Cada vez son más las ventajas que se conocen del consumo habitual de setas y hongos. Desde su particular proteína -que ha desbancado a las de origen animal y vegetal como una de las más saludables- hasta sus recientemente descubiertas propiedades frente a la demencia senil, este alimento, que además es relativamente barato y fácil de preparar, es sin duda recomendable para su inclusión en la dieta habitual.
Pero un nuevo beneficio hasta ahora desconocido apoya el consumo de estas setas y lo hace todavía más aconsejable en concreto para el género masculino. La razón: comerlos ayudaría a reducir el riesgo de cáncer de próstata.
El trabajo se ha publicado recientemente en la revista International Journal of Cancer y ha analizado la influencia del consumo de distinto de tipos alimentos en una gran cohorte japonesa, la formada por 36.499 hombres participantes en dos estudios: el Miyagi Cohort Study y el Ohsaki Cohort Study. Los voluntarios fueron seleccionados en 1990 y 1994 y se vigiló su salud durante una media de 13,2 años.
Durante ese periodo de tiempo, el 3,3% de los participantes desarrollaron cáncer de próstata. Se trata de un tumor muy frecuente y en España se detectan más de 33.000 casos cada año.
Analizados los datos del grupo japonés, se vio que el grupo que consumía tres o más raciones de champiñones a la semana tenía un 17% menos de riesgo de cáncer de próstata que los que tomaban una o menos raciones de estas setas a la semana. De hecho, sólo consumir una o dos raciones a la semana ya reducía el riesgo en un 8%.
Aunque los investigadores no han sabido definir qué tipo específico de champiñones era el más beneficioso -porque no se llego a preguntar con tanto detalle- sí parece claro que el consumo de esta seta se asocia a ese menor riesgo.
Desde el punto de vista nutricional, los champiñones son un alimento que aportan una baja cantidad de energía. La Fundación Española de Nutrición (FEN) asocia a este hongo poco más de 30 calorías por cada 100 gramos. Esto se debe a que alrededor del 90% de la composición de los champiñones es agua. Después de este componente, lo que más aportan estos hongos son hidratos de carbono. Son, por tanto, un alimento muy bueno en cualquier tipo de dieta.
Este alimento, además, tiene un escaso contenido en grasas: 0,3%, exactamente. De este porcentaje, la mayoría de está compuesta por ácidos grasos insaturados, que tienen un efecto positivo en la salud cardiovascular. Además, el contenido en colesterol es nulo. Por esta razón, los champiñones son un componente nutritivo e hipocalórico que puede ser parte de una dieta de adelgazamiento.
Pero no sólo son buenos para este tipo de regímenes alimentarios por contar con pocas grasas. Los champiñones contienen una gran proporción de fibra alimentaria en su composición. Este contenido no se digiere y favorece la flora intestinal. La salud de la flora intestinal impacta, además, en la salud general, especialmente, en el sistema cardiovascular e inmunitario. La fibra, además, favorece el adelgazamiento porque evita la sensación de hambre y, por tanto, la necesidad de ingerir otros alimentos más calóricos y menos saludables para combatirlo.
La vitamina D también puede ser absorbida por la dieta, aunque en menor medida. Normalmente, se encuentra en productos de origen animal. Sin embargo, un estudio de la Curtin University en Australia, ha descubierto que los champiñones que crecen expuestos a la luz del sol acumulan una gran cantidad de vitamina D. De hecho, 100 gramos de champiñones podrían aportar el 50% de la dosis diaria necesaria de este compuesto.