La mayor revisión a nivel mundial sobre suplementos nutricionales asociados al tratamiento de diversos trastornos psiquiátricos y enfermedades mentales ha sido publicado en la revista World Psychiatry en base al trabajo de los investigadores del Instituto de Investigación para la Salud NICM de Sídney, centro asociado a la Western Sydney University de Australia.
Para alcanzar las conclusiones sobre qué nutrientes, en qué dosis, con qué dianas terapéuticas y en qué margen de tolerancia y seguridad se pueden emplear para tratar qué trastornos, los científicos han extraído los datos de 33 metaanálisis sobre pruebas de control aleatorizadas (RCTs) en las que participaron cerca de 11.000 pacientes.
Los trastornos que tenían diagnosticados abarcaban la depresión, el estrés, la ansiedad, la bipolaridad, trastornos de la personalidad, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y enfermedades como la esquizofrenia. El objetivo, en palabras de los autores, era examinar las "mejores entre las mejores" evidencias de la efectividad de la suplementación nutricional en la terapia.
Los resultados del metaanálisis recogen que la mayoría de suplementos nutricionales no tienen la capacidad de mejorar la salud mental. Sin embargo, sí se identificaron determinadas sustancias que sí ofrecieron pruebas consistentes de constituir un tratamiento adicional efectivo para algunos trastornos, siempre como apoyo al tratamiento médico convencional.
Los suplementos nutricionales analizados demostraron ser seguros siempre que se respetasen las dosis recomendadas y las instrucciones del prospecto, y no se hallaron indicios de efectos secundarios severos o de contraindicaciones con la medicación psiquiátrica.
¿Qué nutrientes son efectivos?
La evidencia más fuerte la encontraron en los suplementos de omega-3, un ácido graso poliinsaturado, cuando era empleado en el tratamiento de la depresión. En el caso de este trastorno, permitió reducir los síntomas más allá de los efectos de los fármacos por sí solos.
De forma menos determinante, los suplementos de omega-3 mostraron indicios de beneficiar ligeramente al tratamiento del TDAH. Sin embargo, estos ácidos grasos no contribuyeron en nada para tratar la esquizofrenia y otras enfermedades mentales.
Del mismo modo, se apreció una "evidencia emergente" de que los suplementos de un aminoácido, la N-acetilcisteína, como tratamiento complementario para los trastornos del estado de ánimo y la esquizofrenia.
Algunos suplementos de folato también dieron muestras de ayudar a tratar los casos severos de depresión profunda y de esquizofrenia. Otros tipos de ácidos fólicos, sin embargo, se demostraron ineficaces.
Finalmente, los autores afirman que no existen a día de hoy pruebas suficientes de que se pueda mejorar el tratamiento terapéutico mediante el uso de vitaminas, del tipo E, C o D por ejemplo, o de minerales como el magnesio y el zinc.
Nutrientes y salud mental
Según el autor principal del estudio, el Dr. Joseph Firth, esta metarevisión debería servir para producir nuevas guías basadas en la eficacia probada del uso de determinados tratamientos basados en nutrientes para abordar una serie de trastornos mentales.
"Aunque ha existido desde hace tiempo un interés por el uso de suplementos nutricionales para tratar la enfermedad mental, el tema a menudo provoca opiniones encontradas, y a menudo lo rodean expectativas desbordadas o un cinismo injustificado", señala Firth.
Su compañero y profesor en el Instituto de Investigación para la Salud NICM, Jerome Sarris, señala que el rol de la nutrición para la salud mental se está reconociendo de manera cada vez más mayoritaria, y que corresponde adoptar una estrategia basada en los hechos.
"Las investigaciones venideras deberían centrarse en determinar qué individuos pueden beneficiarse por los suplementos de probada eficacia y en descifrar más claramente los mecanismos subyacentes, para que podamos adoptar enfoques mejor dirigidos en el tratamiento de la enfermedad mental", prosigue Sarris.
"El papel que juega la microbiota intestinal en la salud mental es un campo de estudio en pleno desarrollo, pero necesitamos seguir investigando sobre cómo la 'psicobiótica' pueden contribuir a la terapia", concluye.
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