A estas alturas no quedan dudas de que para llevar una dieta sana no se debe abusar de carnes procesadas como los embutidos. Por su alto contenido en grasas y por su potencial cancerígeno, los especialistas recomiendan consumirlos con moderación. Ahora bien, algo muy distinto es poner en duda la calidad de estos alimentos, sometidos a estrictos controles de seguridad antes de llegar al super. Un miedo infundado que promueven grupos antiquímicos en las redes sociales y que en esta ocasión han puesto bajo su punto de mira a un chorizo de la marca Revilla.
El último bulo difundido en Facebook apunta a que los aditivos añadidos a este embutido -aunque no lo mencionan en el texto, éste está ilustrado con fotografía de la variedad extra picante-, como el nitrito de sodio, el ácido carmínico o cochinilla y la maltodextrina, son una bomba de relojería para la salud. Según Tú Decides, el grupo quimiofobico que ha difundido esta información, estas sustancias pueden provocar graves problemas respiratorios, cáncer cerebral o gastrointestinal. Así, sin paños calientes. Pero que no cunda el pánico, esta información no es cierta.
Los expertos coinciden en que el uso de aditivos en la industria alimentaria es seguro. Si sus los efectos fueran tan dañinos, su utilización estaría prohibida desde hace mucho tiempo. De hecho, debe garantizarse científicamente que su uso no supone ningún riesgo para la salud.
Una crítica que no es nueva
Aún así, estas sustancias tan utilizadas en la industria, que se emplean para aumentar la vida de los alimentos o potenciar su sabor, entre otras funciones, siempre han sido objeto de críticas. La desinformación generalizada entre los consumidores y publicaciones alarmistas de este tipo han favorecido que se extiendan bulos y que se enciendan alarmas sin fundamento. En esta ocasión ha sido el chorizo de Revilla, pero antes lo fue el pavo o incluso los chicles de Mercadona.
Pero vayamos punto por punto, ¿qué es el nitrito de sodio que contiene este popular chorizo? El uso de este aditivo es habitual en embutidos como el chorizo, el lomo o el salchichón. Se utiliza para evitar el desarrollo de bacterias como la Salmonella, la Listeria o el la Clostridium botulinum, que provoca botulismo. Además, sirve para potenciar su tono rojizo.
No obstante, un consumo elevado de este aditivo puede provocar el desarrollo de nitrosaminas, que pueden ser cancerígenas. Pero según apunta Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, esto no debe asustarnos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) reevaluó su seguridad en 2017 y concluyó que los niveles de nitrito de sodio a los que estamos expuestos en una dieta ordinaria son seguros.
Sobre el ácido carmínico o cochinilla, la publicación quimiofóbica denuncia que se han dado casos de fuertes reacciones alérgicas y de asma. La nota de color la pone al señalar que este colorante se consigue aplastando insectos que después se combinan con aluminio, amoniaco o calcio. Para rematar apunta a que en experimentos con ratones se ha visto una merma importante en su desarrollo y crecimiento.
Sin evidencia científica
Pero como ya desmintió hace unos meses Miguel Ángel Granado, experto en seguridad alimentaria y responsable de Food & Safe, no es cierto que este aditivo provoque reacciones alérgicas o asma en personas sanas, al igual que tampoco hay evidencia científica de que provoque problemas en el crecimiento y el desarrollo de los niños.
Granado apuntaba que todos los aditivos que se utilizan en la industria alimentaria "son sometidos a controles y estudios en los que se verifica su seguridad y se obtienen datos para conocer la dosis máxima permitida". No obstante, añadió el experto, eso no quita que haya personas con hipersensibilidad a ciertos componentes; en ese caso, sí afectarían a su salud.
Con todo esto los expertos en alimentación dejan claro que los embutidos que encontramos en las estanterías del supermercado son seguros. Los aditivos añadidos no los convierten en alimentos con consecuencias dudosas para nuestra salud. Salvo casos excepcionales como el brote de listeria que se desató el mes pasado en Sevilla, los productos que llegan a nuestras tiendas no suponen ningún peligro para nuestro bienestar físico.