España se ha sumado a Portugal, Eslovenia y otros países de la Unión Europea (UE) en la petición de un etiquetado más claro sobre el origen de la miel que incluya mezclas de distintos países.
El objetivo es mejorar la información al consumidor, explicó hoy el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante un Consejo en el que se presentó, a iniciativa de Portugal y Eslovenia, una declaración en ese sentido.
"Es un punto muy importante", indicó el ministro, que añadió que la iniciativa se inscribe en "el debate más amplio (...) sobre la necesidad de que en el campo agroalimentario las etiquetas de los productos sean mucho más descriptivas desde el punto de vista tanto del origen como de la cantidad".
De esa manera los consumidores europeos podrán saber "exactamente qué es lo que están consumiendo" y podrán "tomar las decisiones correspondientes", dijo.
Recordó asimismo que en España se está tramitando una nueva regulación para indicar "el origen de la miel que se vende a los consumidores".
La petición que este lunes se presentó en el Consejo cuenta también con el respaldo de Bulgaria, la República Checa, Chipre, Eslovaquia, Estonia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía.
El texto subraya la "vital importancia" del sector apícola en la UE y los "muchos retos" que afronta el sector, tanto "económicos como de salud y medioambiente".
Recuerda asimismo que la Directiva sobre la miel, de 2001, impone la obligación de etiquetar el país de origen para la miel pero que, cuando el producto es una mezcla de miel de más de un país, tiene que ser etiquetada como "mezcla de mieles de la UE" o "mezcla procedente de países no UE" o "mezcla de países de la UE y de otros".
Ese etiquetado, añade la declaración, "no facilita a los consumidores una información completa y fiable sobre el origen de la miel, pese a la alta sensibilidad de los consumidores europeos en ese ámbito".
También indice en que la miel importada es más barata que la europea y que para muchos consumidores ese es el factor que más peso tiene a la hora de comprar, en ausencia de otra información.
Para los países que respaldan la declaración, ese etiquetado tiene una importancia fundamental a la hora de asegurar una competencia leal.