Los champiñones no gustan a todos. Algunos odian su sabor y otros, su textura. Sin embargo, quienes sí se han interesado por estos hongos son los científicos. Además de sus importantes características nutricionales, algunos expertos han observado en ellos algunos componentes que se podrían utilizar para tratar algunas enfermedades como el cáncer o, incluso, para crear nuevos materiales con un menor impacto en los ecosistemas. Si la comunidad científica se encuentra en lo cierto, los champiñones podrían ser una solución barata para muchos de los retos del futuro.
Desde el punto de vista nutricional, los champiñones son un alimento que aportan una baja cantidad de energía. La Fundación Española de Nutrición (FEN) asocia a este hongo poco más de 30 calorías por cada 100 gramos. Esto se debe a que alrededor del 90% de la composición de los champiñones es agua. Después de este componente, lo que más aportan estos hongos son hidratos de carbono. Son, por tanto, un alimento muy bueno en cualquier tipo de dieta.
Este alimento, además, tiene un escaso contenido en grasas: 0,3%, exactamente. De este porcentaje, la mayoría de está compuesta por ácidos grasos insaturados, que tienen un efecto positivo en la salud cardiovascular. Además, el contenido en colesterol es nulo. Por esta razón, los champiñones son un componente nutritivo e hipocalórico que puede ser parte de una dieta de adelgazamiento.
Es ideal para las dietas de adelgazamiento
Pero no sólo son buenos para este tipo de regímenes alimentarios por contar con pocas grasas. Los champiñones contienen una gran proporción de fibra alimentaria en su composición. Este contenido no se digiere y favorece la flora intestinal. La salud de la flora intestinal impacta, además, en la salud general, especialmente, en el sistema cardiovascular e inmunitario. La fibra, además, favorece el adelgazamiento porque evita la sensación de hambre y, por tanto, la necesidad de ingerir otros alimentos más calóricos y menos saludables para combatirlo.
Es una de las pocas fuentes vegetales de vitamina D
La mayoría de las personas adultas y ancianas suelen tener déficit de vitamina D. Este componente se suele absorber a través de los rayos del sol: con sólo exponerse 3 días durante 10 o 15 minutos se alcanza la dosis necesaria para toda la semana. Esta vitamina tiene un papel determinante en la absorción del calcio y, por tanto, quienes padecen deficiencia tienen un riesgo mayor de osteoporosis.
La vitamina D también puede ser absorbida por la dieta, aunque en menor medida. Normalmente, se encuentra en productos de origen animal. Sin embargo, un estudio de la Curtin University en Australia, ha descubierto que los champiñones que crecen expuestos a la luz del sol acumulan una gran cantidad de vitamina D. De hecho, 100 gramos de champiñones podrían aportar el 50% de la dosis diaria necesaria de este compuesto.
Pueden esconder una terapia contra el cáncer
Algunos estudios científicos han encontrado relaciones entre quienes consumen habitualmente champiñones y una menor incidencia de cáncer. Además, un estudio de la Universidad de Hong Kong informó de que se habían encontrado en champiñones algunos componentes que se utilizaban en terapias adyuvantes contra tumores. Sin embargo, otros estudios han criticado estos estudios por no contar con una población suficiente o por encontrar dificultades a la hora de replicar los resultados. Hoy en día el debate sigue abierto.
Tiene propiedades antiinflamatorias
El consumo de alimentos con efecto antiinflamatorio tiene grandes beneficios en la salud cardiovascular. Así lo explica Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, en su libro Salud a ciencia cierta. Los infartos estarían, en este sentido, provocados en mayor medida por la inflamación de las arterias que por la acumulación en ellas de ateroma, o placas de colesterol.
Los champiñones, en este caso, son alimentos muy beneficiosos para evitar estos accidentes vasculares. Contienen niacina, selenio, betacaroteno, fibra y ácidos grasos omega-3. Todas estas sustancias son clasificadas en el libro de Martínez-González como antiinflamatorias.
Pueden contribuir a frenar la crisis climática
La excesiva producción de ganadería a nivel mundial también influye en el calentamiento de la atmósfera por la acumulación de gases de efecto invernadero. El ganado en general consume una gran cantidad de agua potable y el ganado vacuno en particular expulsa metano en sus flatulencias, uno de los principales gases con efecto invernadero. La sobreproducción ganadera en el sector vacuno está motivado, en buena parte, por la gran demanda de comida rápida.
Sólo en Estados Unidos se consumen 10.000 millones de hamburguesas al año. Sustituir la carne de vaca por champiñones como materia prima de los filetes que contienen podría reducir de manera drástica las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero, además, los científicos están trabajando en el empleo de ciertos tipos de champiñones para producir cuero, recipientes de un solo uso e, incluso, detergentes.
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