Imagen de un embarcadero en el embalse de La Viñuela el pasado julio.

Imagen de un embarcadero en el embalse de La Viñuela el pasado julio.

Meteorología

La catástrofe climática se adelanta: Europa tendrá megasequías y un calor "imposible" desde 2030

Un aumento "moderado" de las temperaturas sería suficiente como para que se den combinaciones "nunca vistas" de calor y sequía.

12 diciembre, 2023 02:42

Cuando 2023 se prepara para tomar el testigo de 2022 como el año más cálido de la historia, un nuevo estudio viene a subrayar la aceleración del ritmo a la que se está produciendo la transformación de nuestro planeta, y muy concretamente de nuestro continente, Europa. Los eventos extremos que combinen un calor anómalo, considerado "imposible" según los registros históricos, con 'megasequías' de amplia duración no se presentarán a finales de siglo: apenas una década o dos nos separan del peor escenario climático. 

El aspecto más preocupante del trabajo a cargo de Laura Suárez-Gutiérrez y sus compañeros del Instituto de Meteorología Max Planck de Hamburgo (Alemania), y publicado en Communications Earth & Environment, es que no recoge la previsión más pesimista del calentamiento global en curso, sino un horizonte "moderado". Bastaría un aumento de 2,25°C para finales de siglo -por encima del objetivo actualizado del Acuerdo de París, los 1,15º grados, pero menor que el inicial de 3ºC- para sufrir efectos amplificados de las olas de calor y noches tropicales.

Estos fenómenos ya causaron un exceso de 70.000 muertes en verano de 2003 y otras 61.000 en el de 2022, 11.000 de ellas en España. Además, aunque el otoño ha traído episodios de fuertes lluvias en la Península Ibérica y Baleares, Cataluña sufre una sequía que se prolonga desde 2020, "la más fuerte de su historia". Esta combinación de factores dejaría de ser inusual a mediados de siglo, ocurriendo con una probabilidad superior al 10%, e incluyendo 'megasequías' de alcance europeo de más de cinco años de duración. Una situación que no se esperaba tan tempranamente.

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Para llegar a esta conclusión, los investigadores recopilaron una base de datos con medidas de extremos de calor y sequía, que emplearon para realizar 100 simulaciones con el modelo climático Grand Ensemble del Instituto de Meteorología Max Planck (MPI-GE). Así, descubrieron que todas las posibilidades de sufrir eventos de estrés térmico -cuando el aire excede niveles de humedad y calor durante el día, o de temperaturas durante la noche- ya tendrán una probabilidad de uno sobre diez de presentarse entre 2030 y 2039, algo "virtualmente imposible" hace 20 años.

Probabilidades de sufrir dos años de exceso de temperaturas y hasta cinco años de sequía en las próximas décadas.

Probabilidades de sufrir dos años de exceso de temperaturas y hasta cinco años de sequía en las próximas décadas.

Además, las posibilidades de eventos compuestos en los que se dan máximos tanto de calor como de estrés hídrico -algo que "nunca ha ocurrido antes" según los registros- empezará a ser posible en los próximos 30 años. Entre 2050 y 2074, la probabilidad de esta combinación destructiva será de un 10%. Para entonces, los déficits de lluvias que solo se esperaban a finales de siglo ya tendrán un 20% de probabilidades de aparecer cada año, y no se descartan las posibilidades de sequías que abarquen el continente y se prolonguen hasta un lustro

"Los hallazgos de Suárez-Gutiérrez y sus colegas muestran que, para métricas de estrés como las temperaturas máximas diarias o la persistencia del calor nocturno, el escenario más optimista para 2040 está en el rango de los niveles que hemos experimentado entre 2010 y 2019, es decir, la década más cálida jamás registrada en Europa", explica el Instituto. "Para ese mismo periodo de tiempo, el resultado más pesimista excedería la media de calor extremo y sequía previstos para finales de siglo por un amplio margen".

El Atlántico Norte: la incógnita

Un nuevo factor se suma a la combinación que impulsa el calentamiento: las temperaturas anómalas de la superficie del mar en el Atlántico Norte. El calor del agua y la variabilidad climática que provoca en este área, muy sensible para España, es un elemento desencadenante de eventos extremos como las lluvias torrenciales y las DANAs. Pero también contribuye a la persistencia de condiciones secas y cálidas en Europa debido a su potencial para alterar la corriente en chorro que determina en gran medida el tiempo en el hemisferio norte.

Así, este verano ya hemos comprobado cómo la irrupción de grandes bloqueos anticiclónicos han causado amplias y devastadoras olas de calor en Europa. Los autores calculan que, en estas condiciones, las temperaturas previstas para finales de siglo serán el doble de probables a partir de 2030. Su conclusión es que esto aumentaría la frecuencia de períodos plurianuales de calor extremo y sequía, y que los países europeos deben aumentar la preparación para eventos tan dañinos de forma inminente.

"Estos resultados vinculan la literatura científica acumulada desde hace décadas sobre cómo la variabilidad del Atlántico Norte determina el estado básico del sistema climático europeo con la investigación de vanguardia sobre los eventos de clima extremo. Y permite capturar la intensidad y la persistencia de estos eventos estación a estación, así como los efectos relevantes y la suma de todas sus consecuencias", concluyen desde el Instituto.