otras culturas de influencia hispánica, y en función de la zona hay métodos similares pero con otro nombre, como por ejemplo las témporas. Estos métodos aún a día de hoy están presentes y se encuentran vivos en muchas zonas del país.
Este método pretende dar una previsión del tiempo para todo el año a partir del tiempo y otras condiciones que se den durante los primeros 24 días del mes de agosto. Además de las propias observaciones meteorológicas de agosto, estas supuestas predicciones consideran elementos como el comportamiento de los animales y las características del Sol y la Luna. Los elementos empleados varían según la región y el «pronóstico» en cuestión sólo sirve para el mismo sitio donde se han tomado dichas observaciones.
Con todo esto, los cabañuelistas dicen poder predecir el tiempo para los siguientes doce meses. No obstante, esta técnica del dominio popular y cultural carece de valor desde el punto de vista científico. La atmósfera es un sistema interconectado y caótico. Esta interconexión y caos propician que pequeños cambios en las condiciones atmosféricas puedan generar grandes cambios a diversos plazos y escalas. Esto imposibilita saber por ejemplo si el día 20 del mes que viene lloverá en nuestra ciudad.
Las previsiones meteorológicas reales se hacen mediante modelos de previsión atmosférica, donde pequeños cambios en las condiciones iniciales cambian radicalmente la previsión, por ello no es posible saber qué pasará a muchos días vista.
Los modelos están formados por un conjunto de complejas ecuaciones no lineales, lo que quiere decir que no tienen una solución concreta. Para poder predecir la atmósfera, por tanto, los meteorólogos han ideado aproximaciones cada vez más precisas para intentar resolver estas ecuaciones. Esta imposibilidad para resolver las ecuaciones de partida provoca que las predicciones no sean 100 % precisas.