Por gastronomía, valores nutricionales y precio, elegir el momento adecuado para degustar un aguacate es crucial para los amantes de este popular fruto. También es una preocupación para la industria alimentaria, que ha recurrido a la tecnología para desarrollar una técnica para determinar la madurez de una pieza y evitar que se desperdicien.
Desarrollado y probado en la Universidad de Cranfield, Inglaterra, este método podría reducir en un 10% la fruta perdida, con el consiguiente ahorro para el productor y -potencialmente- para el consumidor también. La técnica emplea el láser y las microvibraciones para comprobar las frecuencias de cada fruto, lo que establece con precisión si el aguacate se está poniendo maduro sin necesidad de abrirlo o dañarlo.
Actualmente, según el artículo publicado en la revista Biosystems Engineering, cerca de un tercio de los aguacates descartados lo están por culpa de los defectos producidos durante la comprobación para determinar su calidad y el manejo posterior en los puntos de venta. A día de hoy, la prueba de madurez se realiza con un brazo neumático que presiona el fruto, o directamente a mano.
El equipo de Cranfield adaptó una tecnología que ya se usa en la industria del automóvil para determinar la uniformidad de grandes piezas de ingeniería. La Vibrometría Láser Doppler (LDV por sus siglas en inglés) proyecta un láser sobre el aguacate para medir cuánta luz refracta, y usa vibraciones de muy baja intensidad para comprobar la frecuencia de resonancia.
¿Cómo se provocan estas vibraciones? Sencillamente, con un dispositivo automatizado que golpea suave y rítmicamente el fruto. Esta combinación de técnicas ha demostrado poder predecir adecuadamente si un aguacate ha alcanzado el punto en el que está listo para comer.
"Los frutos duros crean una frecuencia más alta que los que ya se han reblandecido, por lo que calculamos la frecuencia exacta de un aguacate maduro pero no pasado, que medimos a continuación con precisión con el test LVD", explica Leon Terry, director de Agroalimentación y Medio Ambiente de la universidad de Cranfield. "Que el fruto permanezca intacto es un gran beneficio que reduce en gran medida los desperdicios. Y el método que hemos diseñado tiene aplicación para otras frutas".
Solo Reino Unido, destacan, importa cerca de 100.000 toneladas de aguacate al año, y dado que la demanda no para de crecer, predecir qué piezas están listas para consumir puede suponer una optimización considerable del mercado. Se trata de un producto caro que viaja en cintas transportadoras, por lo que el test LVD puede comprobarlos uno por uno y activar un mecanismo de cribado -una tecnología que muchos productores usan ya- para separar los verdes de los que han madurado sin interferir por lo demás en la cadena.
"Hemos puesto a prueba el LVD en una cadena industrial real, bajo condiciones de laboratorio, y el método ha demostrado tener un verdadero potencial, ofreciendo medidas precisas de qué aguacates estaban maduros sin dañarlos", explica otra de las investigadoras, la Dra. Sandra Landahl. "Si se llegara a desarrollar, un simple sistema de semáforos podría ir colocando los frutos en compartimentos listos para consumir, para almacenar o directamente para descartar. El desperdicio industrial de comida se reduciría así en gran medida en la cadena de abastecimiento."