En España tradicionalmente consumimos pan hecho con harina de trigo refinada. Y es que el pan nuestro de cada día es el blanco. Una buena forma de comprobarlo es acercase a la panadería de barrio o a un supermercado y mirar las estanterías. Por suerte, en los últimos años han aparecido en el mercado nuevas variedades de este alimento tan común.
Por mucho que el más consumido sea el blanco, los especialistas avisan de que se debe preferir el pan integral, "el que se ha hecho con harina integral y que, además, tenga la menor cantidad de sal posible", según explicaba a EL ESPAÑOL Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra.
"Son muchos los estudios epidemiológicos que han encontrado beneficios cuando el pan integral sustituye al pan blanco en nuestra dieta", relata el especialista, que es uno de los investigadores más reconocidos de nuestro país. De hecho, el consumo de pan blanco se asocia con un mayor aumento de peso y de grasa abdominal. En cambio, consumir pan integral "conlleva a largo plazo reducciones de enfermedades cardiovasculares, de diabetes y de obesidad".
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