Pese a la mala fama que siempre ha tenido, el huevo es un alimento que debe estar presente en nuestra dieta debido a los numerosos beneficios que tiene para nuestro organismo. Se trata de un producto con un perfil nutricional excelente y cuyo consumo, lejos de lo que siempre se ha pensado, no está asociado con el aumento del colesterol en sangre. En España,según el último Informe de Consumo Alimentario en España, elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, cada español consumió 8,4 kilogramos de huevos en 2018.
El consumo de este alimento no debería implicar ningún riesgo siempre y cuando tengamos en cuenta algunos aspectos tanto a la hora de manipularlos como a la hora de cocinarlos. El principal, sin duda, es que estemos tomando un alimento fresco, ya que pueden perder rápidamente sus propiedades y degradarse, sobre todo si se encuentran a temperatura ambiente. En teoría, todos los huevos que compramos en el supermercado son frescos, pero siempre puede haber alguna excepción, o puede que no sepamos si los huevos que llevan ya un tiempo en la nevera se han caducado o no.
¿Hay algún truco para saber si los huevos son frescos o no? Lo contaba la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), "la cáscara del huevo nuevo es áspera y opaca”. En cambio, cuando se trata de un huevo viejo, ésta será mucho más lisa y tendrá cierto brillo. Sin embargo, si aún así no consigues saber si un huevo es fresco o no, siempre podrás utilizar la prueba del vaso de agua. Ojo: "El huevo está fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota, deséchalo (no te equivoques con los huevos ya cocidos, que flotan".
¿Cómo ocurre esto? La explicación es sencilla. Tal y como cuenta la organización de usuarios, los huevos, conforme envejecen, van cambiando de densidad "debido al aumento de espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa". Este proceso provoca que un huevo fresco vaya directamente al fondo del recipiente; uno medio fresco toque el fondo pero se levante un poquito por su parte superior; y uno viejo, directamente se eleve hasta la superficie.
Así, una vez cascado el huevo, también es fácil identificar si estamos ante un alimento fresco o no. "La yema y la clara deben ser consistentes", dice la OCU. "De la misma forma, una vez abierto, un huevo fresco no debe presentar olor de ningún tipo; la clara debe ser limpia, traslúcida y gelatinosa. Si la clara no presenta estas características y la yema no ofrece relieve, es muy probable que el huevo esté envejecido. A medida que un huevo pierde frescura, la yema pierde consistencia y se desparrama".
La organización recomienda que los huevos se conserven siempre en el frigorífico, colocados con la punta hacia abajo. Siempre y cuando estén refrigerados, podrán consumirse hasta 28 días después de su puesta. Eso sí, si encuentras un huevo con la cáscara rota o dañado, ni lo dudes: tíralo directamente a la basura.