La comida real ha llegado para quedarse. Atrás quedaron los años en los que desconocíamos exactamente aquello que estábamos consumiendo, ahora miramos y rebuscamos las mejores opciones que llenar nuestra despensa de una manera saludable.
Y es que términos como real food -popularizado por el dietista -nutricionista Carlos Ríos y que hace referencia a la comida no procesada- se han impuesto en nuestro día a día. Observar aquello que nos llevamos a la boca es algo que cada vez practicamos más, por eso productos naturales como la avena han visto como su protagonismo en nuestra dieta aumentaba con los años.
Así, muchos son los que han rescatado la avena en su lista de la compra para incluirla en sus desayunos, postres o meriendas. Empezar el día con un porridge -desayuno típico inglés- ya no es algo que hagan solo unos pocos, pues los beneficios de este alimentos son múltiples. Los expertos de Kölln, empresa de avena líder en Alemania explican a CHANCE cómo este cereal nos ayuda en nuestro día a día:
Ayuda a la digestión
La avena contribuye a reducir los ácidos biliares, por lo que facilita el tránsito intestinal y evita el estreñimiento.
Pone a raya el colesterol
La avena ayuda a reducir el colesterol del tipo LDL (el conocido como el malo) y estimula al hígado para que produzca más lecitina, un compuesto que facilita la depuración de nuestro organismo.
Te sacia por completo
Los granos de avena integral contienen hidratos de carbono complejos que pasan a nuestro torrente sanguíneo más lentamente que los hidratos de carbono simples (harinas refinadas). Esto consigue que la sensación de no tener hambre dure durante muchas más horas.
Una fuente de proteínas vegetales
La avena contiene 8 de los aminoácidos esenciales por lo que son una forma sana y ecológica de consumir proteínas.
Calcio para tus huesos
No solo los productos lácteos contienen el calcio que tu organismo necesita, en la avena puedes encontrar este mineral esencial para ti.
Además de estas cualidades, la avena cuenta con un número menor total de calorías: 350 por cada 100 gramos. Además, cuenta con un 65% de hidratos de carbono, una proporción muy similar.
Sin embargo, la avena tiene una proporción de fibra tres veces menor que la quinoa: alrededor del 5% del cereal. En consecuencia, la avena tiene un 40 de IG, que está considerado como un nivel medio-bajo.