Todos, con casi total seguridad, hemos sufrido alguna vez la desagradable experiencia de la acidez estomacal después de comer. Es muy probable que haga acto de presencia además en días señalados, en los que se celebren comidas copiosas con amigos y familiares. En España se estima que el 30 % de las personas la sufren, al menos, una vez a la semana, según apunta la Fundación Española del Aparato Digestivo.
La acidez estomacal consiste en una una sensación incómoda de ardor que se da en el esófago y que se siente de forma más intensa detrás del área del esternón. En ocasiones puede durar varias horas. Además, en muchos casos, el líquido estomacal puede llegar a la parte posterior de la garganta, extendiendo la sensación hacia el cuello y hacia arriba, produciendo un sabor amargo o agrio.
Aunque existen personas que la sufren sin necesidad de haber ingerido alimentos, la mayor parte de los episodios de acidez estomacal se dan tras haber comido. Al introducir los alimentos en nuestro cuerpo, viajan a través del esófago hasta el estómago. Un anillo de músculo en forma de válvula llamado esfínter esofágico inferior se abre para dejar entrar la comida. Luego, si el sistema funciona bien, se cierra para evitar que los ácidos del estómago se deslicen hacia el esófago.
El problema aparece cuando el esfínter entre el estómago y el esófago no funciona tan bien como debería. Esto permite que el ácido se filtre, si bien es cierto que no todas las personas con reflujo ácido sufren de acidez estomacal, y algunas personas con síntomas de acidez estomacal no tienen en realidad reflujo ácido pero sí alguna otra afección que cause este dolor.
Hay varios factores que pueden aumentar el riesgo de sufrir acidez estomacal. Por ejemplo, el sobrepeso, las comidas abundantes o picantes o consumir tabaco y alcohol. Por tanto, excepto para aquellos casos en los que el reflujo tenga otras causas o ser el síntoma de una enfermedad, existen algunos hábitos que pueden ayudar a mantenerlo lejos.
Una de las medidas más simples es tener un cierto control de los alimentos que comemos y saber cuáles pueden causarnos esta sensación. De tal forma evitándolos o reduciendo su consumo podremos lograrlo. De hecho, la American Gastroenterological Association (AGA) aporta unos interesantes consejos al respecto.
Controla lo que comes
Más allá de los casos individuales, existen alimentos que de forma general pueden aumentar el riesgo. Entre ellos: menta, hierbabuena y otros derivados de la menta; productos carbonatados; frutas cítricas, como la naranja, la mandarina o el limón; tomates y salsas que los tengan como ingrediente principal; mostaza, pimienta y otras especias.
Y lo que bebes
Si la comida es importante, no lo es menos la bebida. En especial aquellas que contienen alcohol y cafeína, dos sustancias que suelen estar muy menudo en el ojo del huracán. La explicación es que uno de los efectos que provocan es la irritación del esófago, lo que a su vez puede incrementar la acidez del estómago. Por tanto, elegir otras bebidas, o al menos no abusar de ellas, generará será una buena forma de evitar sufrir acidez estomacal.
La cantidad importa
Si el qué es importante, el cómo, y sobre todo el cuánto, también. La cantidad de comida que ingerimos es un factor fundamental en el riesgo de sufrir acidez estomacal. Aquí se cumple la máxima de"menos es más". En consecuencia evitar las comidas muy copiosas y optar por porciones más pequeñas, que facilitan la digestión, ayudará a tu estómago a digerir los alimentos, producir menos ácido estomacal y mover los alimentos y el ácido del estómago a través del sistema digestivo más rápido.
Y el cuándo también
Ya hemos hablado del qué, el cómo y el cuánto. Ahora nos falta hablar del cuándo. Y es que comer a una u otra hora no es lo mismo, y las repercusiones en nuestro organismo son diferentes. Esto es muy importante por la noche. Según los expertos, acostarse con el estómago lleno no es una buena idea si queremos reducir el riesgo de sufrir acidez estomacal. Por tanto, cenar entre dos y tres horas antes de irnos a la cama es la mejor opción.
Eso es difícil en nuestro país, donde acostumbramos a cenar bastante tarde en comparación con nuestros vecinos europeos. Sin embargo, nuestro aparato digestivo agradecerá el esfuerzo. De igual modo, el picoteo nocturno también debe ser desterrado. La explicación es muy sencilla. Los alimentos y los ácidos del estómago pueden acumularse en la base del esófago y causar irritación. Algo que, además de ser molesto, puede interrumpir el buen desarrollo del sueño.
Mejor sin humos
Es, con toda probabilidad, uno de los hábitos menos saludables. Fumar es perjudicial por muchos motivos, y uno de ellos es el aumento del riesgo de sufrir acidez estomacal. Aumenta la producción de ácido y relaja el esfínter esofágico interior. El resultado es que el ácido del estómago tiene vía libre para subir. Pero no solo esto, sino que además causa inflamación en el esófago, lo que también puede ocasionar sensación de ardor. Así que si están pensando dejar de fumar y desconocías este efecto, ahora tienes un motivo más.
Bajar de peso
El sobrepeso es uno de los principales factores de riesgo para sufrir acidez estomacal. El motivo tiene bastante lógica, ya que se ejerce presión mecánica sobre el estómago. Con ello, se puede retrasar su vaciado. Por esto, y aunque el aumento de peso sea por otro motivo, las embarazadas también son más proclives a sufrir acidez estomacal. Así pues, si nos sobra algún kilo, bajar de peso tendrá muchos beneficios, entre ellos reducir el riesgo de sufrir esta desagradable sensación.
Medicamentos, los justos
Automedicarse no es una buena decisión. Sin embargo, es cierto que, en algunas situaciones, tomar algún analgésico o antiinflamatorio nos ayuda a superar dolencias leves. La parte negativa es que puede tener efectos en el aparato digestivo.
Es lo que ocurre con el ácido acetilsalicílico (o aspirina) o el ibuprofeno, entre otros que aumentan la posibilidad de sufrir acidez estomacal. Por tanto, reducir su consumo y tomarlo solo cuando sea necesario de verdad, o hacerlo al mismo tiempo que comemos, minimizará el riesgo.
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