Pese a lo que insinúan algunos tratamientos y productos que han florecido en los últimos años, la testosterona no funciona como un "vigorizante natural" que se pueda tomar como complemento: aunque es cierto que desciende con la edad en los hombres, suplementar a los varones mayores con hormonas no se correlaciona significativamente con una mejora de su potencia física o sexual. Sí se obtienen resultados, en cambio, cuando se sufren problemas hormonales congénitos que la reducen y pueden llegar a impedir el desarrollo de la pubertad.
Otros déficits de testosterona, por el contrario, son adquiridos. Y una causa habitual en nuestra sociedad occidental es la obesidad: un reciente estudio identificaba niveles insuficientes de la hormona sexual masculina en más del 25% de los obesos, y en el 80% de aquellos con sobrepeso más extremo. Las consecuencias, además de las típicamente asociadas como la disfunción eréctil, una menor líbido y la pérdida de músculo en favor de la grasa, incluyen un mayor índice de diabetes, enfermedades cardiovasculares y deterioro óseo.
La pérdida de peso para un hombre obeso puede contrarrestar el déficit de testosterona. Pero determinadas dietas, según apunta una nueva investigación publicada en The Journal of Urology, pueden empeorar aún más la situación contribuyendo al desplome de los niveles de esta hormona. Se trataría, en concreto, de las dietas bajas en grasas.
"Descubrimos que la gente que seguía una dieta con restricción de grasas tenía niveles más bajos de testosterona sérica que aquellos que no las tenían restringidas", según el informe de Jake Fantus, de la sección de Urología de Departamento de Cirugía de la Universidad Médica de Chicago, e investigador principal. "Sin embargo, el significado clínico de las pequeñas diferencias de testosterona sérica según la dieta no está claro aún", precisan.
El Dr. Fantus examinó junto a sus colegas los datos de 3.100 estadounidenses extrayéndolos de la encuesta nacional sanitaria, la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES). En base al historial dietario sobre dos días, un 14,6% de los hombres cumplía los criterios de una dieta baja en grasas según lo define la Asociación Americana del Corazón (AHA).
Otro 24,4% de los varones seguía los patrones de una dieta Mediterránea, rica en fruta, vegetales y grano entero, y baja en proteína animal y productos lácteos. Y solo un puñado de personas cumplía con los requisitos de la dieta baja en carbohidratos según la AHA, por lo que este grupo terminó excluido del análisis por insuficiente.
La media de testosterona sérica se estableció en 435,5 ng/dL (nanogramos por decilitro). Y los niveles eran más bajos en los hombres a dieta: una media de 411 ng/dL en aquellos que comían bajo en grasas y un promedio de 413 ng/dL para aquellos que se alimentaban al estilo Mediterráneo.
Las asociaciones se ajustaron en base a otros factores que pueden afectar a la testosterona, incluyendo la edad, el índice de masa corporal, la actividad física, y el historial médico. Tras el ajuste, se concluyó que la dieta baja en grasas se asociaba significativamente con la reducción de la testosterona sérica, pero la Mediterránea no.
En total, un 26,8% de los hombres tenía una concentración menor a los 330 ng/dL de testosterona sérica. Esta carencia es considerada "altamente prevalente" en los Estados Unidos, donde se le diagnostica anualmente a 500.000 hombres cada año. Los efectos de la dieta, sin embargo, no se habían clarificado hasta ahora: la testosterona es una hormona esteroide o andrógeno derivada del colesterol, y los cambios en la composición de la grasa pueden alterar sus niveles.
¿Cuál es la mejor dieta entonces para los hombres con déficit de testosterona? La respuesta, según los investigadores, no está clara. Para las personas con obesidad o sobrepeso, los beneficios para la salud derivados de la dieta baja en grasa compensarán ampliamente los perjuicios de la pequeña pérdida hormonal. Sin embargo, para alguien que está en su peso, evitar las dietas bajas en grasa puede "razonablemente" formar parte de un enfoque "polifacético" para incrementarla.