La relación entre la dieta alimenticia de una persona y su salud cognitiva ha sido analizada reiteradamente por diversos estudios. Sin embargo, la mayoría de personas se plantean iniciar dietas o cambios alimenticios debido a problemas de salud física en el presente. Una nueva investigación destaca dos variables que pasan más desapercibidas: es aconsejable cuidar el cuerpo por salud mental, pero también por nuestra futura vitalidad.
La nutrición puede confirmar a día de hoy que un alto consumo de verduras, frutas e incluso zumos se correlaciona estrechamente con futuros niveles de demencia. Son las conclusiones a las que ha llegado la Universidad de Harvard, en Massachussetts (EEUU), tras examinar a más de 28.000 sujetos desde 1986.
Su facultad de Medicina, situada en Boston, ha determinado a través de este estudio que un regular consumo vitamínico ayuda a reducir los efectos derivados de la vejez en la mente. De acuerdo con los investigadores, si el lector opta por mejorar su dieta como medida preventiva, debería hacerlo en un rango de entre 18 a 22 años antes de la aparición de la demencia. Aquellos participantes que trataron de cambiar sus hábitos fuera de este período no vieron aliviados sus síntomas.
Los sujetos examinados, de entre 40 y 75 años, eran todos profesionales médicos de Estados Unidos, todos hombres. Dos décadas después de analizar por completo su dieta, se les envió un cuestionario para analizar su estado (¿Pueden recordar una lista de la compra? ¿Se pierden por entornos de su barrio?). La batería de preguntas fue realizada tanto en 2008 como en 2012. Así mismo, las variables de la ingesta de estos nutrientes fue modificada respecto a otros aspectos relevantes, como la práctica de ejercicio, la profesión o su condición de fumador activo.
Los resultados fueron concluyentes. Los sujetos que consumieron más verduras mostraron un 34% menos de posibilidades de que su memoria se viese reducida. Con respecto a la fruta, los investigadores desvelaron dos posibilidades. Es cierto que aquellos que la consumían diariamente tenían, de entre todos los participantes, menores posibilidades de verse afectados por la demencia. Sin embargo, el estudio reconoce que esta hipótesis perdía fuerza al probar el efecto de otros alimentos sobre ellos.
Quizás lo más sorprendente de las conclusiones fuesen los resultados obtenidos con un simple zumo. Esta bebida suele ser criticada por los nutricionistas por ser una alternativa mucho menos saludable que las propias frutas. Sin embargo, aquellos sujetos que bebían un zumo de naranja diario obtenían un 47% de probabilidad de no desarrollar síntomas negativos. Esta relación se mostró especialmente importante con los sujetos de mayor edad.
El estudio no puede demostrar una causa directa entre el consumo y los efectos de la vejez, tal y como aclara Medical News Today. Todos los sujetos eran médicos, y sus hábitos de vida no variaban especialmente. Quizás lo más problemático de todo es que los investigadores no incluyen a ninguna mujer en sus pesquisas. Sin embargo, si demuestra que cierta ingesta regular de frutas y verduras podría ser beneficioso dentro de un conjunto de hábitos para conservar la memoria en buen estado al envejecer.
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