Puede que al observar la palabra integral en una caja de galletas pensemos que se trata de un producto saludable. Sin embargo, debemos saber que hasta los productos que se venden con este reclamo, y otros como "alto contenido en fibra", también pueden perjudicar nuestra salud. La nueva normativa del pan que prohíbe un uso indebido de la palabra integral para ese producto todavía no se extiende a las galletas. Es decir, que cualquier fabricante puede decir que sus galletas lo son sin serlo.
De todas formas, no hace falta que leamos demasiado los envases de galletas: a pesar de que algunas son mejores que otras, la galleta es, por definición, un producto que no es saludable. Esto lo suscriben varios expertos, entre los que se encuentra Carlos Ríos, el dietista-nutricionista más conocido por ser el padre del realfooding. "Se hacía antaño de manera ocasional, tenías que cocinarlo tú y, por supuesto, no llevaba las cantidades de azúcar, aceites vegetales, sal y aditivos que llevan ahora", explicó Ríos en una entrevista de EL ESPAÑOL. De hecho, las galletas y la bollería suelen nombrarse como productos diferentes y, en realidad, son lo mismo.
Las galletas integrales que podemos encontrar en el supermercado tienen porcentajes de fibra muy diferentes: las hay que tienen 13 gramos por cada 100 y otras que apenas superan los 4 gramos. Además, por mucha fibra que lleven las galletas del supermercado pecan, fundamentalmente, de llevar un alto contenido de azúcar. Por lo tanto, si estamos eligiendo estas galletas integrales por incorporar fibra en nuestras dietas, los expertos recomiendan que optemos por otras opciones como la fruta y la verdura, dos tipos de alimentos que son los protagonistas de toda dieta saludable.