En septiembre de 2018, un estudio publicado en la revista BMJ Open ponía patas arriba la industria de los yogures. De repente, un producto que siempre se había considerado sano -y recomendable para personas de todas las edades- se descubría como un aliado silencioso de la obesidad. Los medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco de la noticia: el contenido en azúcar de la mayoría de los yogures que se venden en los grandes supermercados británicos superaba los niveles recomendados.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Nutrients aminora un poco la mala noticia y demuestra que, entre 2016 y 2019, el contenido de azúcar se ha reducido considerablemente en los yogures, en concreto una media de 1,5 gramos. Los datos salen de un análisis independiente de 893 yogures disponibles en supermercados de Reino Unidos. Sin embargo, sigue siendo pocos -muy pocos- los yogures clasificados como bajos en azúcar -los que tienen menos de cinco gramos de azúcar por 100 g.-. Aunque el porcentaje aumenta con respecto a 2016, no suponen más que el 15% de todos los yogures vendidos.
El trabajo constituye en sí una radiografía completa de los yogures y, aunque se ha hecho en Reino Unido, la situación es equiparable a España. La mayoría de los gobiernos, como el británico, han animado a la reducción de azúcar por parte de los fabricantes, apoyándose por supuesto en la evidencia científica.
Sin embargo, los datos supuestamente positivos tienen truco. Según explican los autores, un porcentaje amplio de la reducción observada se debe a que se han retirado del mercado los yogures con un mayor contenido de azúcar. De hecho, entre yogures equivalentes en 2016 y 2019, la disminución era mucho menor que la general, de sólo 0,65 gramos y sólo habían bajado en azúcar un 32% de estos productos.
Los yogures en los que más reducción de azúcar se observó fueron los destinados a los niños, los yogures líquidos y los de fruta. El análisis también puso de manifiesto que en estos tres años se habían reducido el número de yogures infantiles y orgánicos disponibles en los supermercados.
Con respeto a estos últimos, un calificativo difícilmente objetivo en el caso de los yogures, el estudio demostró que, al comparar las versiones orgánicas y no orgánicas, algunas de las primeras -como el caso de los yogures griegos o de los de frutas- tenían más azúcar que las segundas.
La profesora asociada de la Facultad de Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Leeds Bernadette Moore, autora principal del estudio, explica: "En palabras simples, bajar el consumo de azúcar es la mejor forma de prevenir la obesidad y proteger los dietes -sobre todo en niños pequeños-, por lo que nos encontramos ante un hallazgo positivo en lo que se refiere a la tendencia de los mercados actuales".
"Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que hay una falta generalizada de información sobre cuánto azúcar hay en los distintos alimentos. El yogur, en concreto, se veía como un alimento muy saludable, lo que demuestra que se infravalora el contenido en azúcar de las comidas supuestamente saludable", añade la experta.
"El yogur puede tener beneficios para la salud pero la composición nutricional final depende finalmente del tipo de leche usada y de los ingredientes que se añaden durante la producción, que a menudo incluye azúcares añadidos y otros edulcorantes", continúa.
Por su parte, la directora nutricional de Salud Pública de Reino Unido, Alison Tedstone, añade: "Algunos yogures pueden contribuir mucho a sumar azúcar a las dietas de los menores, por lo que es prometedor que veamos algún progreso por parte del sector, pero todavía queda mucho camino por andar".
"La industria de la alimentación tiene una responsabilidad para asegurar que existan más opciones saludables y que nuestros hijos no estén invadidos de productos llenos de azúcares escondidos. Esperamos verlos dar más pasos para combatir este desafío", explica.
Este estudio ha demostrado también que han aumentado los yogures distintos, como los que usan almendras y anacardos como base y los que están hechos con leche de coco y soja. Aunque el 37% de este tipo de yogures pueden considerarse bajos en azúcar, todavía hay un 27% que contiene más de 10 gramos de azúcar por 100 gramos, mientras que en el 20% de los casos el azúcar es el ingrediente más frecuente después del agua.