Actualmente existen diversos tipos de medicaciones capaces de controlar la hipertensión arterial, un factor de riesgo cardiovascular que colabora en el perjuicio a largo plazo tanto del sistema circulatorio en general, como del sistema cerebrovascular en particular, siendo la principal causa para que se produzca un accidente cerebrovascular o ictus.
Muchas de estas medicaciones trabajan a nivel del sistema renal, o bien a nivel del mismo corazón, incluso son capaces de regular la contracción de las arterias. Pero no son los únicos medios para regular la tensión arterial.
Ahora, una nueva investigación publicada en el Journal of Biological Chemistry, a cargo de los investigadores de la Universidad de Copenhague habría descubierto un tipo especial de azúcar que tendría un importante papel en la regulación de la tensión arterial en los seres humanos, aunque de momento solo ha podido estudiarse en roedores.
La importancia de regular la tensión arterial
Tanto la hipertensión como la hipotensión mantenidas pueden tener graves consecuencias para el ser humano. En última instancia la hipertensión puede provocar un ictus, pero la hipotensión puede provocar pérdidas de conciencia o síncopes, con las consecuencias que acarrean los mismos.
En este estudio lo que descubrieron los investigadores fue una forma particular de azúcar o glucósido en una hormona peptídica humana. Según los investigadores, en pruebas en ratas, dicha hormona unida al azúcar sería capaz de mejorar la regulación de la tensión arterial a largo plazo, un hallazgo que podría mejorar el uso de los actuales medicamentos antihipertensivos. Y sin efectos secundarios, al menos de momento.
Anteriormente ya se conocía este tipo de hormona peptídica y su papel en la tensión arterial, pero hasta ahora no se había estudiado a fondo para usarla como posible tratamiento.
De forma general en el organismo humano, las diferentes células de los tejidos suelen usar proteínas unidas a azúcares, en un proceso llamado glicosilación, cuya finalidad es que las diferentes proteínas adquieran una función u otra dependiendo del azúcar al cual se unan, o la forma que tengan de unirse a los mismos. En este estudio en particular, un azúcar se adhiere al péptido natriurético auricular, una sustancia secretada por el corazón humano y de vital importancia en la presión arterial y el balance de líquidos. De hecho, en los cuadros de insuficiencia cardíaca (cuando el bombeo del corazón falla), esta hormona empieza a acumularse y se detectan altos niveles sanguíneos, siendo un signo inespecífico de un mal balance de líquidos en el organismo.
Pero, cuando el péptido se une a un tipo especial de azúcar, el balance de líquidos y la tensión arterial pueden mejorar su regulación, respecto a la ausencia de dicho azúcar. En modelos animales ya se ha comprobado una diferencia significativa.
El siguiente paso para los investigadores es saber exactamente qué funciones tiene este azúcar, y cómo se une al péptido natriurético articular. Además, se buscará saber si es posible lograr una unión de forma artificial, dado que crear medicaciones con dicha función podría no solo mejorar el control de la tensión arterial en los seres humanos, sino también mejorar los cuadros de insuficiencia cardíaca, una de las primeras causas de muerte en el mundo occidental en la actualidad.