Durante años, las dietas altas en proteína han sido percibidas con miedo por parte de la población general, dada la mala fama infundada que tenían por poder provocar daños a nivel renal. Hoy en día sabemos que, nada más lejos de la realidad, las dietas altas en proteínas tienen muchas ventajas y beneficios. Si bien es cierto que no debe abusarse de su consumo cuando ya se sufre algún problema de salud a nivel renal, dicho consumo no ha demostrado poder causar problemas de ese calibre.
Por otro lado, se sabe que aumentar el nivel de proteína en la dieta beneficiaría no solo al aumento de masa muscular como tal, sino también al mantenimiento de dicho músculo durante el paso de los años. Aunque, según recientes trabajos, sería mejor echar mano de proteína de origen animal en lugar de vegetal.
Ahora, por el contrario, un nuevo estudio publicado en The BMJ aboga por el consumo de dietas altas en proteína, pero basadas en proteína vegetal: su consumo podría reducir el riesgo de muerte prematura.
Proteínas vegetales
Actualmente son cada vez más las recomendaciones que abogan por aumentar el consumo de la proteína de origen vegetal en detrimento de la proteína de origen animal, dado que ha mostrado más beneficios para la salud a medio y largo plazo en comparación. Aunque, en otras ocasiones, la proteína animal parece ser más efectiva.
Anteriormente ya se ha relacionado el consumo de dietas ricas en proteínas de origen vegetal, como es el caso del consumo de legumbres, granos enteros o frutos secos, con un menor riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, enfermedad cardíaca o ictus; por su parte, un elevado consumo de proteína de origen animal, como la carne roja, habría demostrado aumentar el riesgo de sufrir diversos problemas para la salud.
En este caso, según el nuevo trabajo a cargo de un grupo internacional de investigadores de Irán y EE. UU., el consumo de proteína vegetal dentro de una dieta alta en proteínas sería clave para reducir el riesgo de muerte por cualquier causa.
El estudio
Para llegar a esta conclusión, los investigadores revisaron resultados de 32 estudios donde se analizó el riesgo de mortalidad por cualquier causa en adultos de 19 años o más. Todos los estudios se evaluaron exhaustivamente, con el objetivo de evitar problemas de diseño que pudiesen ocasionar sesgos de datos. En total, se calcula que en un periodo de seguimiento de 32 años, se produjeron 113.039 muertes entre los 715.128 participantes analizados de todos los estudios: 16.429 por enfermedad cardiovascular, 22.303 por cáncer, y el resto por otras causas.
Posteriormente, se usaron modelos matemáticos para comparar los efectos de consumir una mayor o menor cantidad de proteínas, ya fuesen de origen animal o vegetal. Así mismo, se analizó también la posible relación dosis-respuesta sobre la mortalidad; es decir, si existiría una determinada cantidad de proteína a partir de la cual se vislumbrarían perjuicios o beneficios.
Según los hallazgos de la revisión, un alto consumo de proteína total en general se asociaría con un menor riesgo de muerte por cualquier causa, en comparación a un bajo consumo. En cuanto a la proteína vegetal, un consumo elevado de la misma reduciría el riesgo de muerte por cualquier causa hasta un 8%, y el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular hasta un 12%. Por su lado, la proteína animal no se asociaría significativamente con el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular o cáncer, según sus hallazgos.
Posteriormente, en un análisis de dosis-respuesta, se objetivó que tomar un 3% más de proteína vegetal cada día reduciría el riesgo de mortalidad general hasta un 5%.
Los motivos por los cuales la proteína vegetal reduciría el riesgo de mortalidad no están totalmente claros, pero existen varias posibilidades, como los cambios favorables en la presión arterial, colesterol y niveles de azúcar, los cuales a su vez reducirían el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2 a largo plazo
Limitaciones y fortalezas del estudio
Aún así, los investigadores señalan algunas limitaciones del estudio a tener en cuenta: cada estudio usaba unos métodos diferentes y una forma de analizar las dietas, por lo que cabe la posibilidad de que existan factores de confusión no tenidos en cuenta, que a su vez alterarían los resultados finales. Además, la mayoría de los estudios se realizaron en países occidentales, algo que implicaría no poder extrapolar los resultados a todos los países en general.
Por su parte, también tienen en cuenta diversas fortalezas del estudio: la gran cantidad de participantes y muertes analizadas, junto al largo tiempo que duraron todos los estudios, lo que proporcionaría una visión detallada de la asociación entre la ingesta de proteínas y el riesgo de muerte en general.
De todas formas, sugieren, serían necesarios más estudios para apoyar estos hallazgos y las recomendaciones dietéticas sobre el aumento de consumo de proteínas en general, y de proteína vegetal en particular.