Con el verano llegan las prisas por hacer esa "operación bikini" que no se ha conseguido durante todo el año. Junto a las dietas milagro muchos optan por tomar diuréticos para acelerar la pérdida de peso sin sospechar que pueden dañar su salud. Además, el verano y el calor multiplican los riesgos.
Los diuréticos son un grupo de fármacos cuyo objetivo es eliminar la sal (el sodio) y el agua del cuerpo. La mayoría actúa haciendo que los riñones liberen más sodio en la orina. Después, el sodio se lleva el agua presente en la sangre. Esto disminuye la cantidad de líquido que fluye por los vasos sanguíneos, lo cual reduce la presión sobre sus paredes.
Hay tres tipos de diuréticos: tiacídicos, del asa y que conservan el potasio. Existen algunos extractos de sustancias naturales a los que se les atribuye propiedades adelgazantes, a través de su efecto diurético (haciendo eliminar líquido), como la cola de caballo. Cada tipo afecta una parte diferente de los riñones y puede tener usos, efectos secundarios y precauciones diferentes.
No se recomienda ningún diurético con objetivo de adelgazar, porque no sirven para ese fin. El sobrepeso y la obesidad se producen por un acúmulo de grasa corporal y ésta es el resultado de un balance entre las calorías que ingerimos y las que gastamos a favor de las que ingerimos. El exceso de peso se asocia a hábitos dietéticos poco saludables como una ingesta elevada de grasas (sobretodo, saturadas), un consumo insuficiente de frutas y verduras y un consumo elevado de azúcares refinados, incluyendo los refrescos azucarados y todas las bebidas que aportan calorías.
La endocrina María José Tapia Guerrero, del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), asegura a EL ESPAÑOL que “son cada vez más las personas que los toman sin prescripción medica” lo que supone “un problema, están jugando con su salud. Los diuréticos, ya sean naturales o químicos, no están exentos de efectos secundarios”.
En épocas de verano se intensifican estos riesgos. Si en pleno ascenso de las temperaturas una persona consume diuréticos sin indicación médica, tiene un mayor riesgo de deshidratación, hipotensión (bajada de tensión arterial), mareos, dolores de cabeza, arritmias cardiacas y alteraciones de potasio tanto bajo (hipopotasemia) como alto (hiperpotasemia), según el tipo de diurético que se esté tomando. Además, puede sufrir pérdida de apetito, calambres musculares, trastornos de las articulaciones (gota), arritmias cardíacas y, en casos extremos, la muerte, según el mismo portavoz.
Una vez se dejan de tomar se produce el llamado efecto rebote. Tras dejar de hacer efecto sobre la cantidad de agua que se elimina por los riñones, el organismo recupera su equilibrio hídrico y en un plazo relativamente corto de tiempo vuelve a tener el mismo porcentaje de agua que tenía antes.
Por tanto, si lo que se quiere es perder peso la también especialista del Hospital Universitario de Málaga recomienda: "Es bueno seguir una alimentación saludable y ejercicio físico realizados de forma continua, no solamente durante el periodo de tiempo en el que nos propongamos el propósito de la pérdida de peso. Para que los resultados sean duraderos es importante que estos hábitos se aprendan y se incorporen a la vida habitual”.
Una dieta sana sigue el modelo de dieta mediterránea, que se caracteriza por ser rica en alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, legumbres, frutos secos y harinas integrales de cereales. La experta recomienda elegir como producto proteico pescado en lugar de carne y, dentro de las carnes, mejor aquellas que tengan menos grasa. El aceite que se usa para cocinar debe ser el de oliva y también es importante asegurar un buen estado de hidratación y limitar el consumo de sal y bebidas con alcohol. En tal caso, los diuréticos no serán necesarios y se podrán conseguir los objetivos de mantenimiento o pérdida de peso sin recurrir a este tipo de sustancias.