Actualmente es bastante común, tanto en las consultas de medicina de familia en general como en las consultas de urología en particular, la recomendación de "comer arándanos", o bien consumir suplementos basados en estas coloridas bayas, con el objetivo de reducir el riesgo de padecer infecciones urinarias.
A pesar de parecer una recomendación poco científica, la realidad es que tiene sentido, aunque las anteriores investigaciones al respecto no habían clarificado totalmente por qué funcionaban como método preventivo.
Ahora, un nuevo estudio a cargo de los investigadores de la Universidad de McGill y el Instituto Nacional de Investigación Científica de Montreal, publicado en la revista Advanced Science, sugiere que un extracto de arándanos podría ayudar a que los antibióticos sean más potentes contra las bacterias, haciéndolas a estas más sensibles a sus efectos, algo que podría paliar en parte el problema mundial de las resistencias a los antibióticos.
Arándanos contra las infecciones urinarias
Los arándanos son frutos cuya acidez y riqueza en antioxidantes los hacen muy buscados. Pero su potencial contra las bacterias también podrían sumarles un beneficio más.
Así lo afirma este nuevo trabajo, el cual sugiere que las moléculas derivadas de los arándanos serían capaces de hacer a las bacterias más sensibles a dosis más bajas de antibióticos. Y, además, dichas bacterias no serían capaces de desarrollar resistencias a dichos antibióticos.
Inicialmente existía una creencia popular que afirmaba que beber zumo de arándano puede curar las infecciones urinarias o cistitis. Posteriormente, los suplementos basados en arándanos empezaron a cobrar protagonismo como método preventivo cuando se desarrollaba este tipo de infecciones de forma repetitiva. Pero ahora, los investigadores han comprobado que la creencia es real, dado que en su trabajo lo comprobaron contra bacterias capaces de producir infecciones del tracto urinario, neumonías o gastroenteritis, como es el caso del Proteus mirabilis, Pseudomonas aeruginosa y Escherichia coli.
Como bien comenta Nathalie Tufenkji, autora principal del estudio, cuando se tratan bacterias a nivel de laboratorio estas suelen acabar desarrollando resistencias con el tiempo. Sin embargo, cuando se trataron de forma simultánea con un antibiótico y extractos de arándanos, no se desarrollaron dichas resistencias. Además, las bacterias eran más sensibles a los efectos de los antibióticos, dado que sus paredes se volvían más permeables y el antibiótico era capaz de penetrar más fácilmente, algo que podría ayudar a reducir las dosis necesarias de antibiótico para conseguir el mismo efecto.
Posteriormente, se comprobaron estos efectos a nivel de modelos animales preliminares, en este caso con insectos infectados, con los mismos buenos resultados. En el futuro, se buscará confirmar también los resultados en animales más complejos.
Las responsables de estos efectos serían las proantocianidinas, según comenta el microbiólogo y coautor del estudio Éric Déziel, aunque no se sabe qué tipo de proantocianidinas serían las más activas en este caso, algo que deberá estudiarse en futuras investigaciones.