No faltan en el clásico desayuno para acompañar a las tostadas, pero cuando vamos al supermercado nos cuesta distinguirlas: ¿mermelada o confitura? Aunque las dos están compuestas por fruta y azúcar, tienen un aspecto muy parecido y las colocan juntas, existen algunas diferencias.
La mermelada está elaborada a base de fruta que puede estar entera, troceada o triturada. En cambio, la confitura tiene una apariencia gelatinosa, que es el resultado de mezclar azúcares, agua y pulpa o puré de fruta.
El resultado de todo esto, aparte de plasmarse en una textura distinta, es que las confituras llevan una cantidad de azúcar superior, hasta un 57% más. Si lo medimos en aporte calórico, 100 gramos de mermelada suponen entre 150 y 190 calorías, mientras que la misma cantidad de confitura puede variar entre 220 y 240 calorías, según un análisis realizado por Consumer en el que se incluían las marcas más conocidas del mercado.
Las mermeladas deben llevar al menos un 30% de fruta en su composición y si superan el 50%, pueden llamarse "extra", según la legislación española. En la confitura estos porcentajes varían ligeramente: aunque tienen que incluir un 35% de fruta, basta que lleguen al 45% para que el fabricante le pueda poner la etiqueta de "extra". La mayoría de las marcas superan ampliamente estas cifras llegando incluso hasta el 65% de fruta.
Mejor comer fruta
¿Esto convierte a mermeladas y confituras en una opción razonable para el desayuno? Según los nutricionistas, habría que tomarlas con moderación y no deberían servirnos de excusa para no comer fruta, porque en realidad no tienen mucho que ver con ella.
La forma en la que están preparadas y la gran cantidad de azúcar juegan en su contra –desde luego, no son nada recomendables para diabéticos– y apenas tienen valor nutritivo en otros aspectos, ya que no tienen muchas vitaminas ni minerales y carecen casi por completo de grasas o proteínas.
En lo que sí destacan es en antioxidantes. De hecho, algunos estudios indican que tienen más que la propia fruta o que los zumos. Como no está claro cuál es realmente el papel de los antioxidantes en nuestra salud, tampoco hay que volverse loco con este dato, pero puestos a tomar alimentos procesados para desayunar, la mermelada o la confitura resultan mucho más saludables que la bollería.
Siglos de historia
Probablemente, el origen de estos alimentos está en el intento de conservar la fruta durante más tiempo. La palabra mermelada proviene de marmelo, que es como se dice membrillo en gallego y en portugués, aunque es más difícil rastrear la invención del producto en sí mismo. No obstante, en el siglo XVII se hizo muy popular una mermelada elaborada en Escocia con naranjas de Sevilla y esto contribuyó a internacionalizar la palabra para designar conservas de frutas, especialmente si eran cítricos.
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