El pescado es una fuente de proteínas excelente y, por tanto, una buena alternativa a otros alimentos menos saludables ricos en este macronutriente, como la carne procesada y roja. Sin embargo, los beneficios de los pescados no terminan en su aporte de proteínas. Uno de los componentes más valiosos de algunos pescados es el ácido graso omega-3, que se ha demostrado que tiene un impacto positivo en la salud cardiovascular.
Eso sí, no todos los pescados son una fuente de omega-3, los más beneficiosos, en este sentido, son los que se denominan como pescado azul: el atún, el salmón o el boquerón, por ejemplo. Estos pescados destacan por su interesante perfil nutricional, pero no todos son iguales. En las pescaderías también podemos encontrar algunos que no aportan gran cosa, como son el panga, la tilapia y, por supuesto, la perca.
Estos tres pescados tienen en común el ser insípidos, baratos y procedentes de lugares remotos. La perca, en concreto, suele llamarse "del Nilo", pero la que consumimos en España suele proceder del lago Victoria, una enorme extensión de agua que conecta tres países africanos: Uganda, Kenia y Tanzania. Este ecosistema no pasa, desde luego, por su mejor momento: la vida se ha visto comprometida en él por la sobrepesca y por la contaminación derivada de la explotación económica abusiva.
Sin embargo, es necesario recordar que todo el pescado que llega hasta nuestras pescaderías pasa por los controles sanitarios de nuestro país y la Unión Europea y, por tanto, son perfectamente seguros. Pero, ¿son la mejor opción para comprar en el supermercado? La perca, como la tilapia y el panga, es conocida por ser el pescado blanco random que se da de comer en los comedores de colegios u hospitales. La principal razón es su bajo precio.
Buen precio, pero peor calidad
De hecho, el precio es una de sus escasas ventajas. La perca es un alimento poco sostenible, sobre todo cuando se consume lejos de su lugar de origen. Aparte de que su explotación está afectando al lago Victoria, los largos traslados en poco tiempo también conllevan emisiones contaminantes a la atmósfera. Pero el daño a la atmósfera y a los ecosistemas no es la única razón para preferir pescados que se crían o pescan en el entorno más cercano.
La perca es un alimento que apenas tiene sabor y lo más común es encontrarla en recetas de fritos y empanados. Pero, por si no fuera poco, su valor nutricional tampoco es para tirar cohetes. Su valor energético es realmente bajo, apenas tiene 90 kilocalorías por cada 100 gramos. Por esta razón, suele ser un pescado utilizado en dietas de adelgazamiento. Una de las razones por las que este pescado tiene tan pocas calorías es porque es bajo en grasa: poco más de 1,5 gramos en la misma cantidad.
Al contener un porcentaje menor al 5% de grasa, la perca se considera un pescado magro o, como se conoce popularmente, blanco. Los pescados blancos, por tanto, no se consideran una gran fuente de ácidos grasos omega-3, pero, incluso en este grupo la perca destaca por tener poca cantidad. Dentro de la tríada que forman estos pescados vilipendiados, la perca tiene un contenido más alto de proteínas, pero no mucho más. Mientras que el panga no llega casi al 10% de proteínas, la perca tiene un contenido que se sitúa en torno al 12%.
Los expertos están de acuerdo en que el consumo de la perca no tiene sentido en nuestro país más allá del precio. Sí, es un producto barato, pero desde el punto de vista nutricional España cuenta con una pesca de mayor calidad. El bacalao, por ejemplo, es un tipo de pescado blanco cuyo porcentaje de proteínas se acerca al 20% y el bonito, que es pescado azul, lo supera, llegando incluso a rivalizar con algunas carnes en contenido proteico. La Fundación Española del Corazón recomienda a la población que se coman 4 raciones de pescado a la semanas, de las cuales, dos deberían ser de pescado azul.