Esta es la razón definitiva para no hacer nunca una 'dieta milagro'
- Perder mucho peso y recuperarlo de forma repetitiva no solo altera diversos parámetros de la salud general, sino que acorta los años de vida.
- Cuatro errores y seis verdades para perder peso con éxito
- Los 5 errores más habituales al intentar adelgazar: esto es lo que haces mal
Noticias relacionadas
- Cómo freír sano: así puedes evitar el cancerígeno del que alerta Sanidad
- Ésta es la revolucionaria vacuna que podría curar a nueve de cada 10 celíacos
- Come carne y nada más: la polémica dieta del médico al que adoran los carnívoros
- Así es la carne de laboratorio que comerás en el futuro: "Sabe mejor que la de animal"
- ¿Cenar a las dos de la tarde? Este gurú de las dietas lo recomienda
- Olvida lo que sabías sobre ejercicio físico: estas son las nuevas recomendaciones
- Este es el peor carbohidrato para tu salud: barato y al alcance de todos
Durante el año se dan épocas determinadas caracterizadas por una aparición exponencial de dietas milagro, conocidas y repetitivas en muchos casos. Destacan las fechas tanto pre como post-navideñas, y los meses de abril y mayo. Ya sea con el objetivo de contrarrestar los excesos o vernos mejor en la playa, la realidad es que estos intentos de pérdidas drásticas de peso se repiten de forma cíclica.
Si bien es cierto que muchos no consiguen su objetivo, algunos sí llegan a lograr la pérdida de peso deseada, con la frecuente contrapartida de una ganancia igual de rápida y en la misma cantidad o incluso más: el conocido como 'efecto rebote'. Se trata de fluctuaciones de peso, planeadas o no, que no suelen beneficiar al organismo humano.
Ahora, un nuevo trabajo publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism ha sugerido que dichas fluctuaciones drásticas de peso pueden tener un efecto peor si cabe: aumentar el riesgo de muerte prematura.
Tanto el consumo de sustancias tóxicas, como el tabaco o el alcohol, como el sedentarismo, la mala alimentación general o la exposición a un clima contaminado han demostrado ser factores de riesgo de muerte prematura. Sin embargo, los cambios drásticos y constantes de peso o fluctuaciones de peso no se habían tenido en cuenta entre este grupo.
Más allá del temido "efecto yo-yo" tras llevar a cabo una drástica dieta milagro, la ganancia y pérdida constante de peso va más allá. Actualmente se sabe que hasta el 80% de los individuos que logran perder mucho peso, acaban recuperándolo de forma total y llegan a sumar más kilos a la báscula en comparación al inicio de su dieta. Y, según una declaración de la Endocrine Society de EEUU, dicho efecto se debería precisamente a la adaptación del propio organismo humano.
Así, una vez se pierde peso, el mismo organismo reduce la cantidad de energía que se gasta tanto en reposo como durante el ejercicio o las actividades del día a día. Y para contrarrestar la situación, también aumenta la sensación de hambre. Es lo que se conoce como "tormenta metabólica perfecta" para volver a una nueva ganancia de peso. Y es que, aunque se haga dieta y ejercicio, perder peso es complicado.
Pero, si se llega a dicha pérdida y posteriormente se sufre el mencionado efecto rebote, de forma repetida en el tiempo, las consecuencias pueden ser fatales. Así lo aseguran Hak C. Jang y sus colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Seúl y del Hospital Bundang en Seongnam, Corea.
Según estos investigadores, las fluctuaciones repetidas de peso pueden aumentar el riesgo de muerte, pero también hay buenas noticias: la pérdida de peso tras uno de estos ciclos de ganancia y pérdida, en última instancia, puede reducir el riesgo de diabetes en personas que sufrían obesidad.
Para llegar a tales conclusiones, analizaron a 3.678 hombres y mujeres incluidos en el Estudio de Genoma y Epidemiología de Corea durante 16 años. Se fijaron sobre todo en estos ciclos de ganancia y pérdida de peso, objetivando el aumento del riesgo de muerte, pero con una paradoja añadida: aquellos individuos que se sometían a más ciclos de ganancia y pérdida de peso también eran los que menos probabilidades tenían de acabar sufriendo diabetes. No valía solo con ganar y perder peso alguna vez de forma esporádica, sino en repetidas ocasiones.
Por tanto, la conclusión en este último aspecto fue que la pérdida de peso por sí misma, en individuos que ya sufrían previamente obesidad, llegaba a ser más beneficiosa que perjudicial aunque aparejase un 'efecto rebote' con sus consecuencias indeseables ya que, en contrapartida, al menos desarrollaría un efecto protector contra una perniciosa consecuencia del sobrepeso: la diabetes tipo 2.
[Más información: Éste es el factor clave (y más desconocido) para perder peso y no recuperarlo]