Hace más de 50 años que los españoles descubrimos el pan de molde gracias al mexicano Lorenzo Servitje. Este empresario, hijo de un español, fundó en 1945 en el país fronterizo con EEUU la compañía con la que muchas personas de nuestro país todavía denominan a las rebanadas de pan blanco: Bimbo. El producto tardó 20 años en llegar a los supermercados patrios.
Con el paso de los años, varias compañías se han sumado a este mercado y los tipos de rebanadas que encontramos en las estanterías de las grandes superficies han empezado a contarse por decenas. Entre esta gran variedad de productos, cuyo empaquetado puede llegar a confundir, "el mejor es el pan de molde integral", explica a EL ESPAÑOL Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra.
"Son muchos los estudios epidemiológicos que han encontrado beneficios cuando el pan integral sustituye al pan blanco en nuestra dieta", relata el especialista, que es uno de los investigadores más reconocidos de nuestro país. De hecho, el consumo de pan blanco se asocia con un mayor aumento de peso y de grasa abdominal. En cambio, consumir pan integral conlleva a largo plazo reducciones de enfermedades cardiovasculares, de diabetes y de obesidad.
El experto, que no hace mención a ninguna marca concreta, señala que lo ideal a la hora de escoger un pan de molde integral es que tenga un porcentaje de harina integral superior a un 75%. Cabe destacar que la mayoría de las marcas no indican porcentualmente la harina que emplean, pero existe una forma de averiguarlo.
El listado de ingredientes de cualquier alimento se ordena según su presencia en el producto. Así, que la harina integral figure la primera de la lista es un indicador de que es el elemento más utilizado para su fabricación. "El consumidor debe comprobarlo", subraya Martínez.
Pero, más allá de los ingredientes, el propio envase del pan de molde puede llevar a confusión al consumidor. Así, que en el mismo se lea que es integral no es garantía de que lo sea. "Es un engaño fácil y frecuente que se le añada salvado de trigo a un pan hecho con harina refinada". Así, conviene que en la definición o el nombre del producto se incluya el término "harina integral". Panes de molde calificados, por ejemplo, como integral de salvado o semillas no tienen por qué serlo realmente. "Cuando decimos harina integral tiene que ser integral de verdad: la semilla del salvado y el endospermo", explica el experto.
"A veces se hace solo con el endospermo y se añaden más cosas para que den aspecto de integral y eso se enmascara con conceptos como muchos cereales", ejemplifica el profesor universitario como un engaño común.
A la hora de comprar las rebanadas integrales, el experto recomienda que sea de un fabricante conocido que nos dé la seguridad de que no trate de engañarnos. En cuanto a bajar a la panadería de la esquina Martínez señala que "depende mucho de la relación con el panadero, en si se confía que está hecho con harina integral".
Asimismo se puede plantear que sea casero: "Si alguien tiene tiempo de hacerlo, sabe hacerlo bien y es un artista que controla perfectamente la harina, puede ser una buena solución". "Pero con el ritmo de vida que llevamos y la necesidad de que el pan esté bien blandito es bastante complicada esta opción", sentencia.
Mitos del pan
"Hay muchos mitos en torno al pan", destaca el profesor universitario. "Hay gente que piensa que un tipo de pan que parece que pesa menos, como pueden ser los piquitos, colines o pan tostado, tiene menos calorías". Pero no solo engordan en sí mismo: "Son calorías añadidas que la gente no se da cuenta que está consumiendo, solo piensa en lo que está en el plato y no en este pan que acompaña".
Además a casi todos estos panes se les añade azúcar. Asimismo, respecto al pan de molde blanco -el que más se consume- afirma: "Es el que tiene más conservantes, más aditivos y un problema generalizado, que es una bomba de almidón".
Por otro lado, el experto critica el precio más elevado del pan integral: "Lo que me parece muy mal desde el punto de vista de salud pública es que es más caro el hecho con harina integral". "El pan de molde integral nunca debería ser más caro y se deberían establecer políticas para que sea el más asequible para el consumidor", destaca el experto.
"Estamos insistiendo mucho a todos los niveles en esto. Los epidemiólogos y los expertos en salud pública estamos teniendo encuentros con las autoridades y escribiendo artículos científicos sobre la importancia de que se produzca un cambio de consumo de pan blanco a uno integral, y además reducir la cantidad de pan, algo que va a beneficiar mucho a la sociedad española".
"No solo se trata de medidas estructurales, también educativas, de concienciación y subvencionar alimentos sanos y poner impuestos a los más insanos", añade el experto.
[Más información: Así es el pan blanco "lento" que no perjudica la salud según la ciencia]
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