Por lo general, para elaborar salsas como la mayonesa, la salsa barbacoa o la famosa salsa agridulce que nos ponen en los restaurantes chinos, se suelen utilizar ingredientes que poco o nada favorecen nuestra salud. Por lo general, cuanto más potente sea el sabor de una salsa, más debemos sospechar de ella. Ocurre también, por ejemplo, con la salsa césar que incluyen muchas ensaladas envasadas, o con la salsa boloñesa, que incluye carne procesada. En cambio, el tomate frito, siempre y cuando esté elaborado con aceite de oliva virgen, no tiene por qué ser perjudicial, tal y como ya explicamos en EL ESPAÑOL.
De la misma forma, conviene llevar cuidado con algunos aliños. El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente maravilloso, rico en grasas saludables, que puede (y debe) estar presente en nuestras ensaladas. Pero cuidado con el (falso) vinagre de Módena que sirven en muchos bares porque, pese a su color oscuro, puede contener muy poco balsámico y, en su lugar, una gran cantidad de azúcar.